Bogotá, 21 de noviembre de 2024
Aquí estamos en algo que, quizás, ya la juventud en Colombia no logre reconocer, porque fue antes de ella. Los más jovencitos no se acordarán de la palabra Telecom.
Telecom fue nuestra empresa de telecomunicaciones de Colombia en los tiempos en que, para hablar nacionalmente, había que usar un cable de cobre y un teléfono fijo.
Yo alcancé muchas veces, incluso, trabajando, a usarlos, e internacionalmente, incluso, había que ir a unas cabinas en los pueblos, unas… Pedazos… Otras eran para llamadas internacionales, otras para nacionales.
Valía mucho la llamada y eran otras tecnologías. Hoy comunicarse, prácticamente, es inmediato con cualquier lugar del mundo y se usa otro tipo de tecnologías: fibra óptica, satélite, desde la casa y sin ningún cable que lo junte a uno con el teléfono.
La excusa del cambio de las tecnologías que tiene que ver con el conocimiento humano que avanza.
Y, a través del conocimiento humano, los cerebros son –porque el conocimiento no es más, sino el acto cerebral del pensar, del leer, del interactuar con otros cerebros, de antes o de ahora, no sé si del después, sería difícil probarlo–, los que van construyendo esto que se llama el pensamiento y el conocimiento humano y su aplicación en lo que llamamos tecnología.
Luego la tecnología no es más, sino el trabajo humano que viene del pasado, que se expresa en el presente y que afecta para bien o para mal el presente y el futuro, porque en el futuro, otros pensadores, miles de millones, porque este no es el genio de uno solo, no es (Isaac) Newton (físico, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés), es toda la humanidad pensando y comunicándose entre sí los pensamientos como la especie humana va avanzando y resolviendo problemas cada vez más graves y, hay que decirlo, produciendo problemas cada vez más graves.
Es la dialéctica y el fluir contradictorio de la humanidad en su historia. Así ha sido y así es.
De resaltar ese avance de la humanidad en la tecnología, es el trabajo conjunto de los cerebros humanos. Trabajo conjunto.
Este fue el tema con el que peleé con (Javier Gerardo) Milei (Presidente de Argentina) verbalmente en la reunión de los más grandes poderosos del G20, que no aparece en ninguna parte de la comunicación televisiva mundial ni colombiana por una sola razón: La delegación
argentina a la cual le entregan los videos de su intervención la escondió, no la publicó. Algo no les gustó de lo que pasó allí.
Yo publiqué mi intervención y tiene que ver con este precepto económico y político, que la humanidad solo avanza ayudándose a sí misma, y que esa idea que pregonan como discurso disruptivo en la televisión argentina –no es disruptivo, es un discurso anacrónico– de pensar que el progreso del ser humano parte de una competencia de individuos que, como átomos aislados, tratan de ponerle zancadilla al otro para poder progresar.
Y así entre las naciones. Y, entonces, se matan entre las naciones creyendo que ese es el progreso.
La humanidad nunca ha podido permanecer en el planeta a partir de matarse a sí misma, sino a partir de ayudarse a sí misma.
Quienes piensan que somos lo peor de los animales, porque los animales se ayudan a sí mismos, miren las especies y lo verán, pues la humanidad es lo mismo.
Esa idea de pensar que nosotros progresamos es rompiendo los lazos de solidaridad, rompiendo la ayuda mutua, es decir, rompiendo el amor en el sentido más amplio de la palabra, que así somos mejores, que así llegamos a ser naciones poderosas. Esa idea es, absolutamente, no sólo abominable sino equivocada.
Así nos hemos vuelto esclavos unos de otros. Así sojuzgan naciones, así sojuzgan una parte de la sociedad por parte de la otra, muy privilegiada, así vamos hacia el abismo de la muerte general como especie que es, ni más ni menos, lo que nos trae la crisis climática y la inteligencia artificial. La inteligencia artificial es la tecnología más avanzada en las telecomunicaciones.
El caso Telecom
Y, entonces, estamos aquí, hablando de Telecom, ante una aplicación muy práctica, muy concreta en la historia de Colombia de estos dos asertos que dividen la política, si nos ayudamos o nos matamos.
Yo defiendo la primera, me tocó decirle a Milei, que defiende la segunda, pero no es sólo Milei, así se divide la política.
La política no se divide entre liberales o conservadores, como en sus juventudes les
Enseñaron, ni la política se divide entre la izquierda y la derecha, como ahora enseñan.
La política se divide entre si logramos una humanidad que se ayude entre sí misma y pueda vivir. Es la política de la vida. Yo le puse a eso la frase de la política del amor, porque ayudarse es amor.
O nos matamos entre nosotros, competimos, le ponemos el codazo al que va al lado, sea hombre, sea mujer, una nación acaba con otro, se producen los genocidios y terminamos, como estamos hoy, ante el abismo que significa la extinción de la vida en el planeta a partir de la crisis climática que produjo la codicia.
La primera política se llama amor solidario, la segunda se llama codicia. La codicia mata la vida.
Entonces, en el caso del Telecom podríamos escribir hasta un libro de esta aplicación, ¿por qué alguien mató a Telecom? Una institución. Y lo hizo por codicia.
Y, de paso, a quienes integraban esa institución, porque las instituciones son una palabra, en concreto son personas, seres humanos concretos con sus problemas indudables.
Esos seres humanos fueron, prácticamente, en vida golpeados, reprimidos algunos encarcelados, recuerdo, excluidos del bienestar, y terminaron, y bien lo dice la carta, siguiendo la misma experiencia simbólica de un sujeto, de un actor, de un protagonista de un libro de Gabriel García Márquez, ‘El coronel no tiene quien le escriba’.
El coronel pertenecía a una institución, creía a él, el ejército, pero no era el ejército, era el ejército rebelde de los liberales de Rafael Uribe Uribe (militar, diplomático, periodista, abogado, empresario, escritor, catedrático y pensador colombiano) y peleó mil batallas, dice el libro, mil batallas donde siempre fue derrotado.
Y se quedó esperando que le llegara la pensión, porque en el acuerdo entre liberales y conservadores, en un pueblo por allá, en un navío, siempre olvido el nombre en inglés, hicieron la paz y decidieron que los integrantes de ambos ejércitos harían parte del nuevo ejército de Colombia que había desaparecido, de un ejército de la nación, no de un grupo político o de otro, o de una región del Cauca, o de otra Antioquia, o de otra, Bogotá y Cundinamarca, como había ocurrido cuando desapareció el ejército del Libertador.
Y ese pacto, que debía pagarle la pensión al coronel rebelde, pues nunca se cumplió, y el coronel rebelde se quedó esperando la pensión hasta el último día de su vida.
Esa es la historia de García Márquez, y ese coronel era su papá, que era telegrafista
en Aracataca (Magdalena). Es decir, estaba con la tecnología del entonces enviando mensajes y recibiéndolos para su gente, sus paisanos. Así se crio García Márquez y de ahí sale su historia.
La pensión
¿Cuánta gente se ha quedado esperando la pensión en Colombia? La mayoría de los trabajadores y trabajadoras, sólo el 20%, dicen las estadísticas de la población que trabajó y ya llegó a la edad pensional tiene pensión, es decir, que los demás, la mayoría mujeres, porque de acuerdo a la cultura colombiana eran amas de casa de sus maridos, que, en un patriarcado, era el que trabajaba. No todas, muchas trabajaron.
Pues el marido se quedó esperando la pensión, nunca llegó a pesar de que trabajó toda su vida, porque de ahí la gran estafa al pueblo trabajador de Colombia, tenían el derecho a pensionarse.
Trabajaron el tiempo, y más, y sus esposas, aun siendo amas de casa, tenían el derecho a recibir la pensión sobreviviente, que se llamaba, pero que no había cotizado el patrón, el patrón nunca llevó los dineros de la cuota pensional al Instituto de Seguros Sociales, que no está en la información, que no aparecen, que no existieron, que su trabajo fue gratuito, porque se quedaron esperando la pensión 80% de los trabajadores y trabajadoras de Colombia.
Y entonces nos vienen a decir que somos injustos, porque pensamos en una reforma pensional, porque creemos que la Constitución del 91 escribió y ordena que Colombia sea una sociedad de derechos.
La Corte Constitucional hoy tiene en sus manos definir si la ley que sacó el Congreso de la República, a duras penas, porque no la querían aprobar, se inventaron mil y una excusas, no he hecho sino a diferencia de recibir argumentos serios en la discusión que debe haber en todo proyecto de ley, en todo debate político en Colombia, no he recibido sino frases mentirosas.
Una, que si nosotros aprobamos la reforma pensional la economía se va al despeñadero. ¿Quién dijo que entregarle una pensión a alguien que tiene el derecho a pensionarse es una equivocación? Si así es como ha progresado Estados Unidos, si así es como progresó Europa, si así es como progresó la antigua Unión Soviética, y así es como está progresando China. ¿De dónde sacan tamaña mentira?
U otra, que como cada vez vamos a ser más los viejos, porque ya entré a esa edad, y entonces ya los jóvenes son menos, entonces los viejos serán más. Entonces, se quiebra el sistema pensional.
Carreta, los europeos son más viejos que nosotros, no más miren Italia, y no se ha roto el sistema pensional. Partida de mentirosos engañando al pueblo.
¿Y sabe por qué no se ha roto el sistema pensional, Mauricio (Lizcano, Ministro de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones)? Porque es que no es el problema del número de trabajadores y el número de pensionados que habrá en Colombia en 50 años. Esa es la burda mentira.
Depende de la productividad del trabajador, de cuanta riqueza genera a partir de su trabajo, cada hora de cada trabajador, trabajadora. Y eso depende de algo que se llama tecnología.
Un trabajador hoy es muchísimo más productivo que el que hace 100 años cargaba a los bultos en los puertos de Colombia.
Y esa mentirita, sino. Esa realidad y verdad no se la cuentan al pueblo para que la mentirita sea la que se posicione en la mente del pueblo colombiano. Y entonces, el mismo pueblo colombiano pida que no se haga la ley, porque se va a acabar el país.
Es decir, pidan que no se garanticen sus derechos, como alguien que levanta una piedra y la deja caer sobre sus propios pies.
A tal nivel de ignorancia nos ha llevado la oligarquía colombiana, porque, para eso no le metió la plata a la educación y a la universidad, para que como borregos lleguemos al matadero sin hablar.
Eso ya no es así, porque el pueblo y, sobre todo, su juventud, decidió elegir un gobierno de transformaciones, que haga realidad la Constitución del 91. Es decir, que construya un Estado social de derecho, es decir, que cualquier ser humano en Colombia sea sujeto de derechos universales.
Y la pensión, si se cumplen los requisitos, es un derecho universal, porque se dedicó la vida al trabajo a enriquecer a otro que hoy, muy rico –y está en París paseando con la novia–, o al Estado, o a la nación que es lo que verdaderamente se enriquece a partir del trabajo, porque la riqueza sólo nace del trabajo y de nadie más.
El padre de la riqueza es el trabajo y la madre es la naturaleza. La fusión entre trabajo y naturaleza es la riqueza.
Y si el trabajo destruye la naturaleza se acaba la riqueza, o la naturaleza, ya vuelta un desorden, como en la crisis climática, acaba el trabajo, pues se acaba la riqueza.
Entonces, ¿qué pasó en Telecom? Que el señor Álvaro Uribe Vélez, por codicia, acabó con la Empresa de Telecomunicaciones de Colombia (Telecom).
Sacó una excusa, una mentirilla más, de las de siempre, no sólo de él, sino de esa facción política que tiene los votos de la mitad de la sociedad colombiana y que dice que sólo compitiendo y tirándose al otro, o sea, matándose el uno con el otro, podemos llegar a una prosperidad.
Esa es la gran mentira. Y, entonces, quería quitar la empresa pública de telecomunicaciones de los colombianos, porque dijo que no era capaz de ir en la competencia de la tecnología cambiante de las telecomunicaciones, y que había que privatizar, porque los otros si eran capaces.
Hoy yo le pregunto a usted, Ministro de Telecomunicaciones, ¿el porcentaje de población vinculada a una banda ancha, de verdad, en internet, es el mejor en América Latina? ¿Hemos avanzado? O, como yo veo en las tablas de estadística, somos el último país de la (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) OCDE en telecomunicaciones.
A usted no le gusta la estadística, porque es un ministerio, pero yo sí sé. El resultado de este acto de codicia del presidente Álvaro Uribe Vélez, expresidente, es que somos el último lugar de la OCDE en la cobertura de las telecomunicaciones actuales en la población colombiana.
Fracasamos, porque no era la codicia, era ayudarnos entre nosotros. Se tomó la empresa con el Ejército Nacional sacaron a los trabajadores, miles en todo el país, a culatazo, así. y el que se oponía, a la cárcel. la dictadura es así, la dictadura que tratan de asignarme a mí, que solo respeto derechos. este es el gobierno del respeto, de los derechos de todas y todos, incluidos los que votaron en contra de nosotros.
no perseguimos a nadie por la diferencia de las ideas. allá chuzaron, allá persiguieron magistrados, allá los querían encarcelar, allá crearon falsos testigos, allá mataron 6.402 jovencitos para hacerlos pasar por guerrilleros. la política de la mentira y de la codicia.
Y atrasaron las telecomunicaciones de Colombia, porque aún con la toma militar de Telecom, y la represión generalizada de los trabajadores y las trabajadoras de Telecom, y la pérdida de sus derechos que como trabajadores de Colombia tenían, y se los birlaron, y ustedes son una demostración de ello, entonces terminamos en unas telecomunicaciones completamente privatizadas, con altas tarifas, casi bajo un monopolio privado, claro, pero que en realidad es un oligopolio, porque está también Movistar.
Uribe le vendió el pedazo de telecomunicación nacionales a lo que hoy se llama Movistar.
Bueno, eso pasó por varias fases, pero quedó una vieja Telecom como parte de esa propiedad, un 30% en lo que hoy es Movistar.
Renegociar el TLC
El socio, Telefónica, le acaba de pegar una puñalada en la espalda, una puñalada trapera llamamos aquí en Bogotá, porque el socio, eso fue lo que dejó Uribe.
Y una demandita del señor David Luna (político y abogado colombiano, exministro de las Tecnologías de la Información y las Telecomunicaciones) en algo que nunca debió haber ocurrido en la firma del (Tratado de Libre Comercio) TLC con Europa, que es permitirles que en cualquier conflicto entre el Estado y la empresa privada europea se tramite, no por los tribunales nacionales, sino por los tribunales internacionales, la (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) CIADI del Banco Mundial.
Allá perdemos todos los procesos. Aquí hay un chance, porque (Germán) Vargas Lleras), es el dueño del Tribunal Privado de Justicia en la Cámara de Comercio de Bogotá, depende de él, pero porque nosotros no tenemos la soberanía de exigir que si hay conflictos sea bajo la justicia colombiana, o bajo la justicia latinoamericana de litigios y nos vamos a poner en la boca del lobo, de la justicia del socio. Y operó la justicia del socio.
Yo le pido que usted le diga al ministro (de Comercio, Luis Carlos) Reyes que empiece a negociar ese artículo lesivo para la soberanía nacional, tanto en el TLC de los Estados Unidos, como en el TLC con Europa.
El año entrante seré presidente de la CELAC la Asociación de Todos los Países Latinoamericanos y el Caribe, y tenemos un encuentro con la Unión Europea y tiene que estar renegociado ese artículo.
No es la justicia del socio, es la justicia del país la que se privilegia, así no le guste al señor Vargas Lleras.
En esa CIADE perdimos 500 millones de dólares ante Telefónica, el socio de Telecom.
Telecom hoy vale menos que 500 millones de dólares. Es decir, que el señor David Luna, en su ignorante demanda, acabó de completar la tarea de Álvaro Uribe Vélez. De hecho, son socios políticos.
Álvaro Uribe Vélez mandó el Ejército, sacó a los trabajadores, expropió a la nación, expropió la propiedad de la nación Telecom, terminó en manos de Movistar, Telefónica.
Y ahora Telefónica va a quedarse gratuitamente, prácticamente, con el otro pedazo pequeño que quedaba de Telecom por la demanda de David Luna ante un tribunal que funciona en España, de dónde es Telefónica, porque es que aquí hacíamos lobby, hicieron lobby allá, y le hacen perder al país 500 millones de dólares, que hoy es la bobadita de $ 2 millones, $ 2,5 billones.
Cuando estamos literalmente en rines, porque tumbaron media reforma tributaria y, porque, el señor (el expresidente Iván) Duque sobre endeudó este país con el (Fondo Monetario Internacional) FMI por 5.600 millones de dólares en tres años.
Muy inteligente, le botó la deuda el siguiente gobierno o sea nosotros, para que no hiciéramos reformas sociales, para que no haya amigos ricos de las grandes empresas de Colombia, en el Covid.
Ese es el gobierno de la codicia. Ellos son el gobierno de la codicia. Y por eso, les encanta y les gusta hacer trizas la paz, porque es la política del matémonos los unos a los otros.
Este es el Gobierno del Cambio y es el gobierno de la política, ayudémonos los unos a nosotros. Por eso, vamos a intentar en este breve tiempo, que ojalá pueda seguir, el de las transformaciones de Colombia.
El pueblo colombiano ya decidirá si volvemos al matémonos los unos a los otros o profundizamos el ayudémonos los unos a los otros. Decisión del pueblo. Si le da miedo al cambio y vuelve al pasado.
A mí sí me daría miedo el pasado, muchísimo. O profundizamos el cambio, las transformaciones de Colombia y no le tenemos miedo, porque aquí hemos demostrado que funciona la transformación.
Por eso, ustedes, ahora, este gobierno, gracias a una Corte Constitucional, la del 2012, que no es nuestra, es el sentido de la justicia, vuelven a experimentar que tienen no solamente su derecho, sino su pensión, 73 personas aquí, de casi 2.000 que tienen este mismo derecho y aún no lo reciben, casi 2.000.
Tengo aquí los datos, 1.515, exactamente, dice usted compañero. Es decir, apenas esto es la primera gotica. Ojalá esto se apure, porque mucha gente, como pasa con
los campesinos que le quitaron la tierra, también los mismos, apunta ya no de militares, sino de paramilitares, a culatazo limpio, a masacre limpia, a matarlos unos con los otros, pues muchos se han muerto esperando la restitución de tierras, porque aquí, pues no pase lo mismo.
Pero ya debe estar pasando. Muchos han muerto esperando la pensión, como el Coronel no tiene quien escriba.
Entonces, hay que apurarse, porque esta alegría que es de las últimas que uno puede experimentar, ya por la edad, ojalá vivamos mucho.
Yo si quiero, pero quien sabe. Entonces, yo creo, nuevos amores, porque esta es una forma del amor. No siempre es la misma. Esta esta es la política del amor ayudarnos.
El estado y los funcionarios están para ayudar, sobre todo, a superar las injusticias.
Ojalá las señoras que me tendían allá, en la oficinita de Telecom en Zipaquirá y en Cienaga de Oro (Córdoba) –alcanzamos a ir– estén por ahí vivas y puedan recibir también su pensión.
Los líderes del sindicato de Telecom de Zipaquirá, que los conocí bien. Yo era del (Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario) MOIR. Ellos no eran muy amigos míos, pero yo creo que ya son, estén también bajo su derecho, la pensión.
Y estos 1.500 trabajadores, hoy vivos, puedan tener, todas y todos, su pensión. Y entonces, le podamos escribir una carta al cielo, o al futuro, no sé a dónde, o a dónde esté la energía de Gabriel García Márquez, que el coronel sí tiene quien le escriba, que le escribió el presidente Gustavo Petro, también caribeño, y le entregó su pensión.
Gracias, muy amables por haberme escuchado.
(Fin/gaj)