9 de septiembre de 2024
Doctor (Pedro) Vaca me toca decir lo que ya le he dicho a usted personalmente y al director de la FLIP, personalmente: tengo la costumbre de hacer la política desde la verdad, porque consideré la verdad –como la interpreto obviamente, porque nadie es depositario de la verdad—, pues eso encuentro, la verdad que hace la humanidad es un acercamiento paulatino y permanente y nunca terminado.
Por eso la ciencia no es perfecta, ni siquiera lo son las matemáticas.
Pero, la política desde la perspectiva de la verdad, es una política revolucionaria. Y cualquiera que se meta en la vida de las transformaciones de una sociedad o de la humanidad, como tanta gente lo ha hecho a costa de su propia existencia, sabe que la verdad está atravesada por el poder, que la verdad, por ejemplo, en el tema de los derechos humanos, tiene varias instancias de acercamiento.
Los derechos humanos y la lucha por la libertad
El mundo de hace dos siglos y medio, al que perteneció los que construyeron esta república, pensó las libertades individuales, las escribió. Un alcalde de Bogotá las tradujo aquí, le costó la prisión, era periodista y creo que fue el primer periodista de Colombia: Antonio Nariño. Bolivariano, no estuvo con Santander.
Antonio Nariño hizo el primer periódico y fue alcalde y fue revolucionario, porque lo que escribía para ese entonces no le gustaba al poder, el poder era el rey y era por designio divino y la verdad era la verdad del Rey.
Y nosotros nacimos aquí como República para ser libres, por tanto, la política de la verdad es una política libre, no se deja encarcelar.
La libertad y los derechos individuales han pasado a través de estos dos siglos y medio a otras categorías, que quizás la Constitución del 91 introdujo, Constitución que hicimos parcialmente nosotros después de un acuerdo de paz y a la que no renunciamos a pesar de que se diga en la prensa lo contrario.
No renunciamos porque es la interpretación de que además de los derechos individuales, existen los derechos colectivos. Primera palabra que no estaba en la constitución de 1881. Y esos derechos colectivos tienen que ver con derechos ambientales, tienen que ver con derechos sociales, tienen que ver con reivindicaciones de todo un pueblo y no solamente de un individuo, y como todos los derechos los individuales y los colectivos, tienen que ver con el poder. Menciona usted —y usted trabaja ahí— la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En mi discurso ante la OEA, el último y el primero que di —que todavía está por ahí en Internet—, se puede analizar que la propuesta del presidente colombiano y el gobierno de Colombia a la OEA para su reforma, es que la Convención Americana tiene que enriquecerse de derechos individuales que los incluye hacia derechos colectivos.
En la Convención Americana no están los derechos de la mujer, no están los derechos ambientales, no están los derechos colectivos y sociales, solo los individuales. Fue hecha por liberales que respeto mucho.
La Convención Americana y el poder judicial
Y es la Convención Americana la que permitió que después de un acto fascista, arbitrario, del señor (Alejandro) Ordóñez, el alcalde (Gustavo Petro Urrego) volviera y se restituyera de acuerdo al voto popular.
Porque la Convención Americana dice que ningún funcionario elegido, ningún ciudadano del mundo o de América, se le pueden quitar sus derechos políticos a elegir y ser elegido, sino por sentencia de juez penal.
Obviamente Ordóñez no era un juez, no podía quitar el alcalde, estaba violando la Convención Americana y la Convención Americana es parte de la Constitución de Colombia por su artículo del bloque constitucionalidad y toda la justicia nacional e internacional, incluida la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en una sentencia que ya es famosa en materia de estudio en las universidades de América Latina, dijo que podía ingresar a la alcaldía de nuevo porque era arbitraria la destitución.
Hoy está ocurriendo de nuevo y hay silencio.
¿Por qué ocurre de nuevo y con la misma persona que fue protegida por la Convención Interamericana y por su Corte?
En mi opinión, puedo estar equivocado, porque los derechos están relacionados con el poder.
Si el poder es democrático, tanto los derechos individuales como los derechos colectivos, se respetan. Cuando el poder no es democrático se violan. En Colombia se han violado unos y otros de manera permanente.
En Colombia ha ocurrido, —la palabra, jurídicamente hoy, no es exacta con lo que ha pasado—, un genocidio. Centenares de miles de asesinados según la Comisión de la Verdad: 700.000 desde el 9 de abril de 1948. 700.000 ¡asesinados!
Eso para mí es un genocidio. Si lo comparo con Gaza hoy, que también está silenciada en Colombia, son 40.000 muertos en una semana. En Colombia 700.000. No son los únicos países, ni son los únicos silenciados. Esto ha pasado en el mundo y en muchas partes incluido el lugar donde se redactaron los derechos del hombre, que no dijeron de la mujer en ese entonces.
La verdad y la manipulación mediática
Esta es nuestra realidad: derechos cruzados por el poder.
Cuando un norteamericano, un fundador, —ellos lo llaman padre de la República–, porque Estados Unidos hizo la misma lucha que nosotros un poco antes, esa lucha llegó incluso hasta España.
Cómo será que he visto y leído que las mismas ideas de esos españoles que quisieron seguir la lucha de Bolívar dentro de España, 1933, 1936, 1939, han sido catalogados como si fueran terroristas en Colombia.
¿A quién se le ocurre decirle terrorista un republicano español que fueron de los últimos en defender las tierras de Europa de Hitler? Tiene que haber pasado algo en las mentes que no están viendo la realidad, como dicen algunos, drogados, diferente a como el mundo democrático la ve. ¿Hitler es el bueno? ¿El republicano español el malo, el que liberó París? Algo pasa, y ese algo pasa tiene que ver con el poder. Y lamento, pues, este discurso aquí, pero es mi verdad, con el poder.
Comunicación social y la violencia
Mi primer encuentro con la comunicación del poder, porque hay comunicaciones de todos los sectores de la sociedad, podemos llamar a eso la Comunicación Social.
(Jürgen) Habermas, que no ha muerto, creo todavía exponente de la Escuela de Frankfurt, filosóficamente hablando, la Escuela de Frankfurt fue la escuela resistente a Hitler desde la filosofía alemana, uno de sus integrantes más famosos es Walter Benjamín, —nosotros decimos Benjamín creo que ellos dicen Benjamín judío—, se suicidó antes de que los nazis lo cogieran en la frontera escapando de Francia, en los Pirineos, se suicidó uno de los mejores cerebros de Alemania, joven.
Bueno, esa escuela es Habermas, que aún está vivo, —y Habermas es el gran teórico la comunicación social—, que yo creo que dije algún discurso, en toda la Facultad de Comunicación Social debe ser como el libro básico, igual que Ricardo David y Smith y Marx, en la economía.
Pero, él decía en su última entrevista cuando tumbaron las Torres [Gemelas] de Nueva York, le preguntaba la periodista: ¿Y qué es el terrorismo? Y él dijo: la violencia, —no respondió con la misma palabra—, dijo: la violencia es el producto de la ruptura de la comunicación social.
La violencia y la ausencia de comunicación social en Colombia
Un país que quizás como ninguno en el mundo, —yo he visto el caso filipino un poco parecido, el birmano que estudié, no se llamaba Birmania, lo estudié en Europa, tratando de ver qué pasaba en Colombia—, pues ningún país como el colombiano ha durado 75 años seguidos en violencia.
Y sumado los muertos de esas violencias, 700.000, —un millón, dice la estadística han sido en toda América Latina por las drogas, por la guerra contra las drogas—, pero aquí tenemos 700.000 por violencias diferentes en tres fases, pero no la voy a repetir, solo si yo aplico a Habermas es porque en Colombia no ha habido comunicación social.
Porque si yo aplico la frase de Habermas de su entrevista acerca de las Torres, pero a Colombia y sus 75 años de violencia, la conclusión de acuerdo a ese filósofo es que en Colombia no ha habido comunicación social. Es decir que los diferentes sectores de la sociedad nos han juntado, no han hablado, no han dialogado, se han matado.
Entonces hoy se puede restablecer una comunicación social, es decir entre la pluralidad de la sociedad colombiana, sin negar ninguna o tenemos que escuchar solo la comunicación del poder como lo hizo (Joseph) Goebbels, que fue lo que le pregunté a usted doctor, director de la FLIP.
Y si Goebbles estuviera hoy, ¿se protegería a Goebbles?, fue mi pregunta. Cuya teoría es mentir, mentir, mentir, hasta que se crea como verdad, porque esa es la mejor manera de controlar una sociedad y dominarla, bajo los nazis, pensaba él, los nazis siguen hoy, Ordóñez era uno, pero no es el único.
El silencio de la prensa y la manipulación de la historia
Por eso, cómo se vuelve a repetir como hacía Franco, la palabra terrorista sobre incluso los militantes del partido del presidente de Cataluña que él fusiló cuando se lo entregaron los nazis exiliado él en Francia. Ya ni se acuerdan: Luis Companys. Sería hoy bautizado en Colombia como terrorista. Era el presidente de la Esquerra Republicana —Esquerra en catalán es izquierda—, de la República de España en una de sus comunidades más importantes, vibrantes de arte, libre Cataluña. Eso lo he tenido que leer ahora, no en un libro de historia de la época, como un revivir.
El golpe de Estado en curso
Y eso me lleva a pensar en esta ausencia de comunicación democrática, de lo que está pasando en estos días, de por qué lo que está sucediendo: hay un golpe en camino financiado por la mafia política y se silencia, cómo se silenció ante Allende, como se silenció ante Videla.
¿Porque el silencio ante el golpe de Pinochet en Chile? Incluso Pinochet comenzó el golpe con eso: la hora del silencio, dijo, y consistió en que mandó sus aviones a bombardear las emisoras de radio para que el Gobierno no se pudiera comunicar con su pueblo. El Gobierno elegido popularmente. Fue el primer acto del golpe de Estado de Pinochet, quedó Allende encerrado en el palacio y solo se pudo comunicar con una sola emisora cuya grabación es la que se repite y se repite durante todos estos años como el único testimonio de lo que pasó Allende en el Palacio. Vivimos lo mismo.
Los derechos colectivos y la democracia en crisis
¿Por qué doctor Vaca? Porque los derechos individuales se volvieron también, no los reemplazaron sino, también, derechos colectivos.
Son ambos, derechos individuales y colectivos, la nueva democracia en crisis hoy en el mundo pregona eso. Y hay derechos del pueblo, hay derechos políticos —elegir y ser elegido—, elegir no es un derecho individual es un derecho colectivo y es lo que ha reivindicado la Convención Americana y la Corte en su sentencia a favor mío y es lo que está violándose hoy de nuevo en Colombia por magistrados. ¿El presidente no puede hablar de los magistrados porque la independencia de poderes lo dice?
El presidente tiene que decir la verdad hasta donde es posible y no son los en plural porque entonces habría una estigmatización colectiva no, unos. ¿Por qué unos? Porque el poder real no es el gobierno, como no lo era en las épocas de Allende.
El poder real es el poder económico y el poder económico en Colombia lo tiene un grupo de personas, porque este es el país más desigual socialmente del mundo, y un grupo de mafiosos, porque la forma de acumulación de capital en Colombia en los últimos 50 años ha sido la cocaína. Neguémoslo, pero es la verdad.
El poder mafioso y la corrupción en Colombia
Por eso el poder está cruzado por la mafia, por eso, este señor periodista fue asesinado, cuyo hijo conozco, y a él también lo conocí. Y no solo él, por eso le pusieron una bomba al señor (Guillermo) Cano y querían cerrar El Espectador y por eso cerraron Cambio y por eso cambió el dueño de Semana.
El dueño de El Espectador ya no son estas personas: es el poder económico y hay que decirlo, es la verdad. Poderes mafiosos, poderes económicos dominando el poder y la política en Colombia.
La censura y la manipulación de la información
Por eso cuando yo hice mi denuncia sobre el paramilitarismo en el Congreso de la República diciendo que senadores eran paramilitares y ordenaban los asesinatos, Cambio dijo —Cambio con otros dueños y pronunció el nombre, porque hablo con la verdad—, dijo: Petro está ‘cañando’.
¿Podemos decir lo mismo hoy o qué era lo que estaba intentando decir el que fue el director del DAS y que en ese momento oficiaba como periodista?
¿Quién ocultaba la verdad? ¿Congresista parlamentario joven que se atrevía a pesar de la amenaza a decirlo? ¿O el que fungía de periodista siendo director del DAS de un gobierno?
Podemos decirlo, pasó el peligro, los paramilitares en teoría se acabaron. Mágicamente, antes de matarme, los exiliaron. Incluso hoy piden a este gobierno ser gestores de paz y decir la verdad, pero qué miedo, hay que callarle la boca a (Salvatore) Mancuso, porque puede hablar mucho, y hay muchas cosas que hablar.
El uso de Pegasus y el asesinato de periodistas
Pegasus, es fácil la investigación, no se necesita de los israelíes. Un software que usó Amnistía Internacional ONG de derechos humanos, cuando descubrió el problema que es mundial, no colombiano, el asesinato del periodista árabe descuartizado en una embajada árabe había sido interceptado por Pegasus, lo descuartizaron de tal manera que no volviera a aparecer su cuerpo, periodista él, Pegasus usado por el poder. Y esto en todas partes, y me estoy extendiendo lo sé, pero hay que hablarlo. Esto en todas partes o en 50 países del mundo, no en todas partes, uno de ellos Colombia.
¿Entonces hay que decir que Petro violó la confianza de un Centro de Inteligencia Israelí para que la discusión sea cómo el presidente viola la confianza y no cómo el poder en Colombia usó Pegasus para asesinar jóvenes? ¿Dónde está la verdad? ¿Yo no puedo mencionarla? ¿Se tiene que silenciar como silenciaban los campos de concentración y las cámaras de gas por Goebbels en su doctrina de la comunicación?
Oigan: asesinaron los jóvenes del estallido a través de la interceptación de sus teléfonos y usando su lenguaje juvenil y sus claves de culturas suburbanas en la Dipol, por influjo de funcionarios que trabajaban aquí.
Con esa plata compraron eso, 11 millones de dólares, y parece que no era la mafia. Era más importante el objetivo: impedir la rebeldía y los derechos colectivos de la juventud popular de Colombia.
Y no lo hicieron en la época de Uribe y sus 6.402 dos jóvenes acribillados, que se tiene que silenciar, entonces tienen que decirle falsos positivos, para que la gente no sepa que fusilaron a su juventud como Franco lo hubiera hecho con otros nombres y lo hizo desde el poder, desde el Estado, como hicieron con millones de campesinos para quedarse con sus casas, como los masacraron, como este joven lo denunció y por eso está muerto y es periodista.
¿A quiénes matan en Colombia siendo periodistas? A los que dicen la verdad o la buscan.
A quienes Petro no puede criticar como si no hubiera libertad de crítica, como si al lado de la libertad de expresión no hubiese la libertad de crítica. Petro no puede tenerla, pero si se le puede maltratar y calumniar incluso por una franquista contra mi hija.
Eso sí, eso no es pecado, de matar un izquierdista en Colombia no es pecado. En su corazón lo sienten millones de personas porque le han inculcado esa mentalidad, que es una mentalidad nazi.
¿A través de qué forma se ha inculcado? a través de una forma de comunicación que es la comunicación del poder que siempre está diciendo que la diferencia es satánica y que hay que eliminarla y esa es la tesis de Hitler.
El golpe de Estado y la censura
Y el presidente, este, mientras viva, –porque me quieren matar, como han intentado matar a la vicepresidenta y lo han ocultado en los en los titulares—, como (Francisco) Barbosa transformó los atentados contra la vicepresidente como si fuera una mentira y las pruebas del proceso dicen que es un atentado.
Como dijeron que era una mentira el atentado que hicieron contra mí en Cúcuta, la Fiscalía General de la Nación ¿Por qué? Porque se arrodilló a intereses criminales y no se puede contar, porque esa verdad se silencia.
Se silencia que Colombia es el país más desigual y uno de los más violentos del mundo, se silencia y se silencia porque se le quiera hacer aparentar a los colombianos y colombianas que vivimos una democracia y es mentira. Vivimos bajo un estado asesino que no ha aprendido a construir una democracia. Y sé que soy duro en mis palabras, pero sé cuánto tiempo tengo para decirlas y aprovecho, porque yo no estoy diciendo mentiras.
Entonces la noticia es que Petro quitó la confianza de IMPA la agencia israelí de lavado de activos, porque divulgó lo que nos escribió.
Pues la ley permite que el presidente de la República revele secretos reservados, la ley de Colombia, si se violan derechos colectivos. Y la compra de Pegasus fue para violar derechos colectivos, los derechos de nuestra juventud pobre barrial de las grandes ciudades de Colombia, y yo no lo permito. No me silencia nadie mientras pueda pronunciar mis palabras. Otros que se silencien, lo que dije en mi discurso allá en Nuquí Chocó: el poder y quienes le obedecen, cualquiera que sea su profesión, incluida la periodística.
La prensa independiente y la verdad
Porque el principio liberal y democrático del fundador de la República de los Estados Unidos dijo que la prensa tenía que ser independiente del poder. Y en ese entonces el poder era el Estado, el rey. Lo que estaba diciendo ese revolucionario republicano es que la prensa tiene que ser independiente del rey, el rey no es soberano. Y no es por derecho divino que está ahí.
¿Cuál es el poder hoy? —Alguien se ríe, bueno, con calma— ¿Cuál es el poder hoy? ¿Hoy hay un rey? El rey no es el presidente, el rey es el oro, el dinero.
El rey es el poder económico, los dueños de los grandes medios de comunicación del mundo son del poder económico, es un fenómeno mundial de hace varias décadas para acá.
Se aplica la frase el revolucionario norteamericano, la independencia del poder, la libertad ante el poder, o se arrodilló un sector de la prensa, la más poderosa ante el poder. Y se silencia.
Y por eso Gaza no aparece en la mayor parte de la prensa del mundo, porque se considera que los árabes son terroristas en general y se estigmatizan, porque se considera que los árabes están dominados por el pueblo elegido de Dios, dice el título del libro de Barack Obama. Y lo lee uno en la Biblia, si, solo que el pueblo elegido de Dios no es Israel, no mientan, es la humanidad y Dios es la vida. Y si el pueblo elegido de Dios es la humanidad, lo que están haciendo con 30.000 niños y niñas masacrándolos y descuartizándolos es un genocidio y hay que decirlo, si es que somos comunicadores sociales y defensores de la prensa libre ante el poder. Pero no, al contrario, el que lo dice es un terrorista como salía en cierta portada de una revista.
Libertad de expresión y crítica
Este es el tema de una discusión claro con ustedes y entre toda la sociedad colombiana. Yo firmo eso, porque debe haber libertad de expresión, pero al mismo tiempo debe haber libertad de crítica.
Son dos no una, es la libertad, porque si se calumnia, alguien debe defenderse, porque es su dignidad y su derecho. Y llámese portero del palacio, llámese presidente del palacio, —aunque esto no debería llamarse palacio, sino que son las ilusiones aristocráticas de los descendientes de los esclavistas de Colombia—.
No hay una foto del presidente negro aquí, presidente Nieto, no hay una foto del presidente indígena aquí, presidente Melo, no había un salón de nuestro Premio Nobel Gabriel García Márquez ¿Por qué? Porque es caribeño y mulato.
Aquí solo hay vajillas de París, jarrones traídos de la China, cuadros donde los colombianos parecen españoles de la blancura de su piel, no había un cuadro de la selva que traje a (Carlos) Jacanomijoy, aquí hay una censura.
Un artista que mencioné hace poco, y terminó, Bernardo Bertolucci, comunista italiano que vivía en Nueva York. Un genio del cine, que casi todos los italianos lo han sido, hermosas películas, hizo dos, una fue la que más me encantó a mí, lo vi cuando estaba preso, lo conté hace poco no me acuerdo en dónde en Nuquí: “Novecento”. Búsquenla en las plataformas de televisión y descubrirán quién tiene el poder de la comunicación, una obra de arte de la historia italiana, que también es parte de mi patria. Que nosotros venimos de allá y por eso me gustó la película, para ver cómo era eso, cómo había nacido el fascismo en Italia y cómo despedía el dirigente obrero a su hija, que por eso fue que lo mencioné, pero él tiene otra película que todavía se consigue, tiene varias.
“El último Emperador”, esa ganó premio Oscar y no sé qué cosas, todavía se consigue por eso.
¿De qué trata “El último emperador”? De un emperador que solo veía las murallas, porque todo lo que había en su corte le estaba diciendo una mentira. Él no gobernaba el pueblo. Su gran palacio —ese sí Palacio de la Ciudad Prohibida que algunos hemos visitado allá en Pekín—, no tenía el poder de China. En China había una revolución en ese momento la de Sun Yat-sen que iba a acabar el milenario imperio chino y sus dinastías.
Quería una democracia, muy norteamericana. Después le siguió Mao. Nunca jamás China, a pesar de 5000 años de tener rey emperador, lo volvió a ser. Es una república con sus críticas y más.
¿Y qué decía la película entonces? Que el poder se había desplazado. El poder no está en el palacio. Aquí no está el poder, el poder ahora está en otra parte. ¿En dónde? En los dueños del capital y del oro. Ese es el poder. Y los dueños del capital y del oro aquí han dado una orden: el silencio, como el primer paso del golpe. Y el golpe o golpe y asesinato. Esa es la realidad y Petro no está paranoico.
Si los periodistas investigarán descubrirían tres versiones iguales de fuentes diferentes, pero no, había que pasarle a Caracol la que dice que no.
Y el golpe, simplemente leyendo la sentencia de la Corte Interamericana con el cual usted comenzó su discurso, que yo he sobrepasado en el tiempo, me disculpo, es lo que demuestra cómo va el golpe en Colombia, porque tienen a un presidente juzgado por el Consejo Nacional Electoral que ni es juez, ni penal mucho menos, sino una entidad administrativa. Lo mismo de Ordóñez con unas pruebas absolutamente chambonas, para decir que se sobrepasó los topes, esto lo que va a salir de eso.
De las cinco o seis, el 90%, son fuera de la campaña, porque la campaña tiene una fecha inicio y una fecha final, dice la ley, no hay, sino que leerla en Internet. Y los hechos son de antes o después. Que el acto de regocijo del pueblo por haber triunfado, como costó no sé qué en el salón, entonces eso es sobrepasar los topes. Si eso es después de ganar después de que cuentan los votos, después de que los escrutan al estilo colombiano, cuando el opositor dice que acepta la derrota o no, han publicado ustedes todas las veces. ¿Y entonces eso es en la campaña que estaba buscando votos cuando ya había ganado? A quién se le ocurre esa chambonada, si no a gente que está oscuramente vinculado a un golpe de Estado.
Y así es todo. Que el avión. El Espectador publicó —nadie reprodujo y el titular del Espectador dice lo contrario del artículo—, porque presenta la defensa jurídica, oiga, la empresa Sadi que no tiene de dueño al señor ese que cogen preso, le alquila el avión a otra empresa de aviones y esa le alquila a un empresario que es el dueño de Daily Corp y se lo devuelve cuando terminan su contrato. Nosotros nada tenemos que ver con eso. Devuelven la avioneta a esa empresa y esa inicial y nosotros hacemos un contrato con la inicial y nos da ese avión alquilado. Y dice exclusivo, exclusivo para que cuando lo usemos no lo use otro pasajero y entonces mire la chambonada que hacen con la que quieren tumbar al presidente y ustedes no lo dicen, la mayoría.
Cogen los permisos de vuelo que hace con otros clientes, porque el avión no es exclusivo desde el punto de vista de que lo usamos todo el tiempo, sino cuando lo usamos suman todo eso y como les da el doble de lo que nosotros pagamos, dice aquí la prueba. ¡Mentirosos ¡Chambones!
Entonces así van a tumbar el voto popular en Colombia el año 2022, sumándole clientes que no tienen nada que ver conmigo ni con la campaña, porque lo usaron en sus viajes personales o X. Y así todas. Ni una acertada.
La factura de Caracol sumó los comerciales de la consulta a la presidencia, por error contable, eso lo hace eso no es un problema, digamos del funcionario ni de Caracol, pero entonces el investigador amigo de Uribe sindicado por falsos testigos o el otro amigo de Vega, entonces lo hace para decir que se sobrepasó la campaña.
¿Y entonces yo qué tengo que decir? ¿Que eso se hace por chambonada o que hay un plan y que hay plata? Y que tengo que decir cuando una consulta no un fallo, –ustedes lo hacen aparecer como fallo para que se confunda el pueblo–, una consulta dice y unos magistrados que incluso incumplen con las doctrinas de sus propios profesores como el señor Santofimio lo acaba de decir, Santofimio el magistrado del Consejo de Estado que salió hace poco.
Oiga, ¿Es que no recogieron de la Convención Americana? ¿se les olvidó? ¿Es que quien dijo que tres sentencias de la Corte Constitucional defendiendo el fuero integral del presidente se pueden violar en una consulta? y rápidamente al otro día cita al Consejo Nacional Electoral y listos para votar y media prensa famosa y poderosa diciendo se va al presidente.
Golpe de Estado amigos. No es la hora del silencio que ordenó Pinochet. Es la hora de la rebeldía. Libertad de expresión sí, pero libertad de crítica, nosotros no nos vamos a callar la verdad ante nuestro pueblo.
Claro que la función de periodista profesionales de hoy impone una decisión en una encrucijada: cumplir la orden del silencio o rebelarse para salvar la democracia.
Porque, ¿ustedes saben que va a pasar en este país en generaciones, no solo en estos años y meses, sino por generaciones si la oligarquía de Colombia y la mafia de Colombia deciden asesinar o tumbar al presidente y burlarse del voto popular del 2022 como se burlaron el 19 de abril de 1970 de lo cual yo soy hijo?
¿Saben qué va a pasar? ¿Saben a qué lleva el silencio?
Hay que decirlo, hay que hablarlo, hay que comunicarlo, porque Habermas tenía razón, —usted que me dio un premio cuando fui alcalde siendo presidente de la FLIP— Habermas tiene razón: la violencia es la ausencia de comunicación, el silencio es la antesala de la muerte. Y aquí no nos vamos a dejar matar. Y aquí no nos vamos a dejar que Colombia sea el paraíso eterno de la muerte. Aquí nos revelamos. Aquí cambió Colombia. Quizás sea el último mohicano miembro del M-19 porque mis jóvenes compañeros murieron, fueron asesinados y desaparecidos o caídos en combate porque estaban bajo la consigna quizás muy equivocada de vencer o morir.
Pero quizás me ha tocado a mí otra vez el signo de los arcadios y su marca, los que sí fuimos estigmatizados, y el premio de la estigmatización era ser cadáver: no nos rendimos, no nos vamos a silenciar, no vamos a dejar que la mentira y la impunidad esté en Colombia, no vamos a dejar que el pueblo colombiano y su juventud sea de nuevo ensangrentada.
Gracias muy amables por haberme escuchado cumpliremos lo que hemos firmado.
(Fin)