Aracataca, Magdalena, 14 de marzo de 2025
Hoy hay algunos temas, incluso del orden nacional, que me interesa comentar con ustedes, pero, de paso, con el país. Todos sabemos que ya se inicia el proceso de consulta popular. Es ya. No es que vamos a esperar a ver si el Espíritu Santo logra un milagro en el corazón de quienes falsamente levantan el Cristo, pero para apoyar al rico Epulón, no para apoyar a Jesús, el carpintero, trabajador.
La consulta popular es para apoyar a todo el pueblo trabajador de Colombia, hombres, mujeres, jóvenes y viejos, que somos trabajadores, porque yo me considero trabajador. No es solo el trabajador asalariado, la trabajadora que recibe un salario, claro que sí, son la mitad más o menos del pueblo trabajador de Colombia, sino también para el trabajador y la trabajadora que no reciben salario.
Los indígenas, en general, no reciben salario, pero trabajan. Llevan el alimento a su comunidad, levantan las casas de acuerdo a su arquitectura y, sobre todo, en función de la humanidad y de la vida, cuidan el agua, cuidan la tierra. ¿Qué más trabajo que ese, de hombres y de mujeres?
Así también hay muchísimas comunidades y gente que trabajan sin recibir un salario. La vendedora ambulante, por ejemplo; el campesino, que a veces tiene poca tierra, a veces ninguna tierra, y que sobre esa tierra y bajo el sol levanta el azadón y el machete para que la semilla haga nacer el alimento, y no recibe un salario.
Por eso no hay un solo campesino que me haya podido decir, en cualquier parte de Colombia o en la región cafetera donde el café sostuvo a Colombia durante un siglo, que hay un campesino pensionado. Miles de millones de dólares les dieron a magistrados, a congresistas, a presidentes, a hijos de presidentes, a la oligarquía toda que fue de diplomática por el mundo, gastándose el dinero del trabajo del cafetero. Sostuvieron congresos, partidos políticos, sostuvieron el Ejército y la Policía, y no hay un solo campesino pensionado hoy.
Tamaña injusticia se comete en Colombia contra el pueblo trabajador, porque quieren hacernos ver que el trabajo es sinónimo de esclavitud y de servidumbre, que trabajador o labriega tiene que decirle ‘patrón’ al rico del lugar, olvidándose de que somos seres libres y que no hay ninguno superior por encima de nosotros que no sea la energía espiritual de la vida y de la luz.
Pues esos trabajadores y trabajadoras que no reciben salario también caben en la consulta popular que estamos iniciando.
Un porcentaje del ahorro de la banca pública y privada debe ir, a baja tasa de interés que se debe establecer, en forma asociativa, a pequeños empresarios, a microempresarios del mundo rural, del mundo urbano, a comunidades para producir alimentos y vida.
Esto no es solo para asalariados. Es para todo aquel y aquella que trabaje. Más de 30 millones de colombianos trabajan para que este país pueda, aunque sea, subsistir y, por tanto, merecen dignidad.
El día inicial de la consulta popular, donde empiezan a configurarse los comités del sí, para que el Senado de la República diga sí por mayoría y no le dé la espalda al pueblo, porque ese día se contradeciría completamente, porque es la representación popular y el pueblo quiere sí.
Decir sí y decir sí para que las reformas sean posibles ante un papelón frente a una urna electoral, un día antes de tres meses.
Ese es el objetivo. Por eso comenzamos ya. El Senado, a partir de la entrega de las preguntas que ya se están realizando, y la primera de las cuales, no debería realizarse en Colombia, pero toca, es que el día termina a las 6:00 de la tarde.
Es decir, que todo trabajo que se realice después de las 6:00 de la tarde, si es asalariado, debe tener un recargo, un sobresalario, porque son horas extras. Lo mismo si se trabaja sábado y domingo. Así que la primera pregunta es simple: el día termina a las 6:00 de la tarde en Colombia. Punto.
¿Quién diría que nos toca hasta preguntar y poner en consulta popular esto? Porque los grandes esclavistas que se han acostumbrado a manejar este país desde hace cinco siglos, dijeron que el día no terminaba a las 6:00 ni a las 7:00, sino por allá a las 10:00 de la noche, 11:00, como si esto fuera Suecia en verano, solamente para explotar a la mujer en los centros comerciales, haciéndola trabajar trasnochando, allá en Bogotá, incluso, para entregarle el tinto, no al dueño porque está durmiendo a esa hora, sino a sus compañeros, y coger un bus dos horas hasta Soacha, para tener que madrugar a las 4:00 de la mañana al día siguiente, para llegar a las 6:00 puntual al sitio de trabajo.
Esclavistas, explotadores, señores del feudo, dueños de siervos y de esclavos que en Colombia no van a encontrar a nadie, porque en Colombia toda la sociedad, cada persona ha decidido ser libre desde los tiempos de Bolívar, desde los tiempos del caribeño Benkos Biohó, que venía del África, desde los tiempos de las y los emancipadores, porque la fundación de Colombia es un momento de libertad y emancipación.
Así queremos ser hoy, emancipadores; no más esclavitudes modernas, no más esclavistas manejando como su hacienda el país hermoso que tenemos y que llamamos Colombia.
Como el martes va a ser la primera gran manifestación en toda Colombia, y esperamos que los pueblos indígenas, y esperamos que las mujeres por la reforma agraria, y esperamos que los usuarios campesinos que quieran tierra en el Caribe salgan sin miedo, el martes será un día cívico.
Ningún patrón podrá decir que despide a un trabajador por ir a la defensa de sus propios derechos, porque violará la ley.
El martes comienza la consulta popular en Colombia y será día cívico, como lo será el día de las elecciones, pero este martes saldremos a las calles, yo primero, a encabezar la manifestación de Bogotá, pero en cada ciudad de Colombia debe haber una manifestación del poder de decidir del pueblo, que no es más que el poder de la decisión sin miedo, sin violencia, con alegría.
La Policía y el Ejército tienen orden de no voltear sus fusiles contra el pueblo, mientras no haya violencia, y sin violencia conquistaremos nuestros derechos colectivos, que ya están escritos en la Constitución, como la consulta popular, pero que no se ejercen porque los esclavistas le han mamado gallo a la Constitución de Colombia.
Anuncio sobre el Canal 1
De paso, es bueno que la población sepa que la comunicación en Colombia, como ordena la Constitución, debe ser pluralista.
Hoy es de unos, los esclavistas, que andan parrandeando con Petro a punta de fuete y de grosería contra mí, todos los días, a todas las horas, porque no quieren que el pueblo de Colombia pueda entender si quiere escuchar las voces emancipadoras del gobierno.
Esclavistas, en contra de sus propios reporteros a los cuales no le pagan salario justo, a los cuales no les pagan horas extras ni festivos, a las cuales manejan con acoso laboral y, quizás más, cuando un periodista o una periodista es también una trabajadora de la patria y está cobijada por la consulta popular, si ganamos. Y vamos a ganar.
Por eso, el Canal 1, que es propiedad del Estado, y el espectro electromagnético, que es propiedad de la Nación, pero se les olvida, pero al menos el Canal 1, que es propiedad del Estado, se abre en licitación, no va para extranjeros. La Constitución prohíbe que los canales de televisión de Colombia sean de extranjeros.
Su horario va a salir en licitación con unos pliegos de petición, que no son para que el gran capital se apropie del último canal público que queda en Colombia, sino para que cooperativistas, periodistas, cooperativismo de la información, y cooperativismo de la producción cultural en cada región de Colombia, juvenil, quizás, sean los nuevos dueños del Canal 1, y que entonces sus contenidos informativos y culturales, colombianísimos, verídicos hasta el máximo, puedan expresarse también en el Canal 1.
Así que le pido al Gobierno, a Angie (Lizeth Rodríguez, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, Dapre), que esté atenta a que se abra el proceso licitatorio para que el Canal 1 pase a ser propiedad de la sociedad colombiana en el ejercicio de la transmisión de información y de cultura, que es básica para la unidad del pueblo colombiano. Del Ministerio de Cultura espero sus consejos al respecto.
Llamado a la unidad indígena
El día martes, entonces, será día cívico porque comenzamos la gran campaña por el sí, para lograr que los derechos escritos en la Constitución se vuelvan realidad en la vida cotidiana de cada colombiana y de cada colombiano.
Ahora, estamos aquí, ayer estuve en el río Guatapurí, arriba, junto a la comunidad Kuankuamo y en su territorio.
También hice una ceremonia, me hicieron más bien, de armonización, en el Corazón del Mundo. Hoy tuve otra con los indígenas arhuacos.
Quiero solicitarles, en primerísimo lugar a las comunidades de la Sierra Nevada de Santa Marta, en este momento de la historia, siendo la Sierra Nevada de Santa Marta el Corazón del Mundo, y es el Corazón del Mundo, solo pónganlo en el centro de un mapamundi de cualquiera y verán qué tan cierto es esa tesis de las comunidades indígenas, se unan.
El Gobierno nacional no puede ser factor de división, porque la división popular en Colombia termina en muertos, porque a veces nos vengamos, pero, sobre todo, porque los actores de la violencia nos inundan de sangre, a las juventudes, en este caso indígenas, en la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde no puede correr la sangre, porque si corre la sangre en la Sierra Nevada de Santa Marta, corre en el Corazón del Mundo y el mundo se pierde en el genocidio de toda la humanidad.
¡Pilas! Si los señores que llaman ‘Conquistadores’, terrible nombre, ahora se van a conmemorar los 500 años en Santa Marta del día uno de la conquista en América del Sur. Nosotros no celebramos conquistas; celebramos encuentros y, por tanto, los 500 años de Santa Marta deben ser los días hermosos de una gran explosión cultural de encuentro de toda la diversidad del Mediterráneo con toda la diversidad del Caribe, del cual la Sierra Nevada de Santa Marta es un punto más alto; del cual el río Magdalena es un río más grande.
Y por eso es aquí, que es el Corazón del Mundo, y por eso es aquí, que se escribió los 100 Años de Soledad: el territorio de la magia, el territorio donde murió Bolívar, el territorio en donde nació Bateman, así no les guste que pronuncie su nombre.
El territorio ancestral de hace miles de años que le gritó a la humanidad toda que la vida es lo más importante y no la codicia, que la vida es el centro energético de todo el universo, no solamente del planeta Tierra. Y quienes tenemos el portento de poseer un cerebro como el nuestro, el cerebro humano, nos toca ser los cuidadores, las cuidadoras de esa joya del universo que es el pensamiento humano y que tiene un centro aquí, en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Confederación de Pueblos Indígenas
Por eso necesitamos la Confederación de Pueblos Indígenas de la Sierra sin divisiones.
El Gobierno tiene, ministro (del Interior, Armando) Benedetti, usted, que viene por allá del Mediterráneo, ancestral, tiene la obligación de garantizar que si el ministro de gobierno de Duque desató la división y, por tanto, la violencia en la Sierra Nevada de Santa Marta, usted construya la paz y, por tanto, la unidad en la Sierra Nevada de Santa Marta.
La figura que hay que poner en discusión, porque estos son los días y los años del pueblo, es que debo usar el artículo 56 transitorio de la Constitución Nacional, aún vigente, para crear entidades territoriales indígenas.
La primera a la que nos comprometimos es la Alta Guajira, segregada de Uribia, y la segunda es la Sierra Nevada de Santa Marta, para lo cual necesito la unidad de pueblos arhuacos, kuankuamos, wiwas y koguis.
Si hay alguno otro me lo dicen. Ese no lo conozco bien. Ese me lo presentan ahora, que vaya a irme, porque es todos los pueblos indígenas. Usted es uno de ellos. Bien, compañero, entonces un día voy a su casa para visitarlo.
Todos los pueblos necesitan aquí su unidad, porque si hay unidad popular en el Corazón del Mundo, unidad indígena, fraternidad con el pueblo colono, al cual hay que darle salidas de tierra fértil, también, compañero Felipe Harman (director de la Agencia Nacional de Tierras), entonces habrá unidad de la humanidad.
Ministro Benedetti, puede decirle al embajador o embajadora de la República Federal alemana, que ya no es federal, toda es federal, que invito al presidente de Alemania, que incumplió, a que venga exclusivamente a los 500 años de Santa Marta, para visitar su pueblo kogui, porque él de joven fue un explorador, subió hasta allá e incluso se le entregaron unas máscaras de la tradición kogui, que yo he regresado, porque el presidente de Alemania me las devolvió para que se las entregase al pueblo kogui y me prometió que iba a venir.
El mejor día son esos 500 años, él en medio de las comunidades indígenas que de joven amó y quiso, caminando por la trocha y metiendo sus pies en los ríos cristalinos de la Sierra Nevada.
Así que le dejo esa misión, porque el pueblo kogui lo está demandando ahora.
Unidad, por tanto, ¿Para qué? Para llevar la reserva hasta el mar, para llevar la reserva hasta la Línea Negra, como prometimos, señor Felipe (Harman, director de la Agencia Nacional de Tierras). Mil hectáreas es nada en el Caribe.
Llevar toda la tierra hasta la Línea Negra significa comprar todas las haciendas entre los resguardos koguis, wiwas, kankuamos, arhuacos y de la comunidad de mi querido amigo, que voy a visitar en su casa, que me tienen que mandar aquí la palabra escrita, para que lleguemos al límite de la Línea Negra, que son miles y miles de hectáreas y cuyo campesinado, el que viva por ahí, entonces tiene que tener tierra de las grandes haciendas.
Importancia del algodón indígena
Ojo, se nos quedan diecisiete, y yo quiero bañarme en el mar en territorio indígena. Y quiero que se empiece a cultivar, con las mejores semillas que hoy tengamos, el algodón, porque el algodón se da en estas tierras, no arriba, para poder hacer el vestuario indígena que salvó a todos los pueblos de Europa.
Historias que no se cuentan. En Cien Años de Soledad no aparece. Pero este algodón que ustedes usan no lo conocían los españoles, ni los europeos que llegaron, ni los árabes.
Los ricos se vestían con seda de la China y el resto se moría de peste por la suciedad, porque la lana de oveja no se puede lavar. Y cuando encontraron el algodón indígena encontraron que se podía lavar todos los días. Y cuando se llevaron los tejidos de algodón a sus tierras europeas, encontraron que se acabó la peste que mataba a millones de europeos y de europeas.
Tal el portento positivo que han entregado a la humanidad los pueblos del corazón de la tierra. Millones de gentes, desde entonces, diría centenares de millones de personas, se han salvado, gracias simplemente a ponerse una camisa de algodón, y el algodón es de aquí, del corazón de la tierra.
Por tanto, Felipe, yo necesito no solo llegar hasta el mar y que los indígenas lleguen hasta el mar como poseedores, sino también que se cultive el algodón y el alimento, para que volvamos a reconstruir la historia que nunca debió perderse, que nunca debió olvidarse.
Por algo el cantante dijo: la Tierra del Olvido. La Tierra del Olvido es la tierra de Cien Años de Soledad, porque la soledad es la violencia de los colombianos matándonos entre nosotros mismos, simplemente por venganza o por orgullo, como dijese Gabriel García Márquez.
Y los Cien Años de Soledad deben terminar, porque el primer día, lo decía ayer en el Guatapurí, el primer día después de los Cien Años de Soledad tiene que ser de fiesta, de alegría, porque ese día nos habremos encontrado con la naturaleza y con la vida; porque ese día habremos dejado, por fin y por siempre, de matarnos entre nosotros los colombianos y las colombianas, para ser parte entonces del objetivo final de la humanidad, que no es más sino llevar esta vida hermosa a todos los confines del universo, para lo cual tenemos que dejar de matarnos, tenemos que dejar de trazar fronteras, tenemos que ser hombres y mujeres libres en el planeta, reconciliados y armonizados con la tierra y con el agua.
Avances en tierras
Aquí dejo entonces ya una serie de hechos que se han cumplido, que son insuficientes: hasta el 2024, finales, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) recibió 4,1 billones de pesos. Mucha parte se quedó guardada en bancos, porque los terratenientes no quieren vender la tierra. Y yo aquí les solicito, muy respetuosamente: si no están produciendo la tierra, véndanla, que el Gobierno quiere comprárselas de buena voluntad y a precio comercial. Aprovechen este momento.
En este Gobierno se han adquirido entonces, con lo que hemos gastado, 190 mil hectáreas, que se han destinado a campesinos, negros e indígenas. Es lo que tengo acá.
Se han resuelto, no es tierra privada, 68.000 hectáreas más de procesos agrarios que es volver el baldío. Ojo, señores terratenientes, vamos a contratar el mayor número de abogados y abogadas y geólogos posible, para que ni un metro cuadrado de baldíos nacionales estén manos de usurpadores de la tierra nacional.
Los baldíos se entregan al campesinado, no al terrateniente; no al politiquero, que está hundiendo las reformas sociales en Colombia, mientras se queda con la tierra de la nación.
Se han conformado 426 comités municipales de reforma agraria, que deben salir ya a la movilización; se crearon 39 nuevos resguardos indígenas y se ampliaron 20 existentes, que suman entre esos resguardos 196.810 hectáreas, en beneficio de 88.368 indígenas.
Ojo. La senadora Cabal dice: es que los indígenas son los terratenientes, y entonces coge la cantidad de 196 mil hectáreas y dice: Es que ni mi papá tiene 196 mil hectáreas. La señora terrateniente.
No. Son 196 mil hectáreas para 88 mil indígenas. Da máximo de a dos y pico hectáreas por indígena, que, si quitamos niños indígenas, nos eleva a tres o cuatro hectáreas por indígena.
Solo que esas tierras son muchas veces selva. Solo que esas tierras son, muchas veces, desierto, como en La Guajira. Solo que esas tierras son, muchas veces, páramo y tierras altas, donde no se puede sembrar sino cuidar las aguas. Solo que en esas tierras no se pueden cultivar los alimentos suficientes y, por tanto, se necesita más tierra y tierra fértiles para indígenas y afros.
Se han constituido 40 consejos comunitarios, que equivalen a 11.769 hectáreas, en beneficio de 18.147 integrantes de comunidades negras.
El Gran Salón de la Revolución
El 28 y 29 de marzo estaremos en la Quinta San Pedro Alejandrino, donde murió Bolívar. Ministra de la Cultura, ya que a usted le quieren quitar el sombrero de Pizarro, que es el sombrero de la paz y que le voy a entregar la sotana de Camilo Torres Restrepo, el cura que se levantó en armas, por el amor eficaz, quiero que al interior del Palacio y de visita de toda la comunidad que quiera, se pueda hacer el Gran Salón de la Revolución y la Rebeldía de todos aquellos colombianos y colombianas que, comenzando por Antonio Nariño, el otro Camilo Torres, La Pola y Bolívar, comenzaron una égida de cambiar a Colombia a fondo, siendo rebeldes y siendo revolucionarios.
Así fue Rafael Uribe Uribe, así fue el General Melo, así fue López Pumarejo, así fue Gaitán, asesinado, así fue Carlos Pizarro, así fue el sacerdote Camilo Torres Restrepo, así es este Gobierno de Colombia, les guste o no les guste, rebelde y revolucionario.
Chimilas. Los Chimilas, cómo no me voy a acordar, la comunidad Chimila.
Entonces ese día, ojo, Ministra, vamos a estar con mil mujeres por la reforma agraria del Caribe, toda de Colombia. Santa Marta.
Pero me tienen que explicar si la Línea Negra pasa por la hacienda de San Pedro Alejandrino, porque una parte es un monumento fascista, que un presidente conservador profascista hizo y es un insulto a Bolívar, que es un libertario y un emancipador, y para nada un creador de nazis o de fascistas.
Si la Línea Negra pasa por la hacienda, la otra parte debe ser indígena, y debe ser el homenaje de los pueblos que se liberaron, mestizos, indígenas, negros, a un gran emancipador, al cual nosotros le llamamos El Libertador, el emancipador que rompe cadenas galopando en su caballo llevando la bandera libertaria.
Allí no puede haber un monumento fascista, sino monumentos e ideas y pensamientos y libros libertarios y mariposas amarillas, porque Bolívar es el primer Aureliano de los Cien Años de Soledad.
Tren turístico de Santa Marta a Aracataca
La Fundación PARES y la Fundación Gabo lanzaron la misión Aracataca, que busca el turismo cultural en Aracataca y que quiere usar la línea férrea, ministro y ministra, volver a usar el tren.
Usted me hablaba de la doble calzada. Por hacer dobles calzadas nos tiramos el tren y no sirven. Solo llevan tractomulas con productos importados, y no a la gente.
Pues nosotros queremos hacer un énfasis en el tren, y qué mejor que el tren de Santa Marta a Aracataca, que traiga turistas, que traiga gente, pasajeros y cargas, si se quiere, libros por montones, mariposas amarillas.
Ese tren turístico debe darle vida a la ciudad de Gabriel García Márquez. Es un trabajo conjunto. El hombre más universal de Colombia se llama Gabriel García Márquez. No es un hombre solo para Aracataca, como falsos juglares decían, que no trajo nada a Aracataca, pues le trajo fue a la humanidad, brutos.
Un hombre que le entrega a la humanidad el arte y la belleza es un hombre que les entrega a su familia y a su tierra lo mejor del mundo, porque es un universal, no solo un particular.
Allá en las tierras árabes, en Catar, hablando con un señor intelectual del pueblo palestino, querido por el Emir de Catar, en su centro, que yo diría: ojalá me pudiera quedar aquí leyendo libros y escribiendo, pero la acción no nos deja leer ni escribir mucho. Me decía, porque le pregunté: ¿Cuáles son las influencias de la literatura árabe contemporánea? Y él me miró en su idioma y me dijo: El mayor influenciador de la literatura árabe contemporánea se llama Gabriel García Márquez.
Y allá en los desiertos del Catar volví a encontrarme, nunca físicamente, sino espiritualmente, con el hombre que nació en Aracataca y que vio pasar los trenes hacia el mar llenos de cadáveres, asesinados por un ejército al servicio de los norteamericanos de la United Fruit Company, en la masacre de las bananeras, cuyo debate lo hizo un parlamentario joven, rebelde e inteligente, el parlamentario Jorge Eliécer Gaitán, que asesinaron después con su corazón puesto en los corazones de los hombres trabajadores que murieron asesinados en estas tierras.
A los cuales nosotros aún le debemos homenaje, porque es el inicio del movimiento obrero que hoy quieren enterrar de nuevo, pero que este presidente recogedor de banderas ensangrentadas de Gaitán y de Bolívar y de García Márquez, escritas como poemas volátiles en forma de mariposas amarillas, quiere recoger para que nunca más abandone la historia de Colombia y se quede en el corazón y en el centro del mundo, el corazón de la tierra.
Gracias por haberme escuchado, muy amables.
(Fin/relz/fca)