Venimos a defender todos los derechos y las libertades del pueblo colombiano y una de esas libertades es que el pueblo colombiano votó por un presidente y le ganó por primera vez las elecciones a la oligarquía colombiana, y ordenó un programa de reformas, ordenó un cambio en favor del pueblo y a esa orden no se le desobedece, no se le traiciona, porque el pueblo la hace respetar.
Bogotá, 19 de septiembre de 2024
Le agradezco a toda la gente trabajadora, a la juventud, al pueblo, a la tercera edad, como la llaman en toda Colombia, a los indígenas, a los afrodescendientes, que han salido a las calles en el día de hoy, 19 de septiembre, a expresarse por varias razones. Indudablemente la primera, la defensa del derecho a pensionarse y a tener una vejez digna y tranquila, de reflexión, de riqueza, de sabiduría, para toda la sociedad colombiana, pero también por otras razones de las que hablaré en esta intervención.
No hay sino que mirar unas imágenes de televisión de Buenos Aires hoy y en estos días, y unas imágenes de televisión, si las transmiten de Bogotá y varias ciudades del país. Es importante hacer esa comparación, en mi opinión, incluso para toda la humanidad, para el pueblo latinoamericano, pero obviamente para nuestro pueblo colombiano.
Porque en unas, las de Buenos Aires, la gente de la tercera edad sale a las calles, igual que en Colombia, en Bogotá, aquí, pero allá los están golpeando con gases, les dan bolillo, los arrastran por las calles a nuestros viejos y a nuestras viejas jóvenes, que les ordenan desde un gobierno que no merecen su protesta, que no merecen su derecho, y que los tratan como si fueran parias, como si fuera la sociedad que no se escucha, que merecen ir a los calabozos, que se les amordaza.
Allí sí no hay la libertad que la señora Cabal pregona, porque ni más ni menos son los viejos, las viejas, que hace unos años, hace unas décadas, sostenían a la Argentina, movían sus palancas de la industria, clavaban su espalda en el surco, o simplemente cuidaban su juventud, para que en medio de afecto y besos pudieran construir esa nación enorme y grande, siendo madres, cabezas de familia o amas de casa.
Hoy las arrastran, hoy los arrastran, hoy los golpean con la fuerza de una juventud uniformada, por una orden de un gobierno que no voy a criticar aquí -no me corresponde- que ha dado la orden de que los viejos y viejas en Argentina no tienen libertad, no tienen derecho, porque el dinero de su pensión tiene que ir a enriquecer ricos.
Bueno, aquí estamos en otras imágenes diferentes; esa diferencia tiene que ser medida, palpada, analizada, si se quiere teorizada, pero mostrada, porque en Buenos Aires es el rejo para la gente adulta mayor, y en Colombia estamos dando un plato de sopa, un abrazo, un cariño, un amor desde el Gobierno.
Yo creo que Uribe y sus amigos, la señora Cabal, que yo creo que ya no es tan amiga de Uribe, porque lo ve más serio y responsable y ella quiere es la esvástica, pero es bueno que lo vean, que lo discutamos tranquilamente. Yo sé que uribistas hay en toda la sociedad colombiana -cada vez menos- sé que están dentro de todas las ramas del Estado, los hay en el Congreso, los hay en las cortes, amigos de Vargas Lleras, que es casi lo mismo, los hay en el gobierno, porque hemos sido tan decentes - y yo diría tan pendejos- que hasta gobiernan con nosotros y nos hacen unas trampas que ni se imaginan, pero yo creo que sí sería bueno discutirlo abiertamente si la prensa lo permite.
¿La libertad está en Buenos Aires golpeando a los viejos, a las viejas, a quienes trabajaron en ese país por decenas de millones? ¿O la libertad está en Bogotá y en Colombia y en el Gobierno del Cambio? ¿Dónde está la libertad? Porque yo sí creo que ese asunto de justicia es simplemente asunto de justicia, de corazón, que cualquier viejo o vieja de Colombia tenga un plato de sopa y donde dormir y un ingreso digno que le permita morir, porque todos vamos a morir felizmente.
Todos tenemos derecho a una vida digna y a una muerte apacible
Los franceses hablan del 'bel mourir', dicen ellos (que significa morir de una muerte natural y apacible), y yo creo que tienen razón. Yo creo que uno tiene derecho a morir con una sonrisa en la boca y con el amor en el corazón. ¿Por qué no? ¿Es que estamos condenados a ser parias, estamos condenados acaso al dolor, a la muerte de todos los días? No, yo creo que nosotros los seres humanos estamos condenados es a la libertad y a la dignidad. Y eso se expresa sobre todo en nuestra gente, en mi papá, en mi mamá, en cualquiera que nosotros digamos por millones, en cualquier rincón de Colombia. ¿Y por qué mi mamá y mi papá no tienen derecho a un 'bel mourir', a la sonrisa, a la dignidad, al derecho por ser humano?
¿Por qué no? Hay que tener de ideología tan desastrosa como para pensar que eso no es un derecho, que no es una materia de justicia. Yo sí creo que ese es un objetivo de la humanidad. Nos han metido tanto capitalismo en la cabeza y tanta pendejada.
Nos han metido tanta porquería en la cabeza que hasta nos creemos la gente que trabaja -porque yo trabajo- la gente que trabaja allá, en cualquier barrio de Bogotá o de Barranquilla, en un taller, la señora que entrega los tintos en las oficinas de gente de corbata que a veces la mira por encima del hombro, o que está en la casa cuidando un bebé, un joven, un discapacitado, y que siente orgullo de cuidar sus hijos porque esa es una opción.
Yo sí creo que la humanidad debería ver que, en vez de aumentar la edad de pensión, lo que deberíamos ya estar discutiendo en todo el mundo es cómo se reduce la edad para pensionarse. Esa porquería metida en la cabeza nos lleva a pensar que la vida del ser humano es trabajar, trabajar y trabajar. ¡Qué va! ¡Qué equivocación tan garrafal! No porque seamos vagos, como dice la señora, que ahora me meten tutelas de desacato cada vez que digo la verdad. ¡Vaga ella! Aquí lo que ha habido es un pueblo que trabaja.
La verdadera riqueza
Un senador uribista mostraba un video donde veía asombrado cómo una señora sale a trabajar a las 4 o 5 de la mañana, y decía si el presidente salía a esa hora. Yo soy noctámbulo, entonces yo trabajo hasta las 11, las 12, la 1 y las 2 de la mañana. Aquí mi amigo Jaramillo, el ministro de Salud, se me termina durmiendo en las reuniones, porque él es de los que madrugan.
Nos combinamos, decíamos en la Alcaldía, usted coge su horario, yo el mío, y tenemos alcalde 24 horas en Bogotá. Pero él asombrado, el senador uribista... Ya no me acuerdo del orden de las palabras, pero es que el orden de los factores no altera el producto. Da lo mismo, Uribe o Turbay, eran la misma vaina. Echaban el mismo rejo a los trabajadores y metían en la cárcel a los jóvenes igualito.
Y entonces decía asombrado a las 3, 4 de la mañana… pues esa no es una demostración de una buena sociedad, sino de cómo han llevado al pueblo trabajador a la esclavitud en Colombia. A creer que la riqueza es la esclavitud. Si la señora tiene que madrugar a las 3, coger dos horas de Transmilenio, llegar al puesto para entregar los tintos, salir a las 7, 8 o hasta a las 10 de la noche, porque al patrón se le dio la gana, y si no la despiden y no hay cómo llevarle al hijo la leche. Entonces tiene que salir a las 10, coger las dos horas de Transmilenio y llegar a Soacha o al sur de Bogotá. Y eso es, según ellos, la riqueza de Colombia. ¡Esa es la pobreza de Colombia!
Esa es la pobreza de Colombia: una élite que no trae dignidad al pueblo, que no puede traer felicidad, ratos de felicidad a la gente, para acoger el bebé, para estar con el marido, si es que tiene, o al revés; para abrazar los hijos, para sentarse en un prado y comerse un tamal; o, como hacíamos aquí en Zipaquirá, aquí están mis amigos trabajadores zipaquireños, tomarnos unas amargas en una esquina y ver muchachas pasar por la acera. No, eso para ellos es vagancia.
Mientras ellos sí se van allá a París, a Madrid, a Miami, a coger su Ferrari, a sacarse fotos con una rubia por ahí bien hermosa y bien 'buena', para mostrar en Facebook, para que nos dé envidia. Y entonces ellos son los que trabajan y nosotros no. ¡Carreta, mentirosos!
El pueblo de Colombia merece ser feliz
Yo sí creo que los niveles de productividad alcanzados por la sabiduría humana, a través de esas nuevas máquinas, a través de la inteligencia artificial, a través del software, y tantas cosas que han aparecido producto del capitalismo, hay que decirlo, de querer vender más, producir más en una unidad del tiempo, ya le permiten al pueblo trabajador en todo el mundo, sobre todo en esos países ricos, que el tiempo de pensión debe reducirse, que tenemos derecho por la productividad a vivir mejor en los años de la vida, que pueden ser la mitad de la vida, y quizás más, y gozar de algo que cualquier ser humano debería tener en el planeta Tierra, que es felicidad.
La riqueza no está en la jornada larga de trabajo: eso es carreta, eso es para esclavos y esclavas, no engañen más al pueblo. La riqueza está en el tiempo libre para disfrutar la vida y amarla y quererla.
Y por eso es lo que estamos haciendo aquí en Colombia, y que este día queremos decir en las calles: es que el pueblo de Colombia merece ser feliz, que el pueblo de Colombia merece ser feliz; después de tantas décadas de violencia de todos los días, se sienta o se mire, lo que hemos acumulado es dolor, lo que hemos acumulado es tristeza, a pesar de esa alegría que mostramos cuando bailamos.
Porque buscamos, a veces, el baile para poder desaforar la tristeza que está dentro de generaciones enteras, consumidas por las necesidades básicas, por el estrés del diario vivir tratando de conseguir un pedazo de pan o alimentar a los hijos, y por la enorme violencia que en cada esquina nos ha acompañado muchas veces; mucha de ella desatada por el mismo Estado que elige el pueblo, y que se convierte en un verdugo, que se convierte en un asesino.
'Aquí el racismo no es con nosotros'
Nos han dicho que estas movilizaciones no deben hacerse porque es una presión indebida a la Corte Constitucional. Creo que tenemos una opinión completamente diferente.
A ningún senador o senadora, incluido el señor Iván Name, el anterior presidente del Senado, a ningún congresista se le puede ocurrir que si el pueblo habla es una indebida presión. Esa es una visión aristocrática, que yo sé que existe.
Si es que yo en un palacio, en donde los que lo hicieron y viven ahí creyeron que eran reyes y príncipes, y creyeron que eran de sangre azul, y creyeron que por derecho divino sus hijos, sus nietos y mis nietos deben ser presidentes de la República.
Una democracia de apellidos no es democracia. Nuestra historia no ha sido democrática por eso, porque no ha sido el pueblo el que tiene el poder, sino esas familias hereditarias que creen que tienen el derecho divino no solo de gobernar por generaciones, sino de apropiarse la riqueza nacional, la riqueza pública de Colombia.
Y convertirnos por esa vía en un país lleno de narcotraficantes, rebuscándose en un país con una profunda desigualdad social, y en un país tan violento como el que tenemos y del que debemos salir, como está demostrando el Gobierno del Cambio hacer.
No es aristocracia Colombia. Si es una democracia, el Estado obedece al pueblo. Para eso son las elecciones, se supone.
Estas elecciones nos están mostrando que todo pobre, trabajador, joven, que vende al voto, pues lo están engañando; está eligiendo a su verdugo, el que va a ordenar disparar el gas lacrimógeno contra su ojo para destrozarlo.
Que va a llevar al campesino que no le corresponde, porque no tiene más que sembrar hoja de coca, se lo llevan a La Modelo, a La Picota; que el que sale, como en Buenos Aires, a pedir una pensión, entonces lo arrastran por las calles como si fuera una pocilga, y lo llevan al calabozo y a las rejas, así tenga 80, 90 años y sea una mujer.
No, una democracia no es eso. Una democracia es la hegemonía del pueblo, la hegemonía popular, el derecho del pueblo a decidir.
Sí, yo estoy de acuerdo: la mayoría tiene una minoría, y las minorías se respetan, claro.
Hemos hecho mucho respetando minorías: el LGBTIQ+, y hay que hacer más.
Hablamos del movimiento indígena y cómo fortalecerlo; claro que hay que hacer más.
Planteamos el tema de los afrodescendientes, y hasta llegó al gobierno de Colombia, y miren cómo la tratan de mal, una vicepresidenta negra. Y entonces a esa oligarquía aristocrática le da rabia que no sea Marta Lucía Ramírez la que se monta en el helicóptero de siempre, sino que sea Francia Márquez.
¿Quién le dijo que eso es una democracia? Eso no es una democracia; eso se llama racismo y herederos de la esclavitud, del esclavismo.
Y entonces en el pueblo de Francia Márquez, en Suárez (Cauca), atentan contra su padre, atentan contra la vida de ella y le disparan, llenan eso dizque de guerrilleros -que no son, porque son traquetos-, les permiten entrar, y la orden del presidente de copar Suárez se difumina, porque hay quienes dicen: '¿Para defender negros?'.
No. La orden es defender a todo el pueblo colombiano porque esta es una democracia plebeya, y así lo quiere el pueblo de Colombia y así lo quiere este gobierno.
Aquí el racismo no es con nosotros, la xenofobia no es; pero fundamentalmente las instituciones del Estado, cualesquiera que sean, tienen el deber democrático de mirar a su pueblo y ver si está cumpliendo con el interés general o no.
Porque le obedecen es al pueblo, porque sirven es al pueblo; porque en una democracia, y así dice nuestro Himno y nuestra Constitución nacional, el soberano es el pueblo.
'Jamás este gobierno va a presionar a ningún magistrado'
Entonces, ¿por qué salen ese tipo de noticias? ¿Por qué ese tipo de información tan ajena a lo que ordena nuestra propia Constitución?
Nosotros no estamos presionando a ningún magistrado de Colombia.
Los que allá, en ese día, de la Corte Suprema -acá atrás del Palacio de Justicia- arrancaron una puerta no eran militantes de este movimiento del cambio; eran infiltrados que fueron con la tarea de hacer creer que este gobierno se iba a tomar el Palacio de Justicia. Jamás lo vamos a hacer. Inventándose eso para mostrar una imagen de lo que no somos.
Hasta que salió la verdad a relucir. Ya había un periodista diciendo que en helicópteros sacaban a un magistrado. ¡Mentiroso! ¡Mentiroso!
Y tenemos que decirlo: jamás este gobierno va a presionar a ningún magistrado de Colombia, porque para nosotros la justicia es la justicia, sea institución o sea principio, en cualquier esquina de la sociedad colombiana.
Primero es la justicia; por eso nuestro respeto. Así que no confundan una cosa con la otra.
Pueden ahí atacarme -porque me atacan-, porque sabemos que aquí hay un acumulado, en las instituciones, de generaciones de gente reaccionaria que no cree que el pueblo pueda tener la razón, que pueda tener un espacio de libertad o que pueda tener derechos, contrario a lo que dice la Constitución y muchísimas sentencias, muchísimas, de la Corte Constitucional. Y lo sabemos.
Lo sabemos. Un señor como Iván Name, el senador -y tiene derecho el senador Iván Name del Partido Verde, bogotano, costeño, paisano mío, de decir que tiene su derecho a replicar, claro que sí, es su derecho- pero yo tengo el derecho de criticar, no me silencian. Es un derecho humano al libre pensamiento. El libre pensamiento es para expresarlo; nadie puede callarlo, no pueden amenazar con cárcel al presidente por expresar su pensamiento.
Perfidia ante el derecho de los ancianos
Claro que tengo el derecho también y la obligación de que otras opiniones se expresen en Colombia, como la de Iván Name, pero tengo también mi derecho humano a criticarla, porque tengo que decir, que lo que hizo fue pérfido con la vejez de Colombia, de la que él va a ser parte entre otras, eso sí, con una pensión del Senado de la República.
Fue pérfido calcular para tumbar el proyecto de la Reforma Pensional, calcular los tiempos que dice la norma de tal manera que sabiendo que ya se había aprobado en el Senado, en la Cámara se cuadrara de tal manera que si la Cámara votaba diferente que el Senado, hubiese una comisión de conciliación que él citaba, y entonces cuadró para que todo quedara a un solo día para la Comisión de Acusación.
Y cuadró entonces que él iba a tener en su mano la citación de esa comisión en el último día del Congreso en donde la ley, si no se aprobaba, se hundía.
¡Pérfido!
Para lograr eso tuvo el proyecto 13 meses guardado en su escritorio ¡13 meses que no dejó discutir como la ley ordena!, ni a la Cámara, ni al Senado. 13 meses que calculó para que él solito, a nombre de nadie, tuviera el poder de hundir como ahora dice la reforma del Petro, que no era más que la ley que podía permitir que un plato de sopa llegara a la casa o a la calle de un viejo y una vieja pobre, que son tres millones en Colombia. Yo tengo que decir que eso tiene y se llena de perfidia.
Claro que tenemos gente en el Senado que no nos quiere, que vota en contra, pero discutan. Y dice la prensa es que nosotros “lo compramos o lo íbamos a comprar con una maleta de dinero". Siempre ha sido un enemigo de las tesis progresistas de Colombia, ¡Qué vamos a comprar ni que nada!. Lo único que pedíamos era que cumpliera la Constitución y la ley como presidente de Senado y no usara esas salvajadas, que lo único que producen es violencia y rencor en el pueblo mismo.
No caímos en la trampa. La Cámara aprobó el texto del Senado y no había conciliación y la ley quedó aprobada.
¡Le hicimos mamola! |Le dio mucha rabia, porque yo sabía lo que iba a hacer.
Y claro, ahora ese es el argumento que tienen para decir que la Corte tumbe la ley del pueblo, la ley de los viejos. Yo sé que esa perfidia que hay en el corazón de Iván Name, no está en los magistrados de la Corte Constitucional.
No presionamos, somos demócratas
Y por eso aquí no estamos presionando ni a su corazón, ni a su cerebro. Tanto el corazón de unos y otras y el cerebro de cualquier magistrado de Colombia, en el Gobierno del Cambio, es libre y no presionamos a esos magistrados así voten contra mí. Y no lo hacemos por muchas razones.
La primera porque somos demócratas. A muerte somos demócratas. Allá abajo, esas banderas de atrás, fuimos democracia en armas y rebeldes, ¡democracia! y después, por un acuerdo de paz, fuimos democracia en el Congreso y fuimos democracia en Bogotá Humana y somos democracia en Colombia, porque nuestro proyecto político se llama la democracia, la libertad, la justicia y la paz del pueblo colombiano.
Somos y vamos para adelante con ese propósito, y como demócratas no le quitamos la libertad a nadie, ni de pensamiento, ni de acción y menos si es un magistrado de la justicia.
No hay presiones como si hicieron antes y de eso si hay silencios. Y es que nos metieron en las salas de la Corte Suprema de Justicia unos micrófonos para escuchar qué decisiones se iban a tomar alrededor de la parapolítica, solo porque un presidente estaba muy preocupado de que se descubriera que el poder de Colombia estaba sometido a los ejércitos del narcotráfico paramilitar y que entonces por ahí asesinaban a centenares de miles de colombianos.
Eso sí no es presión. Y no es presión que se chuzaran los teléfonos, dicen ahora que con Pegasus. ¡A Pegasus lo inventaron en el 2016! Esto data del 2003, 2005, 2006, 2007, ¡No existía Pegasus!, pero sí interferencia de los teléfonos a través del DAS, directamente vinculado al despacho presidencial y eso no es presión.
Y cogían e investigaban las cuentas bancarias de los magistrados para ver si alguien tenía algo más y denunciarlo en público y seguían a sus hijos, a sus hijas y los amenazaban de muerte.
Cruz de Boyacá
Hoy yo quiero, como presidente de Colombia, ponerle la Cruz de Boyacá a esos magistrados que supieron, a pesar de tanto riesgo, defender a la justicia, hacer justicia en Colombia y llevarse el 30% del Senado de la República asesino, ligado al paramilitarismo y el narcotráfico a la cárcel, donde aún hoy algunos están.
La Cruz de Boyacá para ellos, es lo que se merecen, porque le entregaron una lección de dignidad a todas las generaciones que estudian derecho en Colombia y a toda la sociedad colombiana, de que en Colombia hay valentías y de que los delincuentes van para la cárcel. ¡Deben ir para la cárcel!
Por eso aquí no hay presiones. Aquí lo que hay es la voz del pueblo. Aquí comienza, y no solo por el tema de pensiones, sino porque quieren matar y tumbar al presidente.
Planes para tumbar al presidente
Aquí comienza el primer día de una movilización general de la sociedad colombiana. Esto ya no es como en la Alcaldía de Bogotá, que llenamos seis veces la plaza, esta plaza misma, yo allá en un balcón, aquí a mi espalda, no, el desafío es mayor. Aquí lo que quieren es borrar la posibilidad de que un proyecto progresista pueda existir en Colombia y ganar elecciones y gobernar.
Aquí lo que quieren es que los mismos herederos con sus apellidos sigan durante todo el siglo XXI gobernando a Colombia, comiéndose su riqueza y dejando a la gente en la pobreza y la violencia.
Eso es lo que quieren y en esto están ayudando las formas del gran capital en la comunicación, insultando a Petro todos los días, calumniándolo todos los días, vejando a su familia todos los días, ocultando los logros del gobierno y haciendo y produciendo cosas que nosotros ni tenemos ni idea, como que yo soy dueño de un avión de Daily Cop.
¡Dios mío! ¿Yo para qué quiero un avión? o que entonces superamos los topes y hay una factura de Caracol que Caracol debe explicarle al pueblo colombiano como argumento para decir que sobrepasamos los topes ¿Cómo así?
Lo que hicimos fue comprarle las cuñas en la consulta, en la primera vuelta, y en la segunda vuelta. Harta plata que costaban, que el pueblo colombiano tiene que pagar a través de los gastos públicos, y entonces la contadora se equivocó y metió comerciales de la consulta en la primera vuelta y de la primera vuelta en la segunda, y un magistrado de Uribe, sindicado de delitos, viene a decir que sobrepasamos los topes.
¿Por qué Caracol no ha mostrado la realidad de esas facturas si es tan fácil? Para dejar la sensación de que hicimos eso para pasar el proceso del Consejo Nacional Electoral, CNE, que está compuesto por políticos, no de magistrados, a la Comisión de Acusaciones y presionar a la Comisión de Acusaciones, que está compuesta por políticos y no de magistrados, políticos que en su mayoría derrotamos en las elecciones del 2022, para que tumben al presidente.
Y entonces decían, es que Petro está paranoico, es que no fue el 20 de julio a tiempo porque estaba tomándose unos tragos por la mañana.
Y entonces, eso que dice de que lo iban a matar y que había una operación, era mentira, una excusa de esas que hacen los adolescentes cuando llegan tarde a la casa y le dicen a la mamá.
Y empezaron cada vez a decir: es que Petro está paranoico, no, es que Petro no está en sus cabales, es un loco o es un mentiroso.
El Gobierno del Cambio le ha dado en el corazón a la mafia y a los privilegiados
Miren, llevan un mes diciendo ¿cuándo fue? ¿el 20 de julio? ya estamos dos meses, dos meses llevan diciendo la misma vaina. La señora de siempre, no voy a hablar de epítetos porque me demandan, dos meses y ¿qué dice hoy el embajador de los Estados Unidos? ¿qué dice hoy porque yo dije en ese entonces ´es que la información me llego por la embajada de los Estados Unidos´, ¡mentiroso! ¿qué dijo hoy el embajador de los Estados Unidos? Dijo: “Es cierto que a Petro lo quieren matar".
Entonces ¿quién era el mentiroso? yo pregunto: ¿quién era el mentiroso? ¿por qué quieren dañar las imágenes del presidente y del gobierno ante la opinión pública? ¡para tumbarlo! o lo matan o lo tumban, dicen ellos.
Pues nosotros no podemos permitirlo… (es interrumpido por la multitud que grita: Petro amigo, el pueblo está contigo).
¿Por qué quieren matar o tumbar a Petro? ¿por qué? porque nosotros, el Gobierno del Cambio, la mitad llena de miedo porque les han metido miedo a muchos funcionarios y no trabajan rápido, porque los uribistas abajo nos hacen diabluras, pero el Gobierno del Cambio le ha dado en el corazón a la mafia y a los privilegiados de Colombia que a veces son los mismos. Por eso.
Y entonces no nos aguantan, no aguantan a Petro: “Es que él no hace lo mismo que hacían otros", ir allá al club no sé qué y tomarse unos whiskies y hacer unos negocitos unos negocitos, negocitos.
Crearon un mercado de intermediarios que triplican el valor de la energía
A acabo de venir del Congreso de los generadores de energía eléctrica, antes llegué tarde aquí por eso ojo, porque van a decir que fue porque quizá me tome un whisky en el camino o ¿quién sabe qué?
Y hablé, la verdad les propuse una fórmula para bajar las tarifas en Colombia. No voy a explicar eso ahora porque me prolongo demasiado. ¿Es que la tarifa de energía eléctrica que hay hoy en Colombia es justa? No, es una pura y mera especulación, se están comiendo dineros de la gente y de la economía porque unos señores de la CREG (Comisión de Regulación de Energía y Gas), hicieron una fórmula hace muchos años que está mal hecha, porque está a favor de ellos y no del usuario de Colombia.
Venden el kilovatio hora generado en una hidroeléctrica, que es barato, al precio de una termoeléctrica en gas, que es el más caro, y entonces toda esa ganancia ¡al bolsillo! Incluso, hay que decirlo, que no lo dije ahí porque se me olvidó, incluso se ha creado un mercado de intermediarios entre esos generadores y los que compran la energía, que pasan de 220 kilovatios hora compran a Urrá.
Ojo sindicalista. 220 pesos kilovatio hora le compran a Urrá, que es del Estado, y le venden a Air-e, que después les vende a los usuarios a 880 (pesos) el kilovatio (hora).
¿Quiénes son? y entonces no solo ahí, es en Gecelca, es en todas las partes, les crearon un mercado intermediario que triplica el precio de la energía eléctrica en Colombia y ¿quiénes son los dueños de eso? Politiqueros, amigos de los politiqueros, negociantes con la pobreza de la gente, porque pagar esa energía equivale a dejar sin sopa al viejo y al hijo, ¡vampiros de los pobres! Eso no pasa más en mi gobierno.
Claro, entonces algún señor de corbata por ahí, como cuando cogemos 3 toneladas de cocaína en Santa Marta o en Cartagena, o uno de estos intermediarios de la energía eléctrica en Colombia, o los que se han quedado con el agua potable, o los que usaban el dinero de las pensiones para hacer negocitos de comprar empresas como la Empresa Energía de Bogotá y otras, y entonces como Petro no participa de los negocitos y no los deja ser, entonces tumbarlo o matarlo.
Yo no sé si pueda lograr que no me maten. Yo tengo ahí… ¿cómo es que le llaman al ángel San Gabriel? Ese que lo defiende a uno. Pues yo tengo un ángel San Gabriel grandísimo, que hasta ahora no me ha dejado matar, espero que siga ahí conmigo. Pero tumbarlo o matar depende de un ángel, pero le voy a cambiar el nombre no se llama Gabriel, se llama el pueblo colombiano, tumbarlo o matarlo depende de si el pueblo colombiano se queda en su casa o sale a la calle.
¡No pasarán!
Y este es el primer día, me disculpan los adultos mayores, en donde no solo vamos a defender el derecho a una pensión, a que un joven trabajador pueda tener una pensión, a que cualquier mujer en Colombia o tenga pensión o tenga bono pensional, como dice la ley cuando llegue la edad, o que esos tres millones de viejos y viejas que hoy no tienen nada tengan un bono pensional que es lo que dice la ley que está a punto de empezar su ejercicio.
No solamente venimos a eso sino venimos a defender todos los derechos y las libertades del pueblo colombiano y una de esas libertades es que en los meses de junio el pueblo colombiano votó por un presidente y le ganó por primera vez las elecciones a la oligarquía colombiana, y ordenó un programa de reformas, ordenó un cambio en favor del pueblo y a esa orden no se le desobedece, no se le mama gallo, no se le traiciona, no se le engaña, porque el pueblo la hace respetar.
Este es el primer día por tanto de la movilización generalizada del pueblo colombiano. Cualquiera que esté en esa conspiración que el mismo embajador de los Estados Unidos en Colombia. ¡Tanta pelea con los gringos y los izquierdistas de Colombia y resulta que los mismos gringos vienen a defendernos! ¿Cómo será la vaina?
No vendrán con armas porque aquí queremos es paz, pero vienen con el argumento porque se enteraron allá en la propia justicia de los Estados Unidos. ¿Quiénes ponen la plata? ¿Cómo lo van a hacer? ¿Dónde compraron las armas? ¿Cuáles son las volquetas? ¿En qué barrio se han hecho esas negociaciones? ¿En qué sitio incluso estaban las armas?
Y no sólo los gringos, sino nosotros con nuestros viejos compañeros, un poco ya de la tercera edad, que en los barrios populares nos ayudaban y nos cobijaban y pusieron oreja y se enteraron. Y no sólo ellos sino presos que escucharon cómo, tercera fuente, y no sólo ellos sino también cómo se nos quería engañar, incluso, por funcionarios públicos del Estado.
Lo dijo el embajador y es cierto y, por tanto, tenemos que actuar y no es para pasado mañana, es ya. Entonces la Asamblea Nacional Popular la semana pasada dictaminó organizarse en todos los municipios y departamentos, estar listos y esta es la primera movilización. No será sólo llenar plazas o caminar calles, este es el ejercicio de la hegemonía popular, del poder popular, por tanto, de la democracia.
Si ellos lo logran, la oligarquía y los privilegiados y mafiosos de Colombia aquí, pasarán generaciones en medio de la esclavitud y de la matanza, volverán las barbaries, pero multiplicadas por diez y no estoy haciendo terrorismo. Esos que quieren matar y tumbar al presidente son asesinos por definición y quieren el poder y los asesinos en el poder no sólo asesinan una persona, un presidente, asesinan el pueblo completamente, por eso ¡no pasarán, no pasarán!, ¡no pasarán, no pasarán aquí! Gracias, muy amables.
(Fin/pvc/fca/nmp/abs)