Zipaquirá Cundinamarca, 24 de diciembre de 2024
Los niños y niñas presentes van a recibir regalos de la Presidencia de la República y el Ministerio de (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) TIC, las mamás, y los los papás anchetas navideñas para festejar hoy. Espero que alcance, hay bastante gente.
Un saludo a la comunidad zipaquireña que nos acompaña aquí, en especial a las madres y lideresas del Bolívar Ochenta y Tres y de otros barrios. Aquí las veo en primera fila. Vengan a ver, vamos a mostrarles a la televisión la gran coalición de mujeres que aquí forjamos este barrio. A ver, para acá, para acá. Miremos para allá, que allá es donde están las cámaras.
Ya casi les alcanzo en las canas, pero hace treinta y cuatro años se fundó este barrio. Luchando. Aquí no nos regalaron ni un peso. ¿Cuánto? ¿Cuarenta y uno? ¿Siete? ¿Diecisiete y veinticuatro? Diecisiete y veinticuatro ya son cuarenta y uno. Vamos para cuarenta y dos de estar luchando, porque en este barrio comenzó una lucha. Ya veníamos desde antes.
Aquí se nos quedó en el camino Jesús Cuevas, que no conoció el barrio. Pacho Vargas y el gordo Gonzalo Suárez, que ya no nos acompañan. Se nos quedaron en el camino.
Ahí vamos. Así es la vida. Borbón ¿No? Borbón estuvo preso conmigo. No sé quién más estuvo preso conmigo aquí. También Gómez, pero... Barrios.
Todo porque la gente pobre tuviera una casa donde vivir. Cuarenta y dos años y no hay ya escrituras, dicen aquí. A ver, ministro, yo creo que nosotros podemos meternos en eso si el alcalde no lo ha hecho.
A ver, ¿dónde está la carta del pueblo? Pásamelo, pásamelo. Este... Ah, pero este no es la... La carta está por allá. Peticieno del barrio.
Vale. Gracias. Gracias.
Este periódico, este es el número uno. Dice aquí, este es de julio de 1980. Nosotros lo vendíamos en los barrios, yo tenía 20 años.
Siempre, alguna vez tuvimos 20 años como reza la canción. Este periódico lo hacíamos varios jóvenes de Zipaquirá, estudiantes todos. Algunos obreros de Peldar y de Alcalis.
Y ya estábamos en el M-19 aquí. Pero nos movíamos legalmente vendiendo estos periódicos. Y este lo que habla es de Alcalis, de las pensiones, de la huelga que aquí está Gustavo Poveda, que no volví a ver.
Y del barrio que teníamos que formar, porque no había techo en Zipaquirá. Eran muchos los destechados. Aquí demuestro que nosotros antes de ser políticos, éramos periodistas. Nosotros éramos periodistas del pueblo. No nos vendíamos a ningún… A ninguna empresa corporativa. Éramos periodistas libres.
Algunos ya murieron, de los que escribieron estas páginas. Víctor Jairo Chinchilla, fundador de La Posta, profesor de educación física e impulsor de una nueva concepción de la educación física en Colombia. Fue el fundador del Sindicato de Profesores de Educación Física de Colombia.
Jesús Ernesto Cuevas, economista. Aún su placa está en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional. Francisco Vargas, trabajador de PELDAR, sindicalista.
Murió acompañándome en el Congreso de la República. Y muchos otros y otras hicieron este periódico. Fuimos periodistas libres.
Después fuimos a parar a la cárcel. Pero bueno, este queda aquí, ¿cierto? A ver, la carta ya la leemos. Esta es una historia de la lucha popular, por eso quise venir.
Sé que mucha historia ha pasado por aquí. Yo espero que el Gobierno Nacional pueda responder con algunas necesidades del barrio. Una de ellas es, ministro, el que la fibra óptica llegue a cada casa.
A veces no está entre las necesidades que generalmente me cuentan, porque hay unas necesidades que parecieran fundamentales. Ustedes me hablan de las escrituras que debería dar el alcalde, pero la nación debe tener algún mecanismo para asumir las funciones del alcalde si no ha sido capaz de escriturar. Esta es, aquí la parte baja se ha calificado de alto riesgo.
Lo hizo un compañero que fue el M-19, después alcalde y del cuyo nombre no quiero acordarme. A ver, Bustamante, yo creo que hay que hacer un estudio a profundidad para saber si de verdad que hay alto riesgo, porque siempre me quedó la sospecha de que querían borrar la historia de estas luchas. Yo no lo siento, aquí llevamos 41 años, pero, ministra, quiero que lo hagamos científicamente, técnicamente, para no tener ninguna duda.
La seguridad del barrio. Este ha sido un tema que tiene que ver con el consumo de sustancias. Lo vi con unas personas muy jóvenes, mujeres, que quisieron hablarme de un barrio sobre el cual tomamos la idea de hacer este. Usted debe conocer, ministra, se llama el Policarpa Salabarrieta en Bogotá, junto al San Juan de Dios.
Esa es otra historia. En 1961, creo, un grupo de destechados que venían huyendo de la violencia en toda Colombia, violencia terrible, ahí quedaron 300 mil campesinos asesinados. Es el genocidio del pueblo gaitanista. Y se tomaron los terrenos que eran del San Juan de Dios, precisamente, e hicieron el barrio Policarpa, que es un barrio taller, es un barrio de obreros y obreras de la confección.
Y fueron pasando, ese barrio votaba por ustedes, ministra, como este votaba por mí. Vota aún. Gracias.
En ese barrio encontré la historia contada por la juventud actual. Les dije que formaran el grupo de las polas. Y aquí hay un polo por ahí medio escachalandrado, pues mejor hacer el grupo de las polas, que vuelva a contar la historia del Policarpa, sobre el cual yo tomé la idea muy jovencito de hacer algo parecido en Zipaquirá.
Aquí también la juventud debería ser, otra vez, una contadora de la historia, para que no se olvide entre la juventud misma, porque la mayor defensa que hay contra el consumo de drogas y el abuso del consumo, el abuso, es la unidad popular, es la comunidad unida, es que la juventud tenga un propósito. Y la historia misma de este barrio puede darle un propósito a la juventud.
Ojo, no es con barrotes, no es pegando rejo. Como un joven puede encontrar la razón de ser, de su existencia, es encontrando el propósito. Y a veces la historia de la lucha popular puede generar ese propósito.
La inversión social no se ha visto reflejada con el paso de los gobiernos nacionales, departamentales y locales. Esto conlleva a que nuestros niños y jóvenes no sean arrebatados por la delincuencia. Ministro, para eso es poner la fibra óptica.
La fibra óptica, aquí se inscribieron como comunidad de conexión. Ya no se llama así, compañeros, se llama juntas de internet. El barrio entonces está organizado para ello.
Cuando se forja un internet poderoso en cada casa, los viejitos a veces no sabemos para qué sirve, llega el mundo a la casa. Es como abrir una ventana y observar el universo. Al principio el joven ve viejas, y las señoras también, viejos.
Pero después, no sólo eso, porque del cuerpo humano no hay que avergonzarse, sino llega la matemática, llega la cultura para hacer brujines, para hacer camisas. Llegan los software, le llaman los programaciones para hacer rejas. Aquí había una vez un taller de rejas para hacer carpintería.
La nieta del carpintero la tengo aquí, de escolta mía, por acá estaba, trabajando en cuidarme, de que no me pase nada malo. Aquí había muchas confecciones. Lo que yo pedí, fundamentalmente. era que el transformador de energía eléctrica, ministro, fuera poderoso.
Y ahora, porque en ese entonces no había, que llegue fibra óptica a cada casa, porque al tener energía eléctrica y fibra óptica, la casa se puede volver un taller. Y se puede vivir de eso. Por eso, los lotes en su superficie miden 72 metros cuadrados.
Lo aprendí de un cura, un sacerdote en Lima, donde existe una villa ¿Cómo es que se llama? Villa Salvación, creo, que es media Lima, y los lotes grandes permiten que la familia pobre produzca ahí y se gane el sustento y pueda enriquecerse.
Por eso pensamos aquí en lotes grandes, 72 metros cuadrados, que ya aquí son edificios, pero tiene que haber energía eléctrica y fibra óptica para lograr que se produzca desde el mismo barrio, y vender, y poder tener ingresos. La infraestructura del barrio es deficiente.
Teníamos vías con más de 35 años de atraso, donde gobiernos locales no han asumido su responsabilidad con la comunidad. Vamos tomando nota. Laura, aquí había un poco de gente que había que emplear.
Espero que estén empleados. No sé. Sí, no sé ¿Usted está empleado? Nada, Borbón. Pura promesa. ¿Qué pasa con eso, Laura? ¿Qué pasó con Borbón? Venga, pase por aquí, hermano.
Solo vienen cada cuatro años a buscar el voto y no cumplen. No cumplen. Él es Héctor Borbón.
Para que veamos qué pasa con mis compañeros de cárcel, sino por Borbón que me echaba chistes todos los días, no me aguanto esa vaina. Hasta hicimos unos caballitos de madera cheverísimos.
¿Qué pasa, Héctor? El último caballito. Yo quiero una anécdota muy linda que tengo de Gustavo. El día que salimos de la cárcel, un periodista español le hizo una pregunta.
¿Qué iba a hacer cuando saliera de la cárcel? Dijo: ser presidente de Colombia. Y acá lo tenemos. Eran caballitos alados y me faltaba hacerle un ala al caballo cuando me dieron la libertad. Y yo me quería quedar ahí preso para terminar de hacerle el ala al caballo. Dios mío.
Facultad de Inteligencia Artificial
Bueno, Héctor, entonces... El ministro ha transferido 140 mil millones de pesos, ojo, para hacer la Facultad de Inteligencia Artificial en Ziáquirá.
Tiene que ser una facultad, luego una universidad, tiene que ampararla. Puede ser el Instituto Técnico Central de los lasallistas, para volver. Y TC no es de los lasallistas, es administrado por los lasallistas, igual que el colegio donde estudié. Son públicas.
La idea es que el colegio donde estudió Gabriel García Márquez y yo estudié se convierta en colegio-universidad. Y su complemento más grande sería la facultad, el edificio.
Vale 140 mil millones de pesos, porque necesita de un internet fuerte, de un sistema de comunicaciones enorme para que la juventud zipaquireña, hombres y mujeres puedan estudiar la vanguardia tecnológica del mundo.
Es como si, cuando estudiara García Márquez, y se echó un discursazo en la plaza principal de Zipaquirá cuando salió del colegio, era bachiller, y coincidió con que se acababa la Segunda Guerra Mundial. Hizo un elogio al ejército rojo y casi lo sacan a bolillazo los conservadores.
Pero, si en ese entonces hubiéramos leído Cien Años de Soledad, que no lo había comenzado a escribir, hubiéramos estado en el top de la literatura mundial, con un hijo de Zipaquirá que nació en Sucre y vivió en Aracataca, pero que quiso hacer su bachillerato aquí, porque los colegios eran buenísimos y porque la Concesión Salinas trabajaba tanto en Manaure, Guajira, como en Zipaquirá, las minas de sal.
Y, por eso, costeños y cachacos y patrieños estamos medio mezclados. Entonces, aquí se baila vallenato. En mi tiempo no tanto, pero lo pusimos de moda.
Esa facultad va a ser de la Colegio Nacional La Salle, un colegio-universidad, ojalá el técnico y los colegios femeninos públicos puedan engarzarse a esa idea, ministro, pero se necesita o que la Universidad de Cundinamarca o el ITC vuelvan realidad esto que nos queda un año para hacer.
Llevo dos años diciéndolo. Vale, listo, entonces, entre, no sé los decretos, vamos a leerlos, ministra, venga para acá, desocupado. Bueno, este vamos a leer de regalo de Navidad para Colombia, para el pueblo trabajador de Colombia.
Entonces, este es el decreto de salario mínimo. Este año la inflación, el incremento de precios, creemos todavía falta una semana, va a ser del 5%, y la inflación de alimentos.
Estas cifras son aburridas, pero hay que darlas, esperamos se coloque en 2,7 % anual, quizás menos. Esta es la caída más grande en toda la (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) OCDE, nosotros somos miembros de la OCDE, que son como 50 países del mundo, los más ricos del mundo están ahí, es la caída más grande de la tasa de inflación de alimentos de toda la OCDE.
Es decir, la política del gobierno de Colombia, potencia mundial de la vida, fue tan efectiva que la elevación del precio de alimentos, que es lo que más consume la gente humilde de este país y la gente trabajadora, estuvo por debajo, muy por debajo del promedio de inflación del país.
Entonces, vamos a manejar estas dos cifras:.5 % nivel promedio del crecimiento de bienes, del precio de los bienes, y 2,7 % nivel promedio del crecimiento de los precios de alimentos, y lo vamos a comparar con la subida del salario mínimo que proponemos para el año entrante, que rige a partir del primero de enero dentro de una semana. Ese crecimiento va a ser del 9.54% anual.
Sube, en pesos, 123.500 pesos, y queda, ¿dónde está la cifra? Con auxilio de transporte, el salario mínimo sin auxilio de transporte queda en 1'423.500 pesos. Y con auxilio de transporte, 2025 queda en 1.623.500.
Significa que el salario real, porque la inflación el año entrante esperamos que se coloque en 3 %, significa que va a tener un ascenso de 6,54 % real, no nominal, sino real.
Es un crecimiento del nivel de vida de todas las personas que ligan su ingreso al salario mínimo que ya viene.
Por tercera vez hemos crecido el salario mínimo en Colombia en términos reales. Hay que hacer la operación, la ministra no sé si lo tiene por aquí entre los números.
En el 2022, 16 % nominal fue en 2022, lo subimos 16 %; en 2023, 12 %. Ahora 9,54 %, pero en términos reales hay que hacer la cifra con la inflación de cada año. Esto me da, más o menos, que hemos crecido el salario mínimo real en Colombia de un 30 % a un 35 % en los tres años que llevamos. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo el año entrante.
Dice el empresariado grande de Colombia, reunida en la (Asociación Nacional de Industriales) ANDI, la (Sociedad de Agricultores de Colombia) SAC, que si yo crezco el salario mínimo real se desploma la economía nacional. Eso no es cierto.
Llevo subiendo el salario mínimo real muy por encima de la inflación, en el año 2022, en el año 2023, ahora en el año 2024 y la economía nacional lo que hace es crecer.
La recibimos casi en recesión. Va para un 2 % y esperamos un 3 % el año entrante. Luego, no nos están diciendo la verdad, el salario mínimo, si crece, hace crecer la economía: No al contrario. No es con trabajadores esclavos como crece la economía de un país, es con trabajadoras y trabajadores que ganen, que tengan dignidad en su vida, como crece la economía de un país.
Esa mentalidad de creer que los trabajadores tienen que ser esclavos en Colombia. Por eso vienen impidiendo que se apruebe la reforma laboral no les sirve a Colombia, nos ha condenado a la miseria, nos ha condenado a ser la sociedad más desigual socialmente del mundo, nos ha condenado a la violencia, nos ha condenado a una juventud que, en su mitad, por lo menos no tiene lugar en este país, no tiene espacio.
Les toca dedicarse, quizás, a vender el cuerpo. Quizás, a irse del país. Quizás, a disparar.
Así que la tesis –señor Bruce– suya es una soberana y profunda mentira. Colombia va a crecer más si hay dignidad para el pueblo trabajador, si hay ingresos superiores a la inflación y crece el nivel de vida de la gente, si podemos sacar mucha más gente del hambre.
Subí el salario mínimo en el 2022 16 % y la consecuencia fue que un millón seiscientas mil personas en toda Colombia salieron del hambre, salieron de la pobreza monetaria, que un millón cien mil personas salieron de la pobreza extrema y que dos millones quinientas mil personas en toda Colombia salieron de la inseguridad alimentaria moderada y de la inseguridad alimentaria extrema.
Hemos sacado gente de la pobreza y del hambre, y fue subiendo el salario mínimo principal factor entre otros, porque la caída de la inflación en alimentos nos ayudó muchísimo.
Esperamos que las cifras del 2024, que ahora termina, sean mejores que las del 2023 y podamos llegar a cinco millones que saquemos del hambre en Colombia y podemos llegar quizás a tres millones de personas que salgan de la pobreza.
Si la Corte Constitucional permite que la reforma pensional sea –y hoy firmé un decreto, Ministra, para que las gentes puedan escoger ahora, si se quedan en fondos privados de pensiones que no dan pensión o pasamos a un sistema público que permita que al menos tres millones de viejos y de viejas mayores de 70 años puedan tener pensión bono pensional en este país– para julio del año entrante.
Este programa que queremos mucho, si la Corte Constitucional lo permite, podrá ser una brillante realidad en Colombia, porque quizás sea el momento en que la Constitución del 91, por el cual este barrio luchó y votó, por el cual mis tres amigos que murieron en el camino lucharon y votaron, algunos, por el cual las trasnochadas en estas calles cuidando el barrio, armados o no –porque lo estábamos, y dejamos esas armas– cuidando que se pudiera hacer el alcantarillado en 15 días como lo hicimos, cuidando que los ladrillos se pudieran poner, los que podían comprar el ladrillo o que la tela para, y pudiera cubrir a los niños del frío que hacían esta tierra en la noche.