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Discurso

Palabras del presidente Gustavo Petro en la firma del contrato de concesión APP férrea del corredor La Dorada – Chiriguaná

Foto: Joel González - Presidencia

La Dorada (Caldas), 30 de abril de 2025


Cuando la gente ve el tren andando, sabe que arrancó. Y esa era la idea que yo quería dar a todo el país, que el tren arranca y arranca aquí.

Se han hecho esfuerzos, indudablemente, no solamente en este Gobierno, para lograr recuperar una idea de nuestros abuelos que se hizo realidad allá, con la plata con la que vendieron a Panamá, 13 millones de dólares, una oligarquía que no fue capaz de defender a Panamá. Hoy está llena de soldados norteamericanos Otra vez.

Con ese dinero –no sé si todo o se llevaron una parte– se hicieron los ferrocarriles de Colombia.

Aún hoy vemos algunos rieles por ahí oxidados, porque algún presidente muy inteligentísimo, creo que Turbay Ayala, se le ocurrió que había que acabar los ferrocarriles, porque había un negocio más próspero para ellos, pero no para el pueblo, que era en estas difíciles montañas, cordilleras encaramar tractomulas inmensas con carga, carga que, generalmente, es importando productos no exportando nuestra producción.

Y entonces decidieron acabar los Ferrocarriles Nacionales de Colombia. En mi opinión, es una de las peores ideas de muchas que ha tenido Colombia o sus dirigentes, más bien, porque nunca le consultaron al pueblo en su propia historia.

Quizás, la primera es haber dividido la Gran Colombia, pero no vamos a hablar de historia, venimos a hablar aquí del futuro.

El tren siempre rememora el futuro y andando más, porque es el tren de la historia. No solo estamos prendiendo aquí una máquina, estamos prendiendo la posible historia futura del país.

Aquí, en esta línea férrea, se construyó por primera vez, y también en el río Magdalena, los primeros sindicatos, organizaciones obreras de los colombianos y las colombianas, a principios del siglo XX.

Y mañana es Primero de Mayo y hemos convocado a millones y millones de personas a que salgamos a las calles, a la plaza pública, así como ahora, para luchar por algo mínimo, pero absolutamente justo: los derechos de la gente que trabaja.

Tener que preguntar en una consulta que el día acaba a las seis de la tarde o que las mujeres tienen derecho, cuando llegan los días de la menstruación, si estos son difíciles, a visitar un médico o que, después de las seis, si se trabaja, debería haber un recargo para el patrón, de tal manera que el trabajador o la trabajadora gane más, o que, si eso sucede en sábado y domingo, lo mismo. Lo que se hace casi en todas las naciones del mundo, pero que aquí se volvió pecado pedir, como si estuviéramos pidiendo demasiado, como si trabajar ocho horas al día que, desde el siglo XIX se viene pidiendo, y fue ley de la República de Colombia, ahora se trate de una exageración, de una petición de vagos.

Claro que en un día de 24 horas cualquier ser humano tiene derecho a dormir ocho horas, a estudiar otras ocho horas –ojalá no tanta televisión–, o a estudiar por la televisión, y a trabajar ocho horas. Pero miren, qué triste pedirlo, porque de inmediato aparecen voces, inclusive en el Senado de la República, diciendo que eso de las ocho horas es antitécnico.

Es simplemente el intento de convertir a una trabajadora o a un trabajador en esclavo. Volver a los tiempos de la esclavitud.

Pues, en este lugar, nuestros abuelos, en el siglo XX, tanto los pescadores como las bogas del río Magdalena –que eran la arteria del país desde antes, desde los españoles, nuestra gran autopista de agua–, por donde se vinculaban los pueblos y se vinculaban las mercancías que tocaban, no había dinero. Los ancestros de los colombianos y colombianas.

Da alegría estar en este mismo sitio donde los primeros sindicatos de trabajadores ferroviarios, porque al lado del río Magdalena empezó –antes que la carretera y la tractomula a hacer ruido– el tren para llevar pasajeros y para llegar carga de manera eficiente.

Las líneas férreas ​proyectadas

Da gusto inaugurar esta primer APP (Asociación Público Privada). Le llamamos primera concesión de línea férrea por APP. Es una ley un poco complicada.

Y ahora empieza la modernización de la línea. No es la única. Hay un mapa construido en la Agencia Nacional de Infraestructura que debe desarrollar una agencia especializada ferroviaria, ministra, si se acabó Ferrocarriles Nacionales, debe reaparecer la Agencia Nacional Ferroviaria que trate de construir las primeras líneas de una red que se vaya vinculando entre sí.

Las primeras que se han diseñado son las siguientes: la línea Villavicencio – Puerto Gaitán (en el Meta), pensando en el futuro que se pueda ir hasta el río Orinoco, desde Puerto Gaitán.

Ya se puede navegar el río Meta y, por tanto, el Orinoco y, por tanto, llegar al mar desde el centro mismo de la altillanura colombiana.

Algún día, también por línea férrea, Villavicencio se podrá juntar con Neiva (Huila) por las pendientes y desde arriba podríamos llegar aquí por tren.

La segunda, Palmira – La Dorada: Palmira, Valle del Cauca – Dorada (Caldas). Lo que juntaría el Valle del río Cauca, que es donde queda Palmira, atravesando la Cordillera Central con esta otra línea férrea troncal en este mismo sitio, (La) Dorada.

La Dorada, si este sueño se vuelve realidad –y ya comenzó a volverse realidad–, sería una de las grandes ciudades de Colombia. Ojo con eso.

Las líneas que van del Magdalena Medio hasta Bogotá, para que Bogotá tenga una primera salida de carga en tren.

Ustedes saben que la capital de Colombia ni tiene río navegable ni lo tendrá, ni tiene mar. Solo tiene unas carreteras ineficaces para transportar carga. ¿Puede morir la capital de Colombia? Desde el punto de vista económico, sí, si no desarrolla transportes eficaces, y transporte eficaz es el menor valor por tonelada de carga que sea posible, de acuerdo con la tecnología, tener.

Y –hoy por hoy– es el tren. Por tanto, una de las líneas es el tren de Bogotá hacia el norte, Zipaquirá (Cundinamarca), y posiblemente su llegada sea a La Dorada –depende de los precios de construcción– o hacia Barrancabermeja. Igual, esta misma troncal que puede vincular la ciudad de Bogotá. Esta línea, por tanto, llegaría a Santa Marta.

La idea la planteamos en la campaña electoral. Si, desde Buenaventura, subiendo la Cordillera Occidental, llegamos a Palmira –el corredor tiene estudios, existe– y si desde la línea férrea del occidente pasamos hacia La Dorada y de aquí hacia Santa Marta (Magdalena), quiero que quede eso bien claro, comenzamos a unir el Océano Atlántico con el Océano Pacífico.

Es el sentido. Nuestros abuelos no lo vieron así, que debe tener la red nacional ferroviaria en unos años, quizás décadas, porque igual podemos juntar Cupica (Chocó) con el Golfo de Urabá. No son sino 110 kilómetros y haría las veces –no es un canal de agua–, pero ayudaría como alternativa en carga al Canal de Panamá, que está moribundo, porque el lago Otún –no me acuerdo bien el nombre– se está secando por la crisis climática.

Trump mandó los soldados de nuevo a tomar el territorio del Canal de Panamá, violando el tratado Omar Torrijos con América Latina.

Como Presidente de Colombia, tengo que decir que no estoy de acuerdo, porque el gobierno de Colombia de esa época, Alfonso López Michelsen, y recuerdo que se subrayó con Belisario Betancur, el Gobierno de Colombia y los jefes de Estado de ese entonces avalaron con su firma el tratado Omar Torrijos con Estados Unidos.

Hoy Estados Unidos está violando el tratado Omar Torrijos y, por tanto, si el Canal de Panamá ya está en estas circunstancias de juego comercial o de juego, incluso militar, de nuevo en la competencia entre Estados Unidos y China, pues entonces tenemos que llenar toda la América Central, México y nuestra Colombia de ferrocarriles que junten el Pacífico con el Atlántico y aquí damos nuestro primer paso.

Habrá otras redes que lo hagan lo mismo, pero, por lo menos aquí, dimos el primer paso.

Ahora bien, esta concesión…

—Compañero, ¿Cuál es tu apellido? Bueno. Bueno, el castellano bueno.

Esto no tiene peajes, aquí no hay peajes, no se puede poner peajes y es difícil que aparezca un hueco por ahí.

Pero aquí quiero hacer mi propia crítica a este proceso, porque nos demoramos demasiado en la (Agencia Nacional de Infraestructura) ANI.

Desgraciadamente, en el Ministerio de Transporte, aún en el de mi Gobierno, hubo demasiado peso de los intereses particulares, de las concesiones, de los dueños de las concesiones viales de cuatro y cinco o doble calzada, como la llamamos. Es un tema que tiene que analizar Colombia.

Y está aquí Juan Martín Caicedo (Ferrer, presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Infraestructura), que sabe de este debate entre una tractomula y un tren.

El costo por tonelada transportada por kilómetro es mucho menor en el tren que en la tractomula. Luego, el eje central del transporte de carga de Colombia debe ser el tren. La tractomula no es que se vaya, porque se necesita, dado que en todas partes no se puede construir modo férreo, pero el modo férreo troncal debe ser la prioridad.

Prioridad a las redes​​ férreas

Eso se lo olvidó Colombia, pero hoy tenemos que plantearlo. Resulta que la mayor parte del presupuesto nacional en una cuantía de 100 billones de pesos en la última década, y está proyectado, incluso, hacia las próximas décadas, son carreteras doble calzada con peaje. Negocio de los señores de los bancos. No porque sean de los bancos, sino porque no es eficiente.

Lo que nosotros hemos querido hacer es que cambie el cuadro de vigencias futuras, de tal manera que las redes férreas sean primero, financiadas.

Esta no más. Este tramo vale 3,4 billones (de pesos). Es más barato el kilómetro en tren que el kilómetro de carretera construida, y eso deberíamos aprenderlo. Y si es en tierra plana es muchísimo más barato el kilómetro de tren que el kilómetro de dobles calzadas construidas.

Estamos votando la plata con unos negociantes. Ahora, vamos a dejar en este gobierno financiadas todas las troncales férreas que hemos descrito aquí. A eso se le llama vigencias futuras. No vamos a incumplir los contratos de las 4G, pero quiero Juan Martín que le lleve esta razón, están guardados 13 billones (de pesos) en los fideicomisos contratados en cada una de esas rutas, el 42% en Colombia, el 30% en (Grupo) Aval.

Es decir, de los 13 millones de pesos que son de la Nación, que se giraron para hacer inmediatamente las obras de las carreteras, resulta que no hicieron las obras de las carreteras y el dinero está guardado en unos fideicomisos cuyo controlante ya no es el Gobierno, sino es la banca privada, y solamente dos bancos que son a su vez propietarios de concesiones: el grupo antioqueño de Bancolombia y Luis Carlos Sarmiento de Aval.

El mismo (empresario) Luis Carlos Sarmiento tiene por una vía que nunca hizo, Loboguerrero –Mulaló, atrás, yendo al Pacífico de Palmira, 2 billones guardados en su propio banco.

Y hablan, en las páginas de la prensa, oiga, que está muy grande el déficit fiscal del presupuesto del Gobierno. Y, entonces, ¿por qué no devuelven esa plata? El contrato no se lo modificamos, pero la plata debería estar en la nación hasta que ellos están listos a empezar a construir y se les dará.

¿Pero por qué tenemos déficit? ¿Por qué ellos no están construyendo o construyen lentamente? ¿Y por qué la plata que previamente les giramos por una obra que no nos entregaron está guardada en sus bancos?

Ahí hay un grave problema financiero que dejo aquí, porque debe ser remendado. Luis Carlos Sarmiento Angulo debe devolvernos los 2 billones (de pesos) que le pertenecen al pueblo colombiano. Y los demás también. Y cuando se cumpla la obra giramos, no tenemos ningún problema en hacerlo.

Y estos son los problemas que hemos tenido en la construcción de nuestra movilidad nacional. Pero hay más, no solamente el tren es más eficaz, sino que este tramo, mi querida ministra (de Transporte, María Fernanda Rojas), tiene una locomotora, diésel, compañero, esa es una locomotora diésel, si no estoy mal, y solo es carga.

Algún inteligente dentro de una organización multilateral dijo que solo fuese este contrato de carga. Y entonces, ¿la gente qué?  Sí, primero es la gente que la carga. Las poblaciones que viven en las riberas del río Magdalena y al lado de la línea férrea, desde Neiva y más allá, hasta Santa Marta, ¿no tienen derecho al tren?

Entonces, yo los invito a que empecemos a organizar los comités municipales del borde de la línea férrea para presionar por qué esta línea férrea no solamente lleve carga, sino lleve personas, pasajeros. Nunca, jamás La ANI debió haber estructurado esto sin pasajeros y sin energía eléctrica.

Ahora yo sé que ponerle energía eléctrica hasta Santa Marta vale un billete. Quizás, debemos comenzar con el diesel, pero el diesel está matando la vida a partir de la crisis climática. Luego yo le pido ministra, que se adelante el estudio de electrificación de toda la troncal. ¿Habrá en algún momento la posibilidad de hacer la transformación tecnológica, como lo ha hecho Europa en todas partes? Pasar del combustible fósil que mata la vida a la energía eléctrica limpia.

Y, entonces, sí que nos sentiremos orgullosos de ir por toda Colombia en tren como pasajero, porque ese es un derecho que todo ser humano debe tener. Eso no está hoy, estamos es comenzando, quizás soy muy ambicioso para comenzar con todo, pero eso debe tener toda troncal férrea de Colombia, energía eléctrica limpia y servicio a la gente, además de servicios de carga.

Por acá pasará mucha carga y hay que invitar al empresariado de Colombia, porque es el reto. Y me disculpan que me prolongue un poco en este discurso, pero está chévere el día, la noche ya.

Baja el desempleo ​​a un dígito

Las estadísticas del (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) DANE hoy, dicen cosas que para mi programa de gobierno son muy importantes. Hace un año, contando hacia este día de hoy, último mes, se han logrado 1.057.000 nuevos ocupados.

De ellos 600.000, más exactamente 380.000, en la agricultura y 218.000 en la industria. Es decir, del 1'057.000, la mayoría, 600.000 nuevos ocupados en la agricultura y en la industria.

Es decir, en la economía del trabajo y de la producción. Fue lo que propusimos en la campaña electoral. No queremos más extracción y una Colombia viviendo de algo que está matando la humanidad como el petróleo, el carbón y hasta la cocaína. Venenos los tres, sino una Colombia que ya había antes, que no debió haber interrumpido su paso. Quizás, por eso nos estamos matando entre nosotros mismos.

La economía de la producción, no de la extracción, la economía que es intensiva en trabajo, porque nadie más la hace que la gente que trabaja, que es la agricultura, que es la industria.

Pues las estadísticas dicen que lo estamos haciendo, porque gracias a que nos dedicamos a incentivar y a estimular la agricultura y a estimular la industria, no petroquímica, es que hoy tenemos un alto crecimiento de los puestos de trabajo en Colombia, a pesar de las crisis económicas que está viviendo el mundo y que está viviendo la nación.

Estamos cumpliendo el camino que prometimos. Ahora bien, ojalá lo mantengamos hasta el final del Gobierno y ya veremos si hay otro gobierno progresista que continúe ese camino.

Pero adicionalmente, adicionalmente, y aquí La Dorada ha sido testigo, no podemos cimentar esa agricultura y esa industria que crecen en manos de gente que trabaja, si no hay saber.

Doscientas ochenta hectáreas acabamos de entregar a la Universidad de Caldas en La Dorada para que allí se haga un campus universitario que albergue, incluso, con unidades residenciales para los estudiantes de fuera de La Dorada.

Seis mil estudiantes en educación superior, pública y gratuita en La Dorada. No estoy hablando de que vamos a, sino que entregamos la tierra para empezar y los recursos para construir saber, universidad.

No lejos de aquí, en Honda, se acaba de entregar otra cantidad de tierra, cerca de 470 hectáreas a la Cooperativa de Paz, Pescadores de Honda.

Yo quiero que este programa no sea exclusivamente para Honda, sino que todas las cooperativas de pescadores a lo largo del río Magdalena.

Y en esto espero que me ayuden a unirlos, Barranca, Dorada, El Banco, seguro que, hacia el sur, también, Honda, Girardot, quizás, hay más, las ciénagas de Puerto Berrío, las ciénagas aledañas, la Ciénaga de Santa Marta, que está.

Podamos juntar una federación de asociaciones de pescadores, porque este Gobierno quiere que la actividad de la pesca se junte con la agricultura, de tal manera que, cuando ya no hay peces, no hay subienda, pueda cultivarse el campo y pueda mantenerse el ingreso familiar.

Y ayudar a que la pesca misma, tanto en el mar como en el río, se vaya industrializando. Y el primer paso es la cadena de frío para que el pez se pueda congelar y no venga el especulador a comprarlo a precio de huevo, porque el precio de los huevos lo estamos bajando radical y sustancialmente en Colombia.

Este es un programa que, quiero que me ayude, en la extensión de sedes universitarias. La Asociación de Pescadores que se vuelven agricultores en el río Magdalena y mover este tren de tal manera que pueda llevar, entonces, la producción agraria del todo el valle del río Magdalena, su producción industrial, no solamente a las demás ciudades de Colombia, sino ojalá exportar allá en el puerto de Santa Marta, a donde llegará este mismísimo tren.

Si lo miramos, y sin venir a La Dorada, creo que le estamos cumpliendo a La Dorada y al Magdalena Medio de Colombia.

La reforma agraria en el Magdalena Medio tiene que acelerar. El Magdalena Medio era una tierra de campesinos colonos, porque había mucha selva y se transformó en un mar de sangre, porque mataron a los campesinos. Y yo necesito ministras, que aquí se reivindique al pueblo campesino, no lo está haciendo mi Gobierno en el Magdalena Medio.

Mil y pico de campesinos de Yacopí asesinados en la caída de Cundinamarca hacia el Magdalena Medio, una serie de haciendas de narcotraficantes que los conocemos hasta por número y no se le han entregado al campesinado del Magdalena Medio, a las víctimas, a los herederos de esas víctimas que quedan aquí.

Aquí hubo miles de asesinatos de campesinos liberales y hubo miles de asesinatos de campesinos de izquierda hasta Barranca, hasta El Banco, hasta el sur del Magdalena, hasta la misma Santa Marta, comenzando desde Honda, desde el Magdalena Medio cundinamarquez.

Y, ahora, tenemos que construir la paz en esta misma región, que no haya más sangre en esta misma región.

Pero para construir la paz no solamente se necesitan obras como este tren, que por eso le puse banderas rojas, no es propiamente mi bandera, pero es el rojo del futuro, rojo sol, porque por aquí los trenes de antes llevaban banderas rojas, porque esas eran las banderas de Jorge Eliécer Gaitán.

Y eso no puede ser asesinado nunca, nunca, ya no, porque entonces los que se vistan de azul se maten con los de rojo. Esos tiempos pasaron. Sino para que sepamos que el pueblo del Magdalena Medio es un pueblo libertario que no se deja sojuzgar y que nos va a ayudar haciendo y construyendo la paz. Y aquí cabe mucha gente en este Magdalena.

Yo a veces por la carretera, a oscuras, preguntaba durante horas y horas de viaje, como cuando uno entra a la boca del lobo sin una luz en los campos. ¿Y dónde está la gente? ¿Porque el viaje por carretera podía ser a caballo, a pie? ¿Por qué no hay luz en los campos?

Y si uno pasa de día encuentra la razón. No hay campesinos, solo hay una que otra vaca por ahí, en potreros, y potreros, y potreros inmensos.

Eso no es desarrollo. El desarrollo es cuando haya luces y gente viviendo tranquilamente en los campos del Magdalena Medio, que se llene de luces como con luciérnagas en la noche, no es plaga, como dicen en el Club del Nogal, es trabajo.

Nosotros lo que buscamos es que esos campos del Magdalena Medio dejen de ser potreros y empiecen a ser campos de cultivo agrario, de alimentos, para que haya más trabajo, para que las ciudades sean más ricas, para que el hambre no sea lo que rodea las plazas de mercado mal hechas de las ciudades del Magdalena Medio y eso necesita una paz.

Compra de tierra​​s

A quienes se cogieron la tierra a sangre y fuego, a quienes hoy aún miran con desconfianza el futuro y se creen señores feudales teniendo tierras sin producción, les digo vendan la tierra a precio de mercado, el Gobierno se las compra, el Gobierno quiere hacer regadíos. Si no quieren vender toda la hacienda, porque quieren cultivar y les gusta la tierra, pues quédense en paz.

Pero queremos que haya producción en las tierras del Magdalena Medio y que el campesinado del Magdalena Medio pueda volver y cultivar la tierra en paz, que este Gobierno lo va a acelerar y que, por tanto, ministra, las grandes haciendas deben pagar valorización por las obras de este tren.

No más a enriquecer ricos, más a enriquecer pobres, que los ricos ayuden, pero que también paguen, porque ha sido el escenario de los pasados gobiernos el enriquecer cada vez más a los ricos y el empobrecer cada vez más a los pobres. Y eso no puede ser.

Cobrar valorización. Y hasta ahora la Oficina de Valorización del Ministerio de Transporte no ha cobrado la primera factura de valorización ni en las 4G ni tampoco en las líneas férreas. Y hay que entender que ese es un método de financiación para que podamos hacer más vías férreas y para que la carretera llega a la vereda del pobre y para que se hagan las carreteras de las regiones excluidas.

Y no solamente las grandes carreteras que rodean el norte de Bogotá o el sur de Medellín. Cobrar valorización no es al campesino ni al pobre, es al que tenga grandes haciendas alrededor de la línea férrea, porque no le vas a aumentar el valor con el presupuesto público que tenemos que invertir aquí.

Ese es un principio de justicia que quiero que ustedes tengan en cuenta y no se les olvide.

Consulta po​​pular

Ahora bien, mañana espero que más multiplicado por 100 aquí. Salgamos a luchar por la consulta, que dejen hablar al pueblo.

La Constitución Nacional, en sus primeros tres artículos prescribe como fundamento que es el pueblo el dueño de la nación, del territorio y del Estado, que no hay institución que pueda decir que no le dice al pueblo, cualquiera de estas instituciones constituidas que decida no representar al pueblo no puede existir.

Dice la Constitución que la soberanía reside exclusivamente en el pueblo y no en ningún rey o reyezuelo o reyezuela. Es el pueblo el jefe, es el pueblo el soberano, dice el Himno Nacional, es el pueblo, el comandante.

Y mañana lo vamos a demostrar. Mañana queremos a millones de colombianos a lo largo y ancho de Colombia, con otra voluntad, con otra, cultura, con otra manera de pensar, que ya no es el que agacha la cabeza siempre, que ya no es el que se deja engañar siempre y los días de elecciones vende su botín como se vende la primera, la primogenitura que decía Esaú era, ya no me acuerdo, Esaú.

Sí, Esaú. El pobre vendió por un plato de lentejas su progenitura. Por ahí se fregó. El pueblo colombiano no va a ser tan bobo como Esaú. No vende su progenitura sobre la propiedad del Estado colombiano, porque es el dueño y señor y es la dueña y señora. Y lo vamos a demostrar.

El Primero de Mayo, que no se les ocurra ir contra el pueblo, ya lo hemos demostrado.

Soy parte de ese torrente. Llegó la hora del pueblo, esta es la hora del pueblo, porque este es el centro vital del mundo, la antigua Gran Colombia, porque Colombia es el país de la belleza y la vamos a querer, la vamos a cuidar y la vamos a empoderar entre todas las naciones de la tierra. Este tren es la demostración.

Aquí comienza el final de Cien años de soledad. No nos dejamos matar más entre nosotros mismos. Nos unimos para que este tren no solamente llegue hasta Santa Marta, sino para que este tren lleve al pueblo colombiano hasta la gloria, hasta la belleza, hasta la sociedad del conocimiento, hasta las estrellas.

Ojalá, cuando nuestros hijos de nuestros hijos sepan que fuimos sabios cuando decidimos por primera vez en 200 años republicanos, que Colombia tendría décadas de historia sin que se matara más un colombiano con otro colombiano por venganza, por codicia, por violencia, por política.

La paz es nuestra revolución y solo en la paz podremos construir de nuevo un sueño de Bolívar, la Gran Colombia.

Gracias por haberme escuchado, muy amables.


(Fin/gaj)​​