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Discurso

Palabras del presidente Gustavo Petro durante el Pacto por la Tierra y la vida en Chicoral (Tolima)

Foto: Joel González - Presidencia

​Chicoral (Tolima), 22 de febrero de 2025


No voy a hablar de mi pasado, porque esta tierra me trae muchos recuerdos de mi pasado, pero hablemos, tenemos que hablarlo -dicen que los presidentes no deben mirar atrás, pero el que no mira atrás no sabe hacia dónde va- y entonces algo del pasado sí se tiene que hablar aquí; porque en este sitio, ya lo han dicho ustedes, la ministra y quienes han hablado, enterraron la reforma agraria un 9 de enero de 1972, 'años a', yo apenas tenía 11 años, pero ya mi tío de Córdoba me lo contaba.

Aquí están mis compañeros paisanos de San Pelayo, Córdoba, les di la mano. Mi abuelo nació en 1898 en San Pelayo, que es un pueblo campesino, y por eso mi familia siempre fue campesina, no le pueden enredar por ahí ningún perendengue, gente de trabajo, labriega del surco y del caballo. Y me enseñaron lo que estaba pasando en el departamento de Córdoba en 1971.

Me dijo mi tío Álvaro, que en 1971 las juventudes de Córdoba salían a las calles insurreccionadas porque habían matado a un muchacho Burgos de, un colegio de Cereté, y el campesinado todo de Córdoba, Sucre y otras partes se tomaba la tierra, demandando una reforma agraria, y salieron en marcha, por decenas de miles -sólo de Sucre y de Córdoba salieron 100 mil campesinos hacia Bogotá- y llenaron la plaza de Bolívar como nunca antes, y le dijeron al gobierno de entonces, el gobierno de Misael Pastrana Borrero, que el campesinado sin tierra, los usuarios de la reforma agraria, a nivel nacional, demandaban tierra para el que trabaja, tierra para aquel que trabaja, y Misael Pastrana Borrero no escuchó.

Hay por ahí un escritor, no recuerdo el nombre, ministra, de pronto me lo recuerda, que escribió un libro hace un tiempo que dice 'En qué momento se jodió Colombia', titular muy popular -yo casi nunca digo groserías, pero a veces creo que soy purista en el lenguaje.

'En qué momento se jodió Colombia', y yo haciéndome esa pregunta -no me he leído el libro- pienso que ahí se jodió Colombia; yo diría un poco antes por recobrar una fecha, ahí casi en el mismo momento, el 19 de abril de 1970, unos meses antes, allí no fue elegido Misael Pastrana Borrero presidente de Colombia; allí fue elegido el general Gustavo Rojas Pinilla y le robaron las elecciones, por eso esa banderita que allá atrás está y que dicen que no la debo sacar porque no sé qué y no sé qué, tiene esos tres colores. Esos tres colores no son de un movimiento terrorista, tienen otro significado, que hay que recordarles a la Cabal, a la Paloma, a 'las Milei', la que dice las cosas de frente y la que se disfraza, no leen la historia de Colombia.

Ese azul que está arriba significa el color de los conservadores; ese blanco, que sigue, significa el color de la paz, y ese rojo con que termina significa el color liberal. Era la paz de Colombia en ese entonces, porque los liberales y los conservadores -años 50, años 60- se mataban entre sí y el Tolima es testigo, yo lo recordé hablando con viejos campesinos en sus casas y durmiendo en sus catres; eran un poco más ricos que los del Cauca y entonces tenían una nevera y cemento en el suelo de la casa y me daban jugo de naranja, que era una maravilla, y hasta chicharrón, que era un prodigio.

Y me contaban de la historia de Calarma, por ahí caminé en los naranjos y cómo la gente terminaba en sus solares con las cruces de sus seres queridos enterrados, cómo las tumbas iban llenando las veredas -fuesen conservadoras, fuesen liberales- que la mayoría del pueblo tolimense se volvió liberal, algún influjo de la violencia lo convirtió en muy, muy, muy conservador, pero esa violencia quería y tenía que cesar, y el que lo empezó a lograr se volvió presidente de la República, pero le quitaron y le robaron las elecciones.

Por eso todavía hay gente que levanta la misma bandera, la bandera de una paz que se forjó, pero que no terminó con la guerra en Colombia, porque la violencia continuó y aún continúa, y entonces nos tenemos que preguntar: ¿Cómo se hace la paz en Colombia? Pues se hace no repitiendo el 19 de abril de 1970 ni el 9 de enero de 1972, y tiene una primera familia responsable, irresponsable, la familia Pastrana, padre e hijo.

Padre, porque aquí enterró la reforma agraria que el liberalismo había intentado hacer, porque no entendió la palabra paz, porque quiso enterrar no solamente a Jorge Eliécer Gaitán. Un asesor de Uribe decía que tenían que enterrar el cadáver insepulto de Gaitán y yo aquí repito, porque levanté su bandera por las montañas del Tolima, que a Gaitán no hay que enterrarlo, hay que revivirlo, porque su lucha por una reforma agraria y por profundizar 'la Revolución en marcha' de López Pumarejo, pues no es para enterrarlo, porque al enterrarlo lo que hacen nacer es la violencia entre colombianos, sino que es para revivir a Gaitán, porque revivir a Gaitán y 'la Revolución en marcha' y la reforma agraria es revivir la paz en Colombia.

Por eso ese 9 de abril, ese 9 de enero de 1972, Colombia se jodió, porque entró a un marasmo de violencia peor que el que ya había vivido entre liberales y conservadores, y que el general Rojas quiso acabar.

El Ejército de Colombia en esa época quiso acabar levantando la bandera nacional, la única que está en nuestro corazón como la bandera patria, la violencia entre un pueblo campesino liberal y un pueblo campesino conservador y la insurgencia de los chulavitas que, desde el gobierno, como los actuales paramilitares, masacraban y masacraban a caballo y a galope tendido, entrando a los caseríos, donde antes había fiesta y alegría y había esperanza y sólo dejaban los cementerios.

Exorcizar la ​violencia

Ahora tenemos que solucionarlo y por eso estamos aquí en Chicoral. Venimos como pueblo a exorcizar este sitio de energías malignas que nos condujeron a la mayor desigualdad social del mundo, ¡qué bonito programa!

Exorcizar la violencia y exorcizar la desigualdad, porque ambos términos van de la mano. Son sinónimos en la lengua colombiana, en el español colombiano y en los lenguajes indígenas de Colombia, y aún en el lenguaje afro de Colombia y gitano, y en algunos extranjeros con lenguaje latino o en English como en San Andrés, que es el pueblo garífuna de negros que nunca fueron esclavos en el Caribe, porque se tiraban de los barcos. En esos lenguajes todos es sinónimo desigualdad y violencia.

¿Y dónde está entonces la desigualdad? Porque resolviéndola construiríamos la paz de Colombia, el final definitivo de 100 años de soledad que vivimos y que ya van para 200, dos siglos de soledad en donde los hombres hemos vivido en medio de la violencia, y la mayoría de las mujeres han tenido que llorar a sus hombres, sean hijos, sean amantes, sean recuerdos del pasado que ya no están.

Pues entonces yo digo aquí en Chicoral, donde empezó Colombia a joderse, que la desigualdad está en la tierra. No hay dueño real de la tierra; la tierra es un bien común como el agua, como el aire.

¿Quién pondría una propiedad sobre la atmósfera? Ya lo intentará Elon Musk, que se le estrellan las aeronaves que hace con su gran fortuna, cada vez que intenta escaparse de la tierra, una tierra que él está ayudando a destruir, como uno de los grandes ricos del planeta. Pero nosotros no nos vamos a escapar. Algún día sus hijos y sus nietos viajarán después de la atmósfera, quizás, pero los que aún no podemos vamos a rescatar la tierra.

El rescate de la tierra es el rescate de la vida. La tierra y el agua es el planeta y la tierra y el agua es la vida y, por tanto, es la humanidad, porque nosotros no somos más que agua pensante en forma de energía condensada en nuestros cuerpos, dicen los físicos, para el periodista que no quiera entenderme, la física cuántica.

¿Y si eso es así qué pasa con la tierra y el agua en Colombia? ¿Qué está sucediendo? Pues nos lo enseñaron los españoles que vivieron a apropiársela como si esto fueran feudos de Castilla. El Cid Campeador, decía en alguna conferencia internacional, un héroe de ellos, los castellanos, que, con armadura de hierro y muy macho, a caballo, erradicaba a la cultura árabe, que estaba allí en España hacía mil años.

Hemos vivido menos los colombianos de hoy desde que nos llamamos Colombia; cinco veces menos, que lo que vivieron los árabes en lo que hoy es España. Y a caballo, a galope tendido, con el hierro, con la espada y con una cruz que había invertido la religión de Jesús que dijo amar, se lanzaron a exterminar una civilización hasta que en 1492 sacaron al último guerrero de los árabes, porque las árabes y los árabes se quedaron allí, y no se quedaron ahí en Granada en 1492, sino que en ese mismo año montaron los caballos y los hierros y la espada y la cruz invertida y se lanzaron en las carabelas y los barcos a conquistar esta tierra y a volverla propiedad privada de unos señores que nunca dejaron de matar, que nunca dejaron de destruir el agua, como en Bogotá que la taparon y ahora es una ciudad sin agua, y que nunca dejaron de rezar al mismo tiempo, y de ahí salió la frase popular de que 'el que reza empata'.

Y no es cierto que el que reza y peca empata, no señores; el que peca matando a su prójimo nunca se recupera porque mata la vida, el que le miente al pueblo nunca se recupera, porque mata su patria.

No es cierto que el que peca y reza, empata. El que peca debe ser sacado del poder o darle la segunda oportunidad para que tenga la posibilidad de arrepentirse. Él y ella, porque ella debe estar en el poder, el poder debe ser del pueblo. Pues viene ese 9 de enero de 1972; aquí decretaron mucho más de un siglo y medio, de cinco siglos desde la Colonia española, que la tierra seguía siendo de los castellanos, del Cid Campeador, del hombre a caballo, matando gentes humanas, solo porque tenían una cultura diferente.

Llegaron en sus carabelas, los árabes eran los marineros, y llegaron primero los árabes que los castellanos, porque los castellanos primero mandaron a los marineros, a ver si los ancestrales que estaban aquí los recibían bien o mal, y después se bajaba el castellano a caballo y mataba a todos; 500 años vamos a festejar de eso en Santa Marta. No sé si hay samarios por aquí, magdalenenses, y no va a ser un homenaje a la Conquista.

Ojalá la hija del rey de hoy me acompañe, pero va a ser un homenaje a la libertad y a la unidad del pueblo del Caribe y al encuentro, no al desencuentro violento, sino al encuentro entre las culturas, en plural, mediterráneas y las culturas, en plural, caribeñas. Así que los invito a ir en masa, campesinas, a Santa Marta, a festejar esos 500 años que fueron de esclavitud, de servilismo, pero que tienen que ser de libertad si así lo decidimos, si somos capaces de revivir no solamente a Gaitán, sino a Melo el Tolimense, aquí está el libro, y a Bolívar.

Melo, tengo el sueño, he hablado ya con dos presidentes de México, nació en Chaparral (Tolima). Es el único presidente indígena de Colombia; lo eligieron los obreros bogotanos que hacían paños, y era el general mayor del Ejército libertador, el mismo de Bolívar, en 1850, y había batallado como jovencito, siendo teniente del Ejército libertador e indígena en las grandes batallas de Bolívar y Sucre, y a la muerte de Bolívar fue a Venezuela a decirle a Páez que no dividiera a la Gran Colombia y qué gran error de Páez, Santander y Flores, porque hoy seríamos una potencia mundial.

Melo siguió levantando la bandera de Bolívar, como el general máximo del Ejército libertador, y propuso la liberación de los esclavos, porque habían engañado a Haití, que nos dio los barcos y las armas y sus hombres para ayudarnos, sólo a cambio de libertar a los esclavos negros de Colombia, y mataron a Bolívar en el intento de liberarlos, y Santander le dio la espalda, la promesa, y continuó siendo esclavista, y apareció lo que llamamos la oligarquía nacional.

Colombia no h​​a conocido la palabra paz

La oligarquía nacional es heredera de los esclavistas, tiene sus apellidos, por eso trata al pueblo de Colombia como esclavos, por eso trató a la mayoría campesina que era el pueblo de Colombia como siervos de la tierra, y por eso los masacró cada vez que había una violencia, y tuvimos muchísimas violencias.

Colombia no ha conocido la palabra paz, porque estos hombres de sangre indígena, considerados raza inferior e incluso no humanos, por los que tenían la cruz invertida, aún con armas del Ejército libertador, y siendo presidente de Colombia, decidió, con algunos otros liberales, que no habría más esclavos en Colombia.

Y llegaron los ejércitos de esclavistas, de Popayán, de Antioquia, con negros armados diciendo que era mejor comer de la mano del amo, que ser libres. Algunos son también sus descendientes, y fue derrotado y ahí murió el Ejército libertador. El último general del Ejército libertador es un hombre del Tolima, de la gran Chaparral, y se fue a pelear a El Salvador, a Nicaragua, contra un pirata gringo que se quería quedar con su patria, y llegó a Chiapas, y peleó contra los conservadores mexicanos, queriendo que Benito Juárez pudiera realizar su revolución, y allí fue fusilado, y allí está enterrado.

Y los hijos que tuvo allí en Chiapas son indígenas colombianos, que quieren encontrarse con los chaparralunos. Ojalá, me lo han prometido, que, si encontramos sus cenizas, y la Presidencia de México lo está buscando en las fosas comunes de Chiapas, podamos enterrarlo en Chaparral. El único presidente indígena de Colombia, y el último general del Ejército libertador, y aún no podemos enterrarlo en donde nació, y en su patria, porque lo que gobernó de ahí en adelante fue la oligarquía, los mismos herederos de los esclavistas, que son los mismos.

Hay un general Borrero, al frente del ejército esclavista, que vino de Antioquia a derrotar al general Melo. Lean la historia, por ahí está. Tolima tiene que leer la historia de su pueblo. El Tolima tiene que saber qué pasó aquí en la violencia liberal-conservadora, y el genocidio del pueblo tolimense.

​La paz se cons​​igue hablando

El Tolima tiene que saber qué hicieron sus grandes, como les llaman aquí, muchos presidentes de Colombia, y todos de izquierda revolucionaria. El Tolima tiene que saber quién fue el general Melo, qué representó, para que el Tolima hoy nos pueda ayudar, no con el desplante de la gobernadora, sino con el plante multitudinario del pueblo tolimense, del pueblo campesino que ha sufrido la violencia, y que quiere vivir la paz, porque yo sí soy testigo de joven -andando por las trochas y caminos, y a mula, y a caballo, y no digo nada de nadando sus ríos, porque no sé nadar bien-  de cómo se construye la paz en el Tolima, y cómo se puede construir en Colombia, y no es sino hablando.

El viernes no quisieron hablar conmigo, algunos altos funcionarios, y yo soy el jefe del Estado. Mal mensaje, no porque tengan que estar de acuerdo conmigo -yo soy un demócrata- sino porque al pueblo de Colombia hay que enseñarle a dialogar entre sí, a que las disputas sean familiares, sean pasionales, sean por el amor, sean por la política, sean por la cerca de la finca, sean por la venganza que hay en el pasado, de generaciones hundidas en la violencia, como bien dijera José Eustasio Rivera, que ahora conmemora desde su novela cien años.

Los 100 años de La Vorágine que hay que leer, también son cien años de soledad. El libro de José Eustasio Rivera comienza con “Antes de conocer mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia". Tengo yo una ventaja. Tengo yo una ventaja. Antes de jugar mi corazón al azar, me lo ganó una mujer y entonces me salvé. La violencia se arregla hablando, dialogando. Y hay que enseñar siquiera ese principio. Puede que nos abofeteen en la primera conversación. A veces los hombres lo sabemos, o al revés.

Pero hablando se entiende la gente. El ser humano es un animal parlante. Y esa parla nos la entrega el cerebro y el corazón. Parlar, la palabra latina. Hablar, dialogar. Dialogando se arreglan los problemas que tenemos en Colombia, complejos cada vez más.

​El nacimiento del narcotráfico

En 1972 no había cultivos de hoja de coca en el país que no fueran los culturales indígenas. Yo le tengo que echar la culpa a Misael Pastrana Borrero del narcotráfico en Colombia, porque al quitarle la posibilidad de la tierra fértil al campesinado, lo que surgió después de 1972 fue un campesinado colono que ya venía atrás, pero no era tanto, rompiendo la selva que había en el Magdalena Medio, en el Catatumbo, la selva chocoana, la selva nariñense y caucana, la selva, la inmensa selva amazónica de donde nace la vida, el corazón del mundo, que es el corazón de la vida en el planeta.

Nació el narcotráfico y ahora es gravísimo. Lo manejan mexicanos, brasileros, franceses, norteamericanos, croatas, turcos, colombianos, indudablemente. Ya se extendió a Uruguay, Brasil, Ecuador, Chile, Argentina. Es un problema mundial que sólo se arregla legalizando la droga. Porque, vuelvo a decirlo, así me saquen los memes que quieran, el whisky mata más que la cocaína y el cigarrillo mata más que la marihuana.

Sólo que hay una diferencia, el whisky lo hacen allá donde está el poder mundial y la cocaína la hacen aquí unos mafiosos que dejarían de ser mafiosos de inmediato y el negocio se acabaría, pero es del sur y entonces con ese cuento nos están dominando, se están tomando la policía, el ejército, los jueces, los congresistas y los presidentes.

Aún es difícil de entender eso, pero lo que sí no es difícil de entender es que quienes se tienen que ir a la cárcel por una sustancia prohibida en el mundo no son los campesinos productores de hoja de coca, no son los jovencitos que por ahí están en un parque porque no tienen oportunidad, porque no tienen universidad, porque no se leen ya los libros, porque no les enseñaron a leer en una educación paupérrima para empobrecer el espíritu de la gente, del pueblo, embrutecerlo a través de las emisoras de la oligarquía. Esos no son los que deben llenar las cárceles de Colombia como hoy las llenan.

Entonces les parece importante llevar a la cárcel a Epa (Daneidy Barrera Rojas), que es uribista, pero es mujer, pobre, levantada y rebelde. Rompió un vidrio y ya le pusieron cinco años y lo pagó. Pero ¿cuánta cárcel llevan los que les rompen la vida a los colombianos? Visten corbata, están en los clubes y a ellos nunca los ponen presos.

¿Cuántos oficiales y soldados de todas las ramas y la policía, capitán, están procesados por fusilar con armas públicas a los jóvenes de Colombia? No lo voy a poner a contestar porque lo meto en problemas, pero son miles, miles. ¿Y dónde están los de corbata que dieron la orden? ¿Dónde está el ministro (Camilo) Ospina que firmó la resolución 039? ¿Y dónde está el que le dijo sí al ministro Ospina para que hiciera tamaña bestialidad de volvernos a traer las violencias de los tiempos liberales y conservadores cuando se mataban entre sí y le pagaban desde el gobierno al conservador que mataron liberal dinero y la forma y la prueba era traer dedos u orejas cortadas?

Nuestra historia se repite como Cien Años de Soledad y ahora la excusa entonces es el narcotráfico, pues yo ordené que la policía se dedique a no perseguir jóvenes en los barrios o campesinos en las veredas.

Esa es una forma de excusar que muchos de sus jefes y muchos de los jefes políticos de Colombia se abrazan con los más grandes narcotraficantes de este país, les ayudan a armarse y matan al pueblo y por eso hay desde donde se cuente, desde el 9 de abril de 1948 cuando la oligarquía colombiana asesinó a Jorge Eliécer Gaitán para no hacer la revolución en marcha y para no hacer la reforma agraria, 700 mil colombianos muertos entre sí.

No hay pueblo en el mundo, no existe ningún rincón en la tierra donde una nación se autodestruya durante tanto tiempo por generaciones matándose entre sí y aún estamos aquí, somos grandes porque resistimos somos grandes porque aquí en el mismo sitio donde desataron la masacre sobre el pueblo campesino de 1971, sus marchantes y sus organizaciones campesinas, sus hijos, sus nietos quizás se vuelven a reunir a levantar la bandera.

Colombia necesita transformaciones profundas

​'Levanta la bandera' dice una canción de aquellos que estaban en las barricadas en 1936 en una ciudad que se llama Barcelona, levanta la bandera revolucionaria que no es del que levanta el fusil sino que es del pueblo de Colombia, porque Colombia necesita una transformación profunda y de eso venimos a hablar aquí, porque si Misael Pastrana le quitó el derecho a la tierra al campesinado de Colombia y desató a partir de ahí el narcotráfico y la violencia rural que siguió, y que aún no para, su hijo destruyó la industria nacional.

La industria urbana, la de las de miles de señoras antioqueñas del Valle de Aburrá, de Bogotá, de Ibagué, de Manizales, de Pereira, de Cali, que se dedicaban en sus garajes, de Armenia sí, no me puedo decir todos los rincones de Colombia en el discurso, me quedo sin voz, allá en sus garajes en sus casitas, con los hijos encima, si eran pequeños, el marido quién sabe a hacer confecciones, a hacer bluyines, a imitar a los gringos, a ir mirando quién sabe en las revistas de modas, me acuerdo, entonces a ver cómo se hacía un pantalón, una camisa y así nació la industria textilera, con los recursos que podía entregar un pueblo campesino, que era el campesinado cafetero de Colombia que sostuvo a Colombia trabajando durante casi un siglo en el siglo XX.

En mis discursos les pregunto así, ante las multitudes, ¿dónde hay un campesino cafetero que esté pensionado en Colombia? Oiga, sostuvieron los congresistas de este país durante un siglo pagándoles sueldos, que en ese entonces no eran tan altos, pero lo eran, sostuvieron económicamente el sueldo de todos los presidentes, sostuvieron el sueldo de todos los miembros de la Fuerza Pública, sostuvieron el sueldo de los magistrados de Colombia, y no hay un solo pensionado cafetero o campesino en este país, ¿qué clase de justicia? ¿Cuándo es que estamos hablando de Estado Social de Derecho?, como se comprometieron a construir a partir del acuerdo de paz con el M-19 y el EPL, y que se volvió realidad a partir del voto popular mayoritario por el progresismo en la Asamblea Nacional Constituyente.

Que me digan hoy un campesino cafetero que sostuvo a Colombia durante el siglo XX que se ha pensionado, y hoy viene un presidente progresista por primera vez, quizás desde Melo, o yo diría desde Pumarejo, tengo otra visión de la historia que es la hija de Gaitán, que fue el último en mi opinión, o Lleras para ser más indulgente con el nieto, que trató de hacer una reforma agraria, al nieto se le olvidó eso, reivindica el apellido, pero de las tesis de Lleras ni mamola.

¿Dónde está el Estado Social de Derecho?

​Vamos a terminar porque me estoy extendiendo y voy causando estragos democráticos, cuando un presidente provoque estragos democráticos es un buen presidente, porque la palabra democratizar del que se burlaban ciertos opinadores, y qué es eso, nos van a expropiar la finca, nos van a expropiar el carrito, nos van a expropiar el apartamentico que tanto esfuerzo nos ha tocado conseguir, no democratizar es entregarle al poder, el poder al pueblo, porque democracia significa poder del pueblo, y aquí el poder que ha existido es el poder de la oligarquía

Y la demostración máxima de que el poder lo tiene la oligarquía, no el presidente, es que el presidente con mucho esfuerzo, primero se hace elegir contra viento y marea, un pueblo mayoritario lo apoya, en una democracia el voto es sagrado, pero entonces el presidente elegido por el pueblo no lo vuelven sagrado, sino que lo mancillan, lo humillan.

Hola Plutarco, Plutarco estuvo caminando por aquí, por las tierras de Calarma, usted es del cañón de Las Hermosas, o de La profunda, ¿de cuál es? La profunda, que usted allá fue un líder muy importante. Plutarco no dejó morir, pero el espíritu aquí en el Tolima lo mantuvo vivo, y gracias a eso estoy aquí, así que gracias, Plutarco campesino tolimense.

Cómo es posible que se hable de estado social de derecho en Colombia cuando los pobres, viejos y viejas no tienen una pensión, cuando se mueren solas en las plazas de mercado como pasó hace poco, o cuando los viejos terminan alcoholizados de la tristeza en una banca del parque, o cuando los parques municipales de Colombia se volvieron parques de viejos y no parques de jóvenes, ya no se enamora en los parques de los municipios de Colombia porque ya no hay sino viejas y viejas, viejos sobre todo, tomando y tomando ron porque el hambre no se calma, porque no hay donde ir ni donde dormir, porque no hay un abrazo ni siquiera de un hijo o una hija porque muchos están abandonados.

Y entonces el presidente progresista dice, pero si la plata nos da, las cuentas nos dan, si nadie casi que no tenga un enorme salario, los congresistas que tienen enorme salario se salen de los fondos privados de pensiones porque no van a recibir una pensión similar al de su salario. ¡Hipócritas los que van en contra de la reforma pensional!

Unas señoritas o señoras de Bogotá que nunca han vivido en una casa campesina, que nunca han estado en el taller donde trabaja un microempresario, que nunca han vivido en la casa de una obrera que tiene que madrugar a las 4 de la mañana y llega a las 10 para intentar darle un beso a su bebé, tomar un Transmilenio como es de sacrificado en Bogotá, trabajar y trabajar y pasa el tiempo y el tiempo y se fumó la vida y el amor se fue y queda sola y las hijas se fueron, para bien o para mal triunfaron o no triunfaron en su escogencia, y el hijo se fue a los Estados Unidos a ver si conseguía algo y lo traen en cadenas como si fuera un animal, y entonces no tiene una pensión, su esfuerzo no tiene una recompensa, entonces no se le puede entregar al campesino cafetero, arrocero, yuquero, maicero una pensión cuando ya está viejo y no puede doblarse sobre el surco después de haber dedicado toda su vida a doblar su espalda en el surco, sobre el surco y bajo el sol para traerle alimentos al magistrado, al congresista, al presidente, a los ricos de este país.

¿Entonces de qué clase de justicia social estamos hablando? ¿Entonces de qué pacto democrático estamos hablando? ¿Entonces de qué Constitución del 91 estamos hablando? De la misma que había en la época de los esclavistas donde se decía que los esclavos eran propiedad privada y que había que indemnizar a los dueños de esa propiedad privada o si no, no dejaban libertar al ser humano de cadena de piel negra que habían traído en los barcos desde su país a la fuerza.

No, nuestra Constitución no es la de los esclavistas, nuestra Constitución no es de la oligarquía, nuestra Constitución habla de justicia social, nuestra Constitución habla de un Estado Social de Derecho, que es la justicia social; nuestra Constitución habla de igualdad, libertad y democracia y ser libre, y ser demócrata es que la gente que quiere producir alimentos pueda trabajar la tierra y que la gente que ya envejece trabajando, hombre o mujer pueda tener el derecho a descansar, a mirar el mar, a mirar su país, a pasear por el mundo si quiere, que al menos tenga el derecho de comer y dormir en una cama caliente, que al menos tenga el derecho porque lleva un ingreso a su hogar de recibir de nuevo y con nostalgia y con alegría el abrazo de sus hijos o de sus hijas

¿Qué cosa está peleando el presidente? ¿Cómo es de malo? Dicen, hay que sacarlo rápido pues claro que hay que sacarlo rápido porque ningún presidente de la República avanzado ya tanto gobierno puede congregar las multitudes de Colombia.

Gran movili​zación nacional campesina y pacífica

​Y yo aquí los y las convoco en sus diferencias, hicimos la convención campesina en el primer año, o en el segundo, en la Universidad Nacional, y todas y todas las organizaciones que había en ese entonces se reunieron y hablamos, dialogamos, y de ahí salió una plataforma. Yo sé que el campesinado de Colombia es diverso, culturalmente obviamente: no es lo mismo un costeño con un nariñense, no es lo mismo por ramas de producción, se han construido culturas propias. Hay una cultura de la yuca como hay una cultura de la guayaba, hay una cultura de la panela, hay una cultura del arroz y hay una cultura del café que nos ha marcado.

Y ahora el mango, dice el alcalde. Somos diferentes, claro, hay un campesinado que por generaciones tiene una parcelita en Cundinamarca o en Boyacá, Andina o en el Antioquia, Andino o en el Tolima, o en la zona cafetera pero ahí llegaron no tanto generaciones de muy antes sino gente de a mula caminando por las trochas desde Antioquia y construyeron una cultura que es la cultura cafetera que es la que sostuvo a Colombia durante el siglo XX.

Cuando acabaron la cultura cafetera no la cultura sino la producción cafetera en el viejo Caldas y el sur de Antioquia entregaron Medellín a la mafia. Es que la destrucción del mundo rural, campesino, trae aparejado otros problemas.

Cuando el hijo de Pastrana, y estaba hablando de él, y por qué destruyó la industria nacional y a esa que hace confecciones allá en los barrios de las comunas populares de Medellín y de otras ciudades, pues que se puso a ayudar al mayor contrabandista de Colombia.

O que me diga Andrés Pastrana si el señor Diego Marín no lo menciona como su ayudante en los procesos penales que ha ocultado la Fiscalía General de la Nación y que no lo han puesto preso porque es el amigo del poder el mayor contrabandista de la historia de Colombia. Pues así se destruye una industria, destruyó el padre, la agricultura destruyó el hijo, la industria y un país sin industria y sin agricultura es un país pobre porque la riqueza sólo nace del trabajo y de la producción, y porque la producción es agricultura e industria y si nos quitan la agricultura y la industria es como si nos quitaran el corazón.

Por eso podemos decir que el 9 de enero de 1972 se jodió Colombia, y ahora la recuperamos y depende de ustedes y de mí ya nos anuncian que la Constitución del 91 es letra muerta, ya el Congreso hace huelga y no quiere aprobar las reformas ya se aprueban las reformas, tampoco pasan ya el gran mensaje de las elecciones del 2022 fue olvidado, se les olvidó que yo gané las elecciones en el 2022 básicamente porque un millón de jovencitos y jovencitas entre 18 y 22 años que habían hecho el estallido unos días antes, unos meses antes y que pusieron este país a vibrar en medio del fuego de la carretera y de la calle y del barrio, les pusieron a pensar como el Covid-19 antes no porque se parezcan sino porque el mensaje era el mismo: hay que transformar esto o nos vamos a morir. Si no hay salud preventiva los virus nos arrasan si no hay oportunidad para la juventud el virus de la ignorancia hace destruir a Colombia, y votaron, y votaron por Petro y cambiaron a Colombia, creo yo, espero yo.

Cambiaron la historia, no es una moda, no es un maquillaje si los de antes vuelven, vuelven las tinieblas vuelve la sangre, si los que ganaron antes que no les dio ningún tipo de remordimiento, mandaron a 6.402 jovencitos y jovencitas a la tumba cuando eran flor de la vida, apenas cuando eran nuestra futura nación, solo por estar caminando por ahí en un barrio, en una hora, en un mal momento, y cruzarse con un camión militar.

6.402, y no hablar de lo que pasó en la comuna 13 donde murieron otros 400 que aún no aparecen, aunque ya algunos aparecen en la comuna, en La Escombrera. Oiga, cómo les gusta matar a la juventud, hacer trizas la paz, decían riéndose, y hacer trizas la paz es matar la juventud uniformada de cualquier color. Son pobres que se matan entre pobres, es una división del pueblo del cual la oligarquía se divierte porque el miedo que cunde como cunde en el campesinado del Catatumbo, los hace votar por la extrema derecha, y la extrema derecha como Milei viene con una sierra eléctrica, no para tomarse fotos con Elon Musk, sino que aquí si se usa sobre los miembros de los seres humanos, que cortan su cuerpo.

Yo si los convoco y la convoco a usted mujer, y a usted hombre campesino, que toca volver a la sangre de 1971, no a derramarla sino a la pasión de 1971, que toca convocar una gran movilización campesina nacional, pacífica pero decidida, que el pueblo no se puede callar.

Comienza una democracia real, viva y multicolor

​Cuando ascendía Hitler al poder unos jóvenes alemanes hicieron una agrupación que se llama La Rosa Blanca, y denunciaron que su Gobierno, el Gobierno de Hitler estaba matando millones de judíos, lo denunciaron al mundo, fueron fusilados, decapitados en 1943.

El domingo hay elecciones en Alemania creo y está naciendo La Rosa Blanca de nuevo en Alemania, pequeña, pero sube y sube en las encuestas. Nosotros aquí necesitamos una rosa roja y una rosa amarilla y una rosa de todos los colores porque somos de todos los colores, y necesitamos levantar la bandera de nuevo porque lo que hicimos en 1922, en 2022 y en 2021 no se puede olvidar ni dejar pasar a la historia porque nos devolverán a la masacre, y 100 años de soledad tiene que terminar porque tiene que terminar, la nación colombiana será muy fuerte, muy poderosa, será el corazón del mundo porque estamos en el corazón del mundo pero al mismo tiempo será el corazón de la vida, fue la promesa de campaña y debe cumplirse en esta generación, en estos años.

Por eso el tema no es si me reeligen o no, el tema es que hay que reelegir el proyecto, hay que reelegir el programa, hay que hacer más, más y más. Apenas esto comienza. Y este nuevo comienzo de la patria colombiana, ojalá latinoamericana y caribeña, es el comienzo de una democracia real y viva y multicolor.

Es el comienzo de una justicia con nosotros mismos que nos lo merecemos, con nuestros abuelos, nuestros padres que se lo merecen, con quienes cayeron ensangrentados por centenares de miles en esta tierra, por el amor, porque somos poderosos y hemos resistido los cien años de soledad es que entonces, sobre los cien años de soledad y las tumbas de los aurelianos nos levantamos, levantamos la bandera y no la vamos a dejar bajar. El poder, cada gobernante aquí presente, es para el pueblo, no es para el grupo, no es para la secta, no es para los ricos, no es para el tecnócrata.

El poder, si quieren seguir gobernando conmigo a mi lado, es para el pueblo y nadie más. Toda actividad del Gobierno nacional, a partir de ahora, es hacerle caso a la Constitución de 1991 y obedecerla. Aquí construimos el Estado Social de Derecho, aquí construimos los derechos y las libertades del pueblo y la manera de lograrlo no es suplicando, es tomando los espacios del poder que el Gobierno debe permitir de acuerdo con la orden de la Constitución nacional que nos rige.

La Constitución en este gobierno se respeta y se hace vida y realidad, porque la Constitución lo que quiere es un pueblo hermoso y justo, igualitario, y lo que quiere es que nos equilibremos entre nosotros, hablemos entre nosotros, nos liberemos entre nosotros, hombres y mujeres, y nos liberemos de la esclavitud de estar matando la naturaleza, porque Colombia es la potencia mundial de la vida.

Porque Colombia es el país de la belleza, porque Colombia es el corazón del mundo y a mí me tocó ser el presidente del corazón del mundo, como dicen los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, porque Colombia es la esperanza de la humanidad a través de su exuberancia vital, porque la humanidad hoy debe apoyar la vida y negarles los espacios a los guerreros de la muerte, a la codicia.

La codicia es el enemigo de la vida, la codicia es el enemigo de la vida y los grandes codiciosos deben retroceder en el planeta y en nuestro país para que la vida sea y nunca sea, como dijera Carlos Pizarro, cortada en primavera.

¡Que viva Colombia, potencia mundial de la vida! ¡Que viva la gran movilización nacional campesina! ¡Que viva la gran movilización nacional popular por la vida, la justicia y la democracia!

¡Gracias por haberme escuchado, muy amables!


(Fin/pvc/aga)

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