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Discurso

Palabras del presidente Gustavo Petro en el evento: Alianza Comercial por la sustitución de cultivos: 'De la tierra a tus manos'

Foto: Joel González - Presidencia

Presidente Gustavo Petro durante el lanzamiento de la Alianza Comercial por la sustitución de cultivos: ‘De la tierra a tus mano

“Sacar a los campesinos productores de hoja de coca de la cárcel debe ser un propósito de paz, no es un capricho mío. Está escrito en el Acuerdo de Paz. La pregunta es ¿por qué pasados siete años no hay ninguna iniciativa legislativa para que el campesinado preso por tener hoja de coca en su poder salga de la cárcel cumpliendo los acuerdos de paz que se firmaron en 2016?”

Belén de Bajirá, Chocó, 15 de agosto de 2024

Bien, aquí asumimos un problema que es supremamente complejo en el mundo y sobre todo en Colombia. Un saludo a los maestros, las maestras, Chocó es una gran tierra productora de profesores y profesoras. Recuerdo yo que tenía a mi profesor de Geografía, el profesor Serna, nunca más lo volví a ver, era el que me enseñaba el mundo. Por él es que, quizás, estoy aquí porque me empezó a enseñar no sólo cuántos, cuáles eran los puntos geográficos que yo veía perdidos desde mi colegio, lejanos del mundo y de Colombia, y ahora ha resultado casi que los he recorrido todos, sobre todo los de Colombia, recorrido varias veces tratando de cambiar el país a través de lo único que puede cambiar a Colombia, que es el pueblo mismo colombiano. No hay otro responsable de un cambio que el pueblo. Cualquier voluntad individual se estrella si no está el pueblo.

La reforma de cambio que ha propuesto mi Gobierno, que se propuso desde hace meses y años en la campaña electoral, solo es posible adelantarlas si el pueblo está presente, si el pueblo está en la calle, si el pueblo está actuando. Ya es prácticamente evidente la cantidad de obstáculos al interior del Estado, y aún al interior de la sociedad, se ponen a una serie de reformas que lo único que buscan es lo simple para la gente, tener una pensión. Que un viejo en la calle hoy, una vieja en la calle hoy, que es la mayoría de las personas de la tercera edad, las mujeres, tenga un bono pensional, eso se volvió pecado: que no se puede, que sí sé cuántas, que es una irresponsabilidad, que el dinero no es para ello, que les vamos a expropiar los ahorros a los cotizantes. 

Ya no volvieron a repetir eso porque son mentirosos en esa afirmación, simplemente construimos un sistema pensional a través de la Ley que complementando los dos sistemas que habían, pues resulta que podían financiar a tres millones de ancianos y ancianas un bono pensional, y eso no se quiere en Colombia por parte de unos sectores, les parece profundamente terrible que un viejo o una vieja tenga un bono pensional. 

¿Qué es el Estado Social de Derecho?


Entonces yo me pregunto ¿y para qué hablan de Estado Social de Derecho? ¿Qué hipocresía es eso ante la sociedad colombiana? Porque debería explicar qué es un Estado Social de Derecho. Un Estado de Derecho los liberales lo inventaron hace dos siglos, tres siglos, es que nos guiemos por normas que respetemos todos y todas, que nos guiemos por leyes democráticamente construidas. 

Es decir, que quienes hacen las leyes sean representantes del pueblo, hay que pensar si así ha sido en toda la historia de Colombia, las leyes han sido hechas por representantes del pueblo o a veces por las mafias mismas que se han tomado la representación del pueblo, a veces por las mafias de la corrupción que se toman la representación del pueblo o, sobre todo, en la historia de Colombia, a veces por los grandes dueños del capital y de la tierra que se toman la representación del pueblo y hacen las leyes para ellos.

Desde la Constitución del 91, hace ya más de 30 años, decidimos construir fue un Estado Social de Derecho. ¿Qué significa esas palabras, las tres juntas? Que la Ley tiene un objetivo, que la norma tiene un objetivo, que es construir la igualdad en una de las sociedades más desiguales del mundo. 

Cuando decimos Estado Social de Derecho, estamos hablando de una democracia con justicia social, no una democracia de desiguales, porque eso no puede sostenerse ni existir, cuando estamos hablando de Estado Social de Derecho estamos hablando de un orden justo, justo significa que las gentes, todas, independientemente de su región, de su etnia, de su origen cultural, puedan vivir en dignidad en este país. 

Estamos hacia atrás en la historia, esto que acabo de decir no es cierto, la historia del Chocó lo demuestra, el Chocó ha sido una región olvidada por siempre por una sola razón: porque aquí vinieron a poblarla los esclavos que se liberaban ellos mismos de las cadenas, porque quienes eran dueños de esos esclavos, miren la atrocidad de lo que pasó en la historia hace unos siglos, esos dueños de esclavos tuvieron sus hijos, sus descendientes, en estas tierras también, pero nunca vivieron en el Chocó, nunca vivieron en las tierras de la libertad de sus antiguos esclavos, nunca los quisieron, siempre quisieron manejar al pueblo colombiano como si siguieran siendo esclavos y siervos.

La sociedad más desigual del mundo


Por eso tenemos una de las sociedades más desiguales del mundo, esa desigualdad no se ve solamente en Bogotá, que se ve: no hay sino que caminar una hora entre el norte y el sur, o se ve en Medellín, no hay sino que caminar una hora entre el sur y el norte, o se ve en Barranquilla, no hay sino que caminar entre Soledad y el norte de Barranquilla. Se ve también a lo largo y ancho del territorio de Colombia, como se vive en el Chocó y como se vive en el norte de Bogotá, esas dos regiones que a veces no se miran a la cara por la distancia, marcan las distancias más grandes entre los seres humanos que se pueda encontrar en el planeta Tierra.

No es normal que eso suceda en ningún país del mundo, sea rico o sea pobre, la distancia social, la distancia social entre un habitante de Belén de Bajirá y un habitante de Chapinero es inmensa, y peor si viéramos las riquezas más altas que se producen y se concentran en algunas personas de Colombia, así no se puede construir una democracia, así no se puede construir la paz, por eso llevamos 75 años de una violencia casi que permanente en Colombia.

¿Qué país hay en el mundo que pueda decir que ha vivido 75 años continuos de violencia? ¡Ninguno! Guerras ha habido y hay en este momento violencia, la vemos no más en Palestina, por ejemplo, allá en la Ucrania eslava, pero 75 años seguidos viviendo la violencia, eso no existe, solo existe en Colombia y tiene una explicación, puede volverse tan permanente la violencia por una sola razón: la violencia se genera cuando hay desigualdad social, ¡y punto! 

No es cierto, y nuestra Constitución no proclama el que por un color de piel entonces tengamos que ser pobres y por otro color de piel tengamos que ser ricos, no es cierto. Nuestra constitución no proclama que por nacer en una región, por casualidad, en un barrio, y nacer en un pueblo, por casualidad en otro, entonces tengamos que ser seres tan desiguales desde el punto de vista de la economía y de las oportunidades de la vida. No solo se ha construido en Colombia a partir de egoísmo social, a partir de una mentalidad de esclavistas que aún perdura, aún hay gente que dice que a los trabajadores hay que mantenerlos es con bajos salarios y altas jornadas de trabajo.

En toda la OCDE, son como más de 50 países y al cual pertenece Colombia, la jornada más larga de trabajo es la colombiana, y cuando vamos a ver la productividad, es decir cuánta tecnología y saber se le introduce a ese trabajo para que produzca más riqueza, resulta que es la sociedad más improductiva de toda la OCDE, un enorme error de siglos, absolutamente adverso, incluso, a lo que se llama el capitalismo, porque pensar que la ganancia es a partir del trabajo muscular y desgastante durante las horas más extensas que se pueda tener en una semana, en un año, decir que así nos vamos a desarrollar, es prácticamente condenarnos al siglo XIX, al atraso, las sociedades de hoy no se desarrollan por la jornada laboral extensa sino por la tecnología y el saber articulado al trabajo y la producción.

Priorizar la inversión pública


Entonces habría que preguntarnos cuánto saber se está extendiendo en la juventud del departamento del Chocó, tendríamos que preguntarnos cómo está el desarrollo de la educación superior en el departamento del Chocó. Un estudiante de la Universidad Nacional en Bogotá, pública, vale 42 millones de pesos al presupuesto nacional, un estudiante en la Universidad del Pacífico en el Chocó vale 3 millones y medio de pesos, la diferencia es la calidad educativa. Es decir, hay un saber para unos y una renuncia del saber para otros, y eso ni más ni menos se llama sentar las bases de la desigualdad y sentar las bases de la violencia.

Tienen ustedes razón cuando preguntan aquí por el agua potable, a mí me da pena porque el Gobierno ni siquiera tiene los dineros para el agua potable. ¿Por qué no tiene los dineros para el agua potable? Porque la mayor parte de la inversión pública de Colombia se ha destinado a hacer carreteras con peajes, que son un negocio financiero de 4 o 5 familias en Colombia, y que no pasan por aquí como no pasan hacia Quibdó, por eso murieron 50 personas en un derrumbe en la triste carretera entre Medellín y Condoto, porque allí no hay plata para invertirle porque no es un negocio financiero, eso es lo que se llama injusticia.

Eso se quiso solucionar en un proceso de paz que llegó el Gobierno colombiano a declararlo ante el mundo a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la forma de una vinculación con la humanidad, la Declaración Unilateral de Estado, está incumplida, porque allí lo que se proponía como acuerdo de paz en Colombia es la igualdad, la búsqueda de cerrar las brechas entre los territorios de Colombia. 

Cuando yo voy a ver los presupuestos públicos, lo que veo es cómo se ahondan las brechas territoriales en Colombia, la plata va para unas regiones y deja de ir a otras regiones, la plata va para unas obras rápidas con contrato firmado y seguro en donde casi que por computador la plata financia esa obra, la gran carretera con peajes de un banco, pero en cambio no financia el agua potable de Colombia. 

Y si no hay agua potable los niños mueren, no solamente la niña que muere en el confinamiento porque no la dejan pasar para ser atendida, tiene unos responsables y unos culpables, al parecer el Ejército de Liberación Nacional. Pero lo mismo sucede con los niños y las niñas que por miles mueren simplemente porque no hay agua potable, simplemente porque los que decidieron la política presupuestal priorizaron la carretera de peajes del banquero y no los acueductos y las carreteras de las poblaciones excluidas de Colombia. 

Transformar el territorio excluido


Necesitamos $100 billones, 100 millones de millones de pesos, para que toda Colombia tenga agua potable, no está en nuestros presupuestos, eso es lo que nos gastamos pagando la deuda externa que nos dejó Duque, tendríamos que demorarnos casi 200 años para alcanzar el objetivo de que toda Colombia tuviese agua potable, no es posible que tengamos entonces un Estado de esa manera construido. 

El territorio excluido tiene que ser la prioridad de la inversión pública, no hay otra forma de cerrar la brecha, y ese es lo que yo llamo el principio de un Acuerdo Nacional: si no lo hacemos, el territorio excluido seguirá no solamente sembrando hoja de coca, haciendo cocaína y viviendo la violencia de la cocaína a escala latinoamericana y americana, y mundial hoy, sino que tampoco construiremos una nación unida que se llame y sea grande, la República de Colombia. 

Un Acuerdo Nacional pasa por priorizar las inversiones en esta región, por eso cuando hablamos de sustitución de cultivos, el tema que nos ha traído aquí, sustituir un cultivo ilícito en un territorio excluido significa que el territorio excluido deje de estar excluido, esa es nuestra fórmula para luchar contra el narcotráfico. 

Si el territorio excluido sigue estando excluido, sigue la siembra de la hoja de coca o de alguna otra sustancia que el mercado mundial prohíba y que se pueda hacer en estos territorios, y con ellos llega la mafia, con ellos llega las armas, con ellos como he dicho en muchas regiones, un joven negro mata a otro joven negro, un joven negro pobre termina matando a otro joven negro pobre, cuando deberían estar unidos y juntos para cambiar el mundo y para cambiar la sociedad colombiana y su injusticia. 

Las armas, como está sucediendo en San Juan, solo matan gente pobre, mientras que quienes han derivado la riqueza de Colombia en sus máximas instancias ni siquiera se enteran del nombre de la niña que muere porque no la dejan pasar al hospital, o de los jóvenes negros que mueren en las trochas matándose los unos a los otros. 

Aquí venimos a cambiar esto, no lo podemos hacer sin el pueblo, esa es la realidad, es con ustedes, no podemos hacerlo de otra manera, lo que queremos es cambiar una economía por otra, por otra que empiece a generar riqueza sin violencia en el territorio. 

La ganancia de la cocaína se está quedando en México, en Croacia, en Albania, en los países europeos y hasta en Nueva York, aquí queda es la sangre, la gente llorando sus seres queridos asesinados. Esa es otra injusticia, no podemos salir de una injusticia para construir otra injusticia, peor aún, porque asesina y mata a diario.  

Sustitución de cultivos ilícitos


Por eso lo que queremos, y aquí ese es el punto al que venimos, es cambiar un cultivo por otro. La señora nos dijo que podíamos usar el cultivo ilícito, con toda sinceridad aún no hemos logrado que eso se apruebe en una instancia de poder mundial que determina qué es lo ilícito y lo lícito en el mundo: el Consejo de Drogas de las Naciones Unidas. 

Lo intentamos, no es que no hayamos querido hacerlo, nuestra embajadora Laura Gil lo propuso ante las naciones del mundo, logramos algo, el que la política antidroga ya no sea fumigar, ya no sea criminal y criminalizar al pueblo pobre, pero no logramos que se separe de los productos prohibidos la cocaína de la hoja de coca. Aún tenemos que luchar más para ello, aún tenemos que organizarnos más para ello. 

Claro que la hoja de coca es un producto que los indígenas encontraron en la selva amazónica al cual le dieron otras propiedades culturales, espirituales, etcétera, que mascar la hoja de coca, como vemos en la Sierra Nevada de Santa Marta, no produce cocaína. La cocaína la hicieron los negociantes europeos y después norteamericanos, y la hoja de coca para que la jornada de trabajo se extendiera aún más de la que había, porque producía el efecto del estímulo y del no dormir, y del trabajo forzado, así fue como la cocaína entró al mundo. 

Ahora está prohibida, por eso tiene un precio alto y es rentable. La rentabilidad se va quedando, sobre todo, en los países de afuera. Sustituir esa producción por otra significa que la otra producción sea rentable, ese es el secreto. La cocaína pasa de la hoja de coca a través de un proceso de industrialización que comienza a veces en la casa del campesino que vende la pasta de coca. 

Si nosotros encontramos productos que en proceso de industrialización también pueda dar la rentabilidad más la paz, que vale, indudablemente la paz en la vida, en la familia, en la región, entonces con toda seguridad las comunidades campesinas se trasladarán al nuevo producto porque ninguno aquí ni en Colombia quiere la guerra. Esto es lo que queremos hacer aquí. No queremos fumigar, eso es un fracaso. 

No queremos que al campesinado productor de hoja de coca se le trate como un criminal y se le lleve a la cárcel, eso es un fracaso. El 25% de la población en cárcel de Colombia son campesinos productores de hoja de coca. Andan diciendo por ahí que están atiborradas las cárceles, las URI, y tienen razón, y entonces piden que se construyan más cárceles, y lo que podríamos es sacar más presos de la cárcel. 

Impulsar la producción agroindustrial


¿Por qué hay campesinos productores de hoja de coca presos en la cárcel si no son narcotraficantes? ¿Por qué el Congreso de Colombia no ha expedido una Ley que nosotros queremos que se apruebe para descriminalizar al productor de hoja de coca en Colombia, que no es lo mismo, como dijo la señora de cocaína?

Saldrían 25 mil presos de la cárcel, las cárceles dejarían de estar atiborradas, habría más derechos humanos y dignidad para la población carcelaria que por diversos crímenes ahí estén, y los campesinos podrían ir de nuevo a su tierra a cultivar lo que el Gobierno ayude a producir para la paz fuera de la ilicitud. 

Sacar a los campesinos productores de hoja de coca de la cárcel debe ser un propósito de paz, no es un capricho mío. Está escrito en el Acuerdo de Paz y se presentó como voluntad vinculante al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. 

La pregunta es por qué pasados siete años no hay ninguna iniciativa legislativa para que el campesinado preso por tener hoja de coca en su poder salga de la cárcel cumpliendo los acuerdos de paz que ya se firmaron en el año 2016 por partidos políticos que dijeron que apoyaban ese Acuerdo: el Partido Conservador, el Partido de la U, el Partido Cambio Radical, nosotros no estábamos prácticamente ahí en ese Congreso de la República.

Yo preguntaría: ¿y por qué, si se comprometieron con ese Acuerdo y dejaron que se presentara ante la humanidad, entonces no están presentando y aprobando los proyectos de ley que son la consecuencia directa de cumplir ese Acuerdo? Si no se cumplen los acuerdos lo que hay es violencia. 

Por tanto, el primer punto, que es sacar libres de la cárcel a los campesinos de Colombia que no tienen la culpa del narcotráfico en el mundo, de la prohibición de las drogas, o de la ausencia del Estado en sus propios territorios que no les permitió otro tipo de actividad, me parece que es un hecho de justicia social fundamental que hay que conseguir. 

Ahora sustituir los cultivos, Gloria (Miranda, directora de Sustitución de Cultivos Ilícitos), en esto varias de las intervenciones han apuntado: uno, que hay que iniciar procesos agroindustriales en los territorios exclusivos, sin industria no se compite con la cocaína, es decir que si vamos a producir cacao, que es uno de los grandes éxitos recientes, incluso de este Gobierno, entonces hay que hacer chocolatería en la región, o parte de la chocolatería; que si vamos a producir coco como en Nariño, entonces podamos industrializar la producción del coco; que si vamos a producir madera, como también en estas regiones podría hacerse con bosques y silvicultura, podamos industrializar la madera e incluso exportarla. 

Ese tema es fundamental y eso implica asociación, porque no puede industrializar una persona individualmente, como erróneamente pensó el PNIS (Plan Nacional de Sustitución de Cultivos Ilícitos) que se equivocó completamente y por eso se le incumplió a 93 mil familias que firmaron los acuerdos de sustitución del cultivo del PNIS. No es por individuos, es por regiones, es por asociaciones, es por consejos comunitarios como los que hay aquí que podríamos lograr procesos de industrialización y de mayor productividad de los productos que puedan reemplazar la hoja de coca. 

Impulsar las exportaciones


Aquí hay arroz, ministra de Agricultura (Martha Carvajalino), dice la Gobernadora (del Chocó, Nubia Carolina Córdoba) que es tres veces más productivo la sembrada del arroz en estos territorios que en Córdoba: eso hay que demostrarlo, hay que estudiarlo, pero si es así, y habría que enviar a los señores expertos y las señoras expertas en estos temas del Ministerio de Agricultura, entonces aquí tenemos una región para procesar arroz e industrializarlo y venderlo, pues no solo los supermercados del Éxito en Colombia, y ahí le propongo compañero que miremos las posibilidades de exportación.

¿Por qué? Porque una región como esta, como el Carmen, como donde estuvimos recientemente, Domingodó, es del Carmen, está más cerca al mar que Bogotá, y puede llegar al mar por agua, se mejoran las condiciones del río Atrato, entonces, ¿por qué no podríamos exportar? Si las productividades de un arroz que se industrializa en esta región son altas, pues las posibilidades de exportación son altas. 

¿Por qué hablo de exportación? Porque es que la cocaína se exporta, algo llevarán a Bogotá, pero ese no es el negocio, el negocio de la cocaína es llevarlo a Estados Unidos o a Europa, el traqueteo consiste en eso: ¿Cómo se llevan los bultos esos en un barco en alguna forma al mercado de consumidores de cocaína que está en los Estados Unidos o en Europa o en nuestras regiones del mundo? 

Pues para sustituir esos cultivos hay que llevarse el arroz también para Estados Unidos, para Europa o para cualquier otro lugar del mundo, y no para, como hace el traquetismo, ver cómo se lleva la cocaína entre el arroz, sino porque el arroz, o el plátano o cualquiera de los otros productos que aquí vemos, se vuelve una forma, quitando el riesgo de cárcel, de muerte de la familia, incluso del territorio, se vuelve una producción mejor.

Y entonces el campesinado de aquí se vuelve un productor de alimentos que se pueden industrializar y para poderlo hacer necesitamos la mano de ustedes, los productores del capital privado, el Éxito y otra inversión.

En esto, Gloria (Miranda) tiene que construir la propuesta completa y su realización porque entonces pasamos de fumigar, de llevar a la cárcel el campesino, de quemarles sus ranchos como lo hicieron en La Macarena, de volverlo pasto de las violencias y de las armas sobre todas sus juventudes, lo llevamos a un trabajo productivo, asociativo, en donde, como hicimos en Domingodó, que podamos poner en los techos los paneles solares, es lo que hace que haya energía eléctrica en el mundo del siglo 21, y al mismo tiempo poner la fibra óptica con las antenas.

Y entonces, en lugar de ser un territorio excluido, lejano por las carreteras que no se hacen, entonces podamos ver desde este mismo punto el mundo y conectarse con el mundo, comerciar con el mundo, y tener energía limpia en este mismo territorio que es como se transforma, en realidad, la exclusión en justicia social, la exclusión y la esclavitud que aún permanece en Estado Social de Derecho. Esa es la propuesta.

Aquí vinieron Gobiernos, o en otras regiones, a fumigar, y los gringos decían que fumigáramos y nos vendían el glifosato a altos precios. Y ahora hay más coca que antes.

Y vinieron a decir que las leyes tenían que ser profundamente agresivas contra el campesinado, y el Estado colombiano terminó haciendo una guerra contra el campesinado que es la base de la nación colombiana, y lo que hemos obtenido con 75 años de violencia y 700 mil personas asesinadas. Ese no es el camino.

Lo que vine a decir aquí, me crean o no los norteamericanos y yo les he pedido que me entiendan, es que nos abran sus supermercados, los mismo de allá, como se llamen. Que se pueda vender el arroz industrial que se produce aquí, vender el chocolate del cacao, y en otras regiones el café excelso, que se pueda vender la producción del campesinado colombiano en Bogotá, en Barranquilla, pero también en California, en Nueva York, en Londres o en París.

Y en ese esfuerzo los necesitamos a ustedes, a personas como ustedes, que no solamente estén pensando en la ganancia per sé, al final las ganancias se acaban cuando la muerte destruye una sociedad. Miren El Salvador: estuvo décadas en una guerra, hubo una guerra interna en los años 80 y luego hizo un proceso de paz. Ahora hay otros problemas en El Salvador, toda sociedad los tiene, pero yo creo que no se volvieron a matar entre sí en un aguerra con armas, pululó la delincuencia, pululó formar de disolución de la sociedad, pero El Salvador fue encontrando un camino que seguirá buscando en el futuro. 

Colombia aún está en las llamas de la guerra, Colombia aún por territorios sigue su juventud muriendo, la ayuda de ustedes (el Grupo Éxito y todos los empresarios) es fundamental porque, entre más ganancias hagan la sociedad y el pueblo más ganancias harán ustedes, es un ‘gana-gana’. 

Nosotros queremos que esta región se vincule a los grandes mercados nacionales y, sobre todo, a los mercados internacionales, para poder superar le economía ilícita y construir paz, democracia, justicia social en Bajirá, en todo el Chocó y en toda Colombia.   

Gracias por haberme escuchado.

(Fin/aga)