Bogotá, 27 de mayo de 2025
Antes de referirme al tema que es la reforma agraria convocada para hoy, lamentablemente estos consejos de ministros que, como sabemos, no son reservados, no hay ninguna norma que lo diga, algunos asuntos son reservados, secretos, pero eso ya lo estipuló la ley, han sido censurados.
Censurados, me refiero, no a que no puedan salir por canales públicos, sino que se impidió que saliera por canales privados, que no existen como privados, sino que son contratistas del Estado de un espectro que es por donde van las ondas de la televisión, que es público, inembargable de la nación, imprescriptible.
Entonces, al parcelar el uso de ese espectro como si fuese propiedad privada de alguien, pues están rompiendo la Constitución Nacional.
Y yo le pedí al ministro de Comunicaciones que actúe a fondo judicialmente sobre ese tipo de decisiones que vulneran la Constitución Nacional.
Mientras tanto, porque somos respetuosos de los fallos, hemos reducido a una parte de la opinión pública que pueda observar este tipo de ejercicios de transparencia para que la población sepa cómo se dirige su país.
Este no es un país de nadie más que de la gente que habita nuestro territorio nacional.
Y, por tanto, tiene todo el derecho de saber cómo se agencian sus asuntos públicos, sus bienes comunes, su presupuesto, su patria, su gobierno y nadie se lo debe impedir.
El paro nacional
Antes de comenzar el tema, estamos en vísperas de un paro nacional convocado por las centrales obreras.
Ellos se habrán expresado sobre sus motivos, etcétera, tienen que ver con una discusión que el mismo Gobierno nacional le propuso al país y al Congreso de la República a través de un proyecto de ley que hace más de dos años entregó, la llamada Reforma Laboral.
Colombia, desde hace aproximadamente 35 años, viene a través de diversas leyes, quizás, la primera es la ley 50, cuyo ponente fue Álvaro Uribe Vélez y su autor, el gobierno de César Gaviria, perdiendo derechos desde el punto de vista de su fuerza laboral, de su pueblo trabajador.
Se ha creído en una falsa teoría económica. No hay ninguna constatación de ella. Y, al contrario, lo que ocurre en el mundo y en la misma Colombia es contrario a esa teoría, que entre más pobre sea el trabajador, entre menos salario, entre menos estabilidad laboral, la trabajadora. Se le llama a eso flexibilidad laboral. Entonces, puede crecer el empleo asalariado, es decir, el capitalismo.
Y eso no es cierto. Eso, quizás, fue cierto por allá en el siglo XVIII, Germán Ávila, cuenta la historia económica.
Pero no en el siglo XXI. Los que piensan así son del siglo XVII, del siglo XVIII, cuando metían a los niños, a las niñas a las grandes factorías llenas de hollines a trabajar hasta 15 y 16 horas al día, casi una esclavitud. De eso cuenta, Guillermo, un autor de cuentos infantiles, que es Charles Dickens.
¿Cuáles son las obras de Charles Dickens? A ver, Oliver Twist –yo lo leí, chiqui, pequeñito– y otras obras que muestran esa realidad que no es la del siglo XXI.
Bueno, una parte del Senado de la República, una parte de la sociedad colombiana, cree que vivimos en esa época y nos han querido hacer vivir en esa época. No, eso se acabó hace tiempos. Lo que han logrado trabajadores y empresarios a través de una experiencia histórica, incluso muy violenta, en el mundo, costó dos guerras mundiales, en la última 50 millones de muertos.
Es que la productividad es la que permite enriquecer a ambos, tanto a empresarios como a trabajadores, hombres y mujeres. La productividad ha crecido tanto en el mundo.
¿Qué es la productividad? Pues la aplicación del conocimiento y el saber humano a la producción. La máquina, la tecnología, le llaman otros, conjunto de máquinas que cada vez son menos hierro, menos acero y más información, más software, va más por la fibra óptica que en el siglo XX.
Esa tecnología, ese saber, genera la productividad en una sociedad. Si la sociedad no sabe, tema de la educación en Colombia, si la sociedad no aprende, si el conocimiento no se generaliza, si no sabemos hacer software, si no sabemos hacer máquinas del siglo XXI, pues no aumenta la productividad y no aumenta la riqueza de una sociedad.
Por tanto, una de las grandes políticas públicas es que se irradie la educación pública en Colombia a los más altos niveles. Pero, entonces, no es cierto que la sociedad se enriquece si el trabajador es más pobre. Ojo con eso.
Esa es una teoría de esclavistas, desueta, del siglo XVI, XVII y XVIII, que no puede seguir siendo implementada en Colombia. Hay que salir, escapar de esa cárcel que consistieron las normas de la llamada flexibilización laboral y que han llevado incluso al trabajo de niños y niñas en las fábricas, y el de la mujer bajo acoso sexual, incluso, casi que generalizado, y de hombres que literalmente se desgastan tratando de sobrevivir. De indignidad, y eso sólo lleva a desigualdad social y a la violencia.
Lo que propusimos, después de treinta y pico años de que el Congreso sólo discuta leyes cada vez más adversas al pueblo trabajador sin que en estos 32 años haya crecido el capitalismo en Colombia, siguen las mismas estadísticas de quienes son de cuenta propia y de quienes son asalariados.
Los asalariados son los del sistema capitalista. Si en 32 años es la misma estadística, ¿cómo pueden decir que a través del empobrecimiento de las trabajadoras y los trabajadores puede crecer el capitalismo?
Nosotros hemos propuesto un modelo diferente: Los trabajadores y las trabajadoras de cuenta propia, entre los cuales en forma muy grande hay campesinos y campesinas que son trabajadores de cuenta propia, no son asalariados en los campos. Pueden tener su tierra, pueden tener su azadón. A veces quisiéramos que tuvieran extractores, no azadón.
Para tener tractores hay que asociarse, y entonces esos son los temas del día de hoy. Y tienen que recibir créditos asociativos, no individuales. Pero ese campesinado de cuenta propia no es asalariado.
Sus ingresos no vienen de un salario, vienen de la venta de sus productos. ¿Cómo se fortalecen ellos y los cuentapropistas de la ciudad? Como el vendedor ambulante, como el microempresario, que en realidad lo es. No es bajando los salarios de los trabajadores, como dice el Centro Democrático hoy.
Entonces el microempresario se vuelve poderoso si el trabajador que llega a contratar, porque no contrata sino al hermano o al hijo del mismo empresario, a veces la misma familia. Entonces si ellos son más pobres, los trabajadores reciben menos, entonces el microempresario se vuelve más rico. Eso es carreta, eso es mentira.
Eso no es más sino ideología de esclavistas. Y al final, pues, de aliados de paramilitares, porque usaron los paramilitares para matar trabajadores cada vez que protestaban por esas condiciones de vida. No, si los trabajadores que hay en una microempresa ganan más, compran más en Colombia.
Resulta que son el 80% de los trabajadores de Colombia, la inmensa mayoría. Si ellos ganan más, compran más. Y compran dentro de Colombia, no se van a Miami, ellos no se van a Miami a comprar.
Crédito asociativo
Y si compran dentro de Colombia, ¿a quién le compran? Pues en buena parte a los empresarios microempresarios de Colombia. Y entonces tenemos un efecto virtuoso de crecimiento de la riqueza que puede ser mayor si, y aquí tengo las cifras de crédito, ahora nuestro director del Banco Agrario nos lo va a expresar en su banco, si reciben más crédito, barato, no del cuentagotas.
Esa es la política que deberíamos implementar. Yo le propuse a la banca un pacto, un pacto bancario que, en lugar de presentar una ley de inversión forzosa, se llama así, o sea que un porcentaje de lo que ellos tienen allí depositado, vaya es a un tipo de crédito que no entregan hoy, que es el crédito asociativo a microempresarios, pues no metíamos esa ley, ellos lo hacían por voluntad propia.
Pues yo tengo aquí las cifras que me entregó César Ferrari, 26 de mayo del 2025 no lo hicieron, incumplieron el pacto. No sé si está aquí César o el ministro de Hacienda que están frente a estos temas, pero incumplieron el pacto.
Así no se puede. Entonces, de buena voluntad nos reunimos en esta misma mesa y todo el crédito en Colombia en términos reales está estancado desde el 2022, en términos reales, Germán. ¿Qué significa esto? Que el Banco de la República ha congelado el crecimiento del crédito, está estancando la economía nacional.
Pero no ha crecido el crédito asociativo, no aparece. Es decir, que han incumplido el pacto de que se llevaran recursos de los bancos en forma de crédito a asociaciones de microempresarios rurales y urbanos, ha crecido algo el microcrédito individual. Es lo único, pero es marginal, marginal.
Una banca así no desarrolla Colombia. Ahora, esto es un tema de discusión del Senado y del Congreso, quieren apoyar a los microempresarios, bájenle los impuestos. Eso fue lo que propusimos, Germán, en la ley de financiamiento.
La hundieron, la misma Comisión Cuarta y terceras. Bájenle los impuestos a la microempresa. Quieren desarrollar la microempresa, bajen los costos de energía eléctrica.
Señor Ministro de Minas, la CREC no ha hecho sino darle vuelta al mismo rollo. Y aunque han bajado un poco las tarifas de energía eléctrica, no es lo suficiente para que un microempresario pueda producir con competitividad y rentabilidad. Esto es una pelea que estamos librando desde el inicio del Gobierno, pero que aún no ganamos.
Y hay que ganarla, porque se están robando a los usuarios de la energía eléctrica en Colombia. Y usted sabe cómo, a través de una fórmula leonina, que no tiene que ver con el capitalismo, sino con la renta de la tierra. El más ineficiente pone la tarifa a todos los colombianos.
Los más eficientes, los del agua, se ganan las utilidades enormes, y no pagan impuestos sobre esas utilidades. Esas utilidades solo salen del bolsillo de los microempresarios y de todas las familias de Colombia. Queremos que el microempresario sea más fuerte, bajemos las tarifas de energía eléctrica en Colombia, que se puede, sin que quiebre nadie.
Y asociémoslo, asociémoslos. Entonces, no es bajándole el salario a los trabajadores de una microempresa como si enriquece un microempresario. Eso es una política pobre, de mente pobre, de espíritu pobre, de política miserable.
La consulta y el derecho a la protesta
Y bien, tienen derecho los trabajadores y las trabajadoras entonces de salir a protestar, porque lo que hizo el presidente del Senado de la República fue un fraude. Ahora dicen que no, pero todos lo saben. Los parlamentarios que estaban presentes en la plenaria y que no dejaron votar, lo han dicho públicamente, no nos dejaron votar.
Son tres, dos de cambio radical, una del pacto histórico. Si son tres, había mayoría por la consulta. Robaron la consulta popular.
Ahora, efectivamente, el senador, presidente del Senado, el señor Cepeda, Efraín Cepeda, por su afán de dañar la consulta popular, no leyó que era lo que estaban votando los parlamentarios. Se le pasó, se le olvidó, señor secretario, léale a la plenaria en qué consiste la siguiente votación.
Ah, se trata de un concepto previo que hay que dar para una consulta popular que presentó el gobierno. La consulta popular dice esto, no lo dijo. Puso a votar a la gente sin saber qué votaban. Eso está prohibido por la ley quinta. Es decir, no se votó un concepto previo, ni a favor ni en contra.
Y la ley treinta y tres, la ley 1557, artículo 33, litoral C, dice que, si no hay concepto previo del Senado de la República –y no lo hay, por error del presidente del Senado–
el Presidente tiene el derecho de decretar la consulta popular. Pasados treinta días del momento en que se presentó la consulta.
Ya entraron a decir que soy un dictador, que no sé qué, eso es lo que dice la ley. Para qué son brutos ¿Por qué son tramposos? El senador, y tengo que decirlo así, porque es una trampa lo que han hecho contra el pueblo.
Ahora, digamos, en la dinámica, y esta es una victoria del pueblo, por protestar, por salir a la plaza pública, por manifestarse, entonces revivieron la reforma laboral que nosotros habíamos presentado y que se había aprobado en Cámara de Representantes, que había hundido los ocho famosos de la Comisión Séptima (del Senado).
Revivieron. Eso es un triunfo, porque ya la habían matado. La revivieron y ahora está siendo discutida en la Comisión Cuarta del Senado, en este preciso momento. Nosotros estamos esperando, no hemos suspendido la consulta. La consulta va porque, aun si se aprobase un buen texto en la Comisión Cuarta del Senado, pues queda la plenaria del Senado, queda la conciliación y ya sabemos que nos hacen trampas, sobre todo cuando las cosas pasan a manos del presidente del Senado.
Eso iba a hacer el senador Iván Name con la reforma pensional, la iba a hundir por tiempo.
Las centrales obreras, entonces, ante estos hechos, han propuesto un paro nacional para mañana y pasado mañana.
La posición del gobierno al respecto es, Constitución Nacional, el pueblo de Colombia o cualquiera de sus sectores, tiene derecho a la huelga, dice la Constitución Nacional.
El artículo 56 de la Constitución Nacional dice que existe en Colombia el derecho a la huelga. Entonces, vamos a leerlo textualmente. Se garantiza el derecho de huelga, se garantiza.
La Fuerza Pública garantiza el derecho a la huelga. La Fuerza Pública, el Gobierno nacional y todas las instituciones de Colombia deben garantizar el derecho a la huelga, salvo en los servicios públicos esenciales que ya ha definido el legislador. Hospitales, cosas que no deben parar, porque de ello depende la vida humana y por eso se llama esencial.
Derecho a la huelga es un derecho, por tanto. Ahora, hay deberes. Entonces, ¿qué va a hacer un señor comerciante mañana? ¿Un señor de la tienda? ¿Un señor del restaurante? Que están preocupados ¿Qué pasa? Un señor de la escuela pública o privada, etcétera.
Si sus trabajadores, hombres o mujeres, deciden salir al paro, se les respeta. Ese es el deber del empleador. El derecho del trabajador es decidir si quiere salir o no. Es libre, nadie lo debe obligar.
Pero si el trabajador o la trabajadora quiere salir a manifestar su rechazo a lo que ha ocurrido en el Senado de la República, porque desea que se le permita decidir en Colombia, como la Constitución ordena en una consulta popular, el empleador, el patrón, la patrona, debe permitirlo. Debe, es un deber.
No que la va a echar, no que porque no, no. Está la democracia. Si es un derecho del trabajador, el deber es permitirlo.
Deber incluso para los funcionarios públicos, para nosotros, para la Fuerza Pública. Se llama democracia.
Sé que estas palabras suenan raras, porque aquí hacían era otras cosas. Es impedir el derecho. No solo ese derecho, muchos derechos. Pero lo que está sucediendo en Colombia, bajo este Gobierno, es que Colombia vive una democracia.
No se le quitan los ojos al que protesta. No se le llama terrorista y se le mete en la cárcel al que protesta. No se le mata al que protesta. El que protesta, el libremente escogido, ella o él, ese derecho. Entonces también tiene un deber.
El deber es: no afecta los bienes comunes, no afecta la propiedad pública, los edificios públicos, no afecta los derechos de los otros. No se debe romper vidrios, como le pasó a EPA (Colombia, Daneidy Barrera Rojas).
Ya EPA lo sabe. Lástima que le hayan castigado tan injustamente, porque ya repuso el vidrio. La nueva ministra de Justicia, ahora está aquí Augusto, ministro de Justicia, usted fue vendedor ambulante, ahora es ministro de Justicia. Tiene en su experiencia esto que estoy hablando.
Entonces, el deber del que protesta, el que ejerce su derecho a la huelga, es no afectar a la Fuerza Pública, no golpear a la Fuerza Pública, no ejercer violencia sobre la ciudadanía que, por eso, hay que ir a razón, pues no está ahí mismo, ni sus bienes.
El gobierno de Colombia, lo que le dice al pueblo de Colombia, es que tienen derecho a la huelga general, a la huelga particular, que el deber de quienes son empleados es permitirla.
Dos días han dicho, pero el deber de quienes salieron a la protesta es no ejercer violencia. La violencia va contra los que estamos pidiendo, porque el Presidente de la República tiene una posición respecto al derecho, a la dignidad de trabajadores y trabajadoras en Colombia, la violencia, cualquier acto de violencia –y sí que va a haber infiltrados– es contra el movimiento de las trabajadoras y los trabajadores.
Quienes quieren violencia hoy son esos esclavistas del siglo XVII, que creen que empobreciendo a los trabajadores y acosando a las trabajadoras y perdiendo la dignidad laboral, se hace riqueza. Ahí no se hace, sino cunchos, que es lo que hemos tenido en estas últimas décadas de llamado, mal llamado, desarrollo nacional.
Eso quería transmitirlo porque quiero que se entienda bien la posición del Gobierno. La paz, la paz y la alegría mañana. Derecho y deber, deberes de los patrones y derechos de los trabajadores. Derechos de los trabajadores, sí, pero también deberes de los trabajadores frente a los derechos de la ciudadanía que no comparte estas ideas.
Bien, ahora pasamos entonces a nuestro tema, que tiene que ver parcialmente con lo que se está discutiendo, que es el derecho de cuentapropistas rurales, que se llaman campesinos y campesinas, y que los indígenas de Colombia son los verdaderos fundadores de esta nación.
(Fin/gaj)