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Discurso

Palabras del presidente Gustavo Petro Urrego en la posesión del magistrado Héctor Alfonso Carvajal Londoño

Foto: Joel González - Presidencia

El presidente Gustavo Petro Urrego posesionó al magistrado de la Corte Constitucional Héctor Alfonso Carvajal.

El presidente Gustavo Petro Urrego posesionó al magistrado de la Corte Constitucional Héctor Alfonso Carvajal.​

Bogotá, 3 de julio de 2025

Pues creo que hemos pasado unos días, no exactamente los últimos ni las últimas horas, tocó intensas, sino los últimos días un intenso debate que incluyeron las tres ramas del Poder Público y el pueblo colombiano en acción alrededor del Estado de Derecho, el Estado Social de Derecho, las búsquedas a través de las reformas sociales que se han presentado al Congreso de la República, de las cuales ya dos han sido aprobadas. 

Entramos en el terreno de la discusión de la tercera. No son los únicos proyectos de ley que he presentado ni que todavía tendremos un tiempo para presentar algunos otros, pero que versan todas sobre la realidad contemporánea de Colombia y hacia dónde ir. Al final el debate en el fondo responde a la pregunta de adónde ir. 

Es un debate que también tiene que ver con la humanidad. Ayer, precisamente, antes de ayer, estábamos en algo parecido a eso, no me gustó mucho y ahora digo por qué no me gustó mucho, qué es, bueno y adónde vamos en el mundo. ¿Cuál? ¿Adónde vamos? ¿A dónde debemos ir? Que no es lo mismo. 

El debate de ayer era un tema que desde hace 50 o 100 años se discute, que es cómo se financia el desarrollo. Me pareció, regresando a mi primer semestre de economía, como si regresáramos a algo que ya hace mucho tiempo incluso dejamos de usar, porque el desarrollo no se financia a partir de cuerpos internacionales, sino que el desarrollo es, como cualquier flor, la evolución de lo interno. Y cuando uno coloca esa palabra, más que lo económico, se refiere es a la cultura. 

Un país se desarrolla es, antes que nada, culturalmente, y sus maneras de producir y de cumplir con las necesidades básicas, y más y otras, y construir otras necesidades cada vez más espirituales, tiene que ver con que se ha desarrollado culturalmente o en un proceso muy alto de desarrollo, porque eso no tiene ningún final. El ser humano siempre se desarrollará culturalmente. Involucionó el debate, porque volvimos otra vez a algo que habíamos superado. 

Cuando el debate de hoy es cuál desarrollo y qué finanzas, no voy a entretenerlos en ese discurso y en ese tema de hoy, pero no fue el del evento. ¿Cuál desarrollo en medio de la crisis climática? Esa es la pregunta.  Y, por tanto, ¿a dónde debemos ir desde el punto de vista del desarrollo cultural y económico de la humanidad? 

Y si creemos en la ciencia, para los que, desde su proyección, pensamiento político, filosófico, creen que la ciencia sigue siendo la Linterna del Diógenes, nuestro faro para acercarnos a la realidad, esa es la Linterna de Diógenes, no tenemos más, si no tenemos ese faro, pues solo hay irracionalidad, solo hay prejuicio, solo hay creencia, fe, que es muy respetable, pero la fe puede enviarnos al abismo, si no tenemos la Linterna de Diógenes, y la Linterna de Diógenes es la ciencia. 

Y la ciencia impone aquí en esto una respuesta corta y contundente, si no cambiamos ya vamos al abismo, porque de lo que era el cambio climático pasamos a la crisis, que ya vivimos. En el hotel que me tocó dormir, en Sevilla (España), fuera del hotel había 47 grados centígrados y en los pasillos del hotel había 46, no se podía caminar. La ciencia dice que expuesto a 35 grados y sin tomar agua un ser humano muere en una hora. Nunca los sevillanos y sevillanas habían sentido esa temperatura, y ahí se desarrolló el encuentro. Luego, no puede haber desarrollo económico sin descarbonización, señores y señoras magistrados, no puede haber, dice la ciencia. 

Si somos irracionales, pues podemos pensar en otras cosas, pero yo creo que la historia de la República de Colombia se basa en la racionalidad y eso se llama descarbonizar, y descarbonizar es una manera de decir quitar carbón, petróleo y gas, desfosilizar la economía, y ese es el gran reto del mundo y de la humanidad hoy, y si no podemos, nuestros nietos no vivirán en este planeta. 

Y no podemos dejarles a nuestros nietos la tarea, porque de acuerdo a la ciencia solo tenemos 12 años, todo lo demás es irreversible, todo lo que hagamos después de los 12 años ya no moverá el cronómetro de la física climática del planeta, eh ahí la magnitud del problema, que el Foro Internacional no debatió.

Estaba acostumbrado en todos estos tres años de gobierno a que siempre se debatía y era el tema central, de hecho hicimos la COP16 en Cali y no debatió, básicamente se puso un tema like del pasado, básicamente porque la agenda mundial ya no es esa, que fue un poco lo que discutí allí y que quiero transmitir. 

La agenda mundial de hoy no fue a esa reunión del gobierno de los Estados Unidos, ninguno, fueron unos delegados chinos de segundo nivel, mandaron el segundo en importancia del Fondo Monetario Internacional (FMI), siempre iba Kristalina Georgieva (Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional), que es mi amiga, y fue el presidente del Banco Mundial, (Emmanuel) Macron, el presidente de Suiza, Pedro Sánchez (presidente del Gobierno de España) y algunos países africanos y algunos latinoamericanos.

Al no ir Estados Unidos, que es el principal responsable de la acumulación de gases de efecto invernadero en el planeta y al no ir en el más alto nivel el gobierno chino, que es el mayor responsable hoy del flujo, que es diferente al acumulado de CO2 en el planeta, y al no ir la presidenta del FMI, no se pudo discutir lo esencial, que es cómo se reestructuran las finanzas públicas mundiales de cara a que podamos invertir los recursos suficientes en descarbonizar la economía para poder salvar la vida de nuestros nietos y de nuestras nietas. 

Y ya pasaron tres años de los 12, luego las circunstancias sí me parecen dramáticas. Y volviendo al tema colombiano, entonces cómo un Estado Social de Derecho, construido o por lo menos decretado por el pueblo en el año 1991, puede construir desde lo local variables, procesos, enseñanzas y aprendizajes que nos permitan, como parte de la humanidad que somos, y ojalá como vanguardia de la humanidad, tomar las decisiones que corresponden. 

Esa es un poco mi inquietud, faltándome un año para salir de aquí, menos mal, salgo corriendo a gritar de la alegría como niño cuando sale de la escuela. Y esa respuesta a esa pregunta la tiene que dar el Estado, a través de sus leyes, a través de sus sentencias, a través de las decisiones de política pública del gobierno. 

No va más el petróleo y el carbón si queremos sobrevivir, no va más como la prensa le gusta enfocar, no es que voy a decretar mañana el final, sino que tenemos que iniciar, ya lo hemos hecho, una transición lo más ordenada posible, pero orden no significa lentitud, lo más ordenada posible y rápida para que Colombia pueda construir una economía descarbonizada que le permita vivir decentemente en un bienestar, ojalá posible, en la sociedad descarbonizada del futuro, que en una década tiene que ser una parte real y cotidiana de la vida humana. No dentro de un siglo, sino dentro de una década. 

Alistarnos para eso implica medidas del hoy. El gobernador de Cundinamarca estuvo conmigo en un bonito acto que no salió por ningún lado de la prensa, yo no lo vi, sus relaciones con la prensa no son tan chévere, que era abrir el tranvía, quitar los primeros rieles del ferrocarril y poner los modernos de lo que será el tranvía entre Faca y Bogotá. 

Lamentablemente solo con nueve estaciones en Bogotá, cuando debería ser como 40, porque aquí no han querido las políticas públicas que el sistema férreo, pesado, eléctrico, puedan ser el eje estructurante del transporte de la ciudad, pero eso que hicimos en pequeño, de todas maneras, es en grande lo que llamamos descarbonizar la economía. 

Descarbonizar, es decir, movernos, vivir todos los días, construir desarrollo cultural y desarrollo económico a partir de no utilizar ni petróleo ni carbón ni gas para poder que la vida sea en el planeta y para poder que Colombia sea el centro vital de la vida. 

Los tres leones ganados en Cannes


Ahí nos ganamos tres leones, ¿cómo se llama? Sí, Leones, uno de Oro, uno de Plata y otro de Cobre, en Cannes, por toda la propaganda sobre el turismo que el Gobierno ha desarrollado en el mundo, con gente colombiana muy que yo quiero, o sea, de que ojalá pudiéramos entrevistarla, porque son ellos al final los que construyeron el premio, pero es el primer premio que un gobierno gana, yo no me acuerdo desde cuándo, nunca he sido amigo de la teoría de que el Estado haga el arte, si no soy más amigo de la teoría alemana de que el Estado abra los espacios para que la gente libremente haga el arte, eso hicimos en Bogotá Humana y salió bonito, bien, pero aquí fue el Gobierno ganando unos premios por hacer arte. Tampoco la prensa no los va a sacar, pero no es fácil y fue un León de Oro, fue un León de Cobre y fue un León de Plata. 

Y el turismo con que esa publicidad artística se trata de fortalecer en todo el mundo para que venga a Colombia, esa era la publicidad, pues nos está dando unos resultados magníficos desde el punto de vista de la descarbonización económica, porque ya reemplazó las divisas que entraban por carbón y está a punto de alcanzar las divisas que entraban por petróleo.

A eso lo podemos llamar un mercado social de derecho, se puede pronunciar esa palabra, el mercado social es un concepto de la socialdemocracia alemana que nosotros introdujimos en la Constitución del 91 y está ligado a Estado social de derecho, que también es un concepto alemán de la socialdemocracia alemana que nosotros introdujimos en la Constitución de 1991, en la Asamblea Nacional, siguiendo doctor (Eduardo) Montealegre en las tesis de Jürgen Habermas  y Karl-Otto Apel -que ya veo que usted leyó- pero nosotros teníamos ese tipo de línea cuando participábamos de la Copppal (Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe), que era la seccional socialdemócrata de América Latina.

La socialdemocracia europea va de menos, o sea, casi que evaporado, pero dejó una serie de conceptos que trasladados a la constitución política de Colombia, mientras estén allí, me parece que es importante que nosotros logremos concretar, no solo mantener. 

El Estado social de derecho, a diferencia del Estado de derecho, es cumplir las normas que los procesos se den de acuerdo a normas legadas premeditadamente y democráticamente construidas, subrayo esa justicia social equidad, no construir inequidad. Si la ley produce desigualdad, no nos sirve. En mi opinión, no puedo quitarle la de ustedes, obviamente, pero la doy, no construye Estado social de derechos.

Lo que tenemos hoy es la pregunta que trato de hacerle a la sociedad colombiana, antes de que deje y pueda hablar, es cómo es que desde 1991 nos planteamos construir un Estado social de derecho y somos hoy el segundo país más desigual de la tierra y han pasado 34 años. 

Yo quisiera, claro, yo tengo una explicación, pero a mí me gustaría que, si la explicación mía no es válida, alguien me diera una explicación de por qué. O sea, ¿por qué el mundo jurídico y político? Porque al final la Asamblea Nacional Constituyente tiene una base política que ni más ni menos es la soberanía popular. 

Ni más ni menos, en esa época que yo era un joven, recién había dejado mis armas, que no era más una pistola Beretta, que no me gustaba. Si recién de pasado eso, la Constitución de Colombia se planteó a través de una Asamblea Nacional Constituyente y la Constitución de 1886, contra la cual yo me levanté en armas, confieso, lo confesé desde el principio, yo cometí un delito político, se llama rebelión, no sedición. No era que quería cambiar un gobierno. No era que quería protestar porque se acabó el agua en mi pueblo, no, rebelión, era que quería cambiar un Estado por otro. 

Esos somos los rebeldes. Solo me califica delincuente el que está en ese Estado, porque lo quiero cambiar. No me califica delincuente nadie más, porque no es un delito sino nacional y político. 

Por eso el senador, ese congresista que anda diciendo que soy narcoterrorista, pues voy a ir, yo creo que hay un camino jurídico. Ni narco ni terrorista, rebelde, como fue Bolívar. ¿Qué quería Bolívar? Cambiar un Estado por otro, uno monárquico por uno republicano independiente, yo quería por uno democrático. 

Pero bueno, eso era… Pero ese Estado que se cambia en la Constitución del 91, porque yo me acuerdo, Antonio Navarro, Horacio Serpa y Álvaro Gómez, diciendo juntos, se deroga la Constitución de 1886. Un siglo y pico después, un siglo y 10 años. 

Y en su universidad, Vladimir, que es de El Externado, me habían enseñado que esa universidad tenía 90 años, fue cuando conmemoramos los 90 años, ya tiene un siglo, de un pensamiento liberal que trató de mantenerse vivo, estudiando libros, en una universidad liberal, porque no congeniaba con quienes habían construido el Estado de 1886, que llamaron de la regeneración, porque era un Estado teocrático, antidemocrático y regresivo.

Me pregunto, pasó un siglo y no pudieron tumbar esa Constitución, nunca. Y hubo una cantidad de muertos, empezando por el general Rafael Uribe Uribe, que en mi opinión es el antioqueño más universal de Antioquia. Con un hachazo lo mataron en la cabeza, porque quería que la educación en Colombia fuera una educación pública y quería que se fortaleciera la educación pública, por eso lo mataron. 

Dice la señora Adelina Covo, en su libro histórico, no sé si será verdad, que el jefe de la policía es de Bogotá y el obispo, se conjugaron para contratar dos sicarios que con machete en mano asesinaron al general y senador de la República en ese momento, el único senador liberal que había y que había luchado con las armas en la mano, porque no aceptaba la Constitución del 86 y levantó la bandera roja con sus ejércitos y ese es el Aureliano Buendía de Cien años de soledad, al cual lo acompañaba Gerineldo Márquez, el coronel, quien después de hacer el pacto de paz, y en el pacto estaba la cláusula de que todos los combatientes debían ser pensionados, pero nunca le llegó la pensión. 

Y entonces la Constitución del 86 no pudo ser, se reformó, sí, por un gigante, López Pumarejo, y metió la palabra sindicato y metió la palabra modernización agraria y metió una ley, la Ley 200, que empezó a hablar de reforma agraria, que, palabra que ya Murillo había pronunciado en 1850, Murillo Toro, cuando el Partido Liberal nace con un objetivo programático en ese momento, y por eso se llama liberal, libertar los esclavos. 

Y entonces el otro partido nace con otro objetivo, que es que los esclavos no se liberen. Y todo termina en un acuerdo, después de que echaron al general (José María) Melo, que quiero traerlo aquí, pero no he podido porque no han encontrado los restos en Chiapas, fue fusilado por los conservadores en México, él peleando al lado de Benito Juárez. 

¿Saben cuál fue el acuerdo? Que se permitía liberar los esclavos, pero se les consideraba propiedad privada, dice la ley, y por tanto había que indemnizar con dinero público los dueños de los esclavos. 

Esa es nuestra ley, doctora. Claro, ya no vi gente porque ya no hay esclavos, pero así se liberaron los esclavos en Colombia. Los republicanos de Colombia, los liberales aceptaron, porque al final era su objetivo, lograron un acuerdo pacífico, dejaron, no se mataron entre ellos, como pasó en Estados Unidos, sobre la base de considerar en la ley colombiana de que el ser humano es propiedad privada. 

Es nuestra ley. Así se liberaron los esclavos. Y está 30 años antes de la Constitución del 86, y así con esas personas que hicieron eso se hizo la Constitución del 1886.

Me critican hoy que use la palabra neo-esclavista. Nuestro modo de producción originario que se mantuvo hasta el año 50 fue esclavista. Y así aparecieron muchas de las instituciones de Colombia que se les colocó marca en 1886, y que nosotros, esos tres que se pararon ahí, Antonio Navarro Wolf del M-19, Horacio Serpa del Partido Liberal y Álvaro Gómez Hurtado de la nueva derecha colombiana, declararon, o dijeron al unísono, derogar. Se derogó la Constitución de 1886. 

Nosotros, los que dejamos un arma, la mía, una Beretta, derogamos. No pudo Uribe Uribe, no pudieron no sé cuántas guerras civiles, no pudo Jorge Eliécer Gaitán, no pudo Gabriel Turbay, que se suicidó en París de la tristeza. No pudo Alfonso López Pumarejo, que tuvo que, dice él, irse por amor, porque la mujer estaba enferma en Nueva York de cáncer, o por miedo, porque le pusieron un quepis en el escritorio. No pudo la Revolución Juvenil del 68 y el 71. No pudo el sacerdote Camilo Torres Restrepo, cuya sotana está aquí, debajo de este piso. 

No pudieron los guerrilleros ni liberales ni los insurgentes socialistas de aquel entonces. Solo un grupo de jóvenes que logra un acuerdo de paz. Unos votando una papeleta sin autorización en las urnas. Otros, pues dejando las armas. Otros que venían de la política tradicional y ya con tantos muertos del narcotráfico no creían que se podía seguir con la Constitución del 88. Decidimos que se deroga la Constitución del 86 y se aprueba la del 91. 

En mi Gobierno no matamos jóvenes


Una papeleta en las urnas, una Constitución de 1886 que prohibía, si no fuese por acto legislativo, que se reformase la Constitución. Nadie más, y que no decía que el soberano es el pueblo, el soberano es la nación, decía. ¡Oh Dios! ¿El Dios de quién? ¿Y cómo se cambió entonces? Se cambió porque no había otra forma de seguir, porque nos íbamos a volver una sopa de sangre en el país, porque la tasa de homicidios de Medellín era de 420 homicidios por 100.000 habitantes. 

Hoy estamos a punto de bajarla a 10 y es gracias a que hablamos de frente con las bandas que están presas. Hablamos, no matamos jóvenes, hablamos, no condenamos al que sale a protestar a 12 años de prisión por terrorista. Hablamos, porque si no hablamos no somos seres humanos y hablar se volvió delito y crimen. 

No hay que hablar, dicen, hay que matar. Colombia lleva matándose, dice, 100 años de soledad, 100 años, pero son dos siglos. Hay que hablar para salvarnos. 

Y bueno, no sigo por acá, pero sí quería hacer ese reflejo de nuestra historia, porque yo creo que hoy obviamente no estamos ante los mismos problemas del 91, pero sí unos similares. ¿Nos seguimos matando como antes? No. Hemos logrado unas victorias. 

No son 400, son 10 en Medellín. Y no son 90 que era en Bogotá, son lamentablemente más, son 12 o 13 en este momento en Bogotá. No son 80, son 26 a nivel del país. Hemos tenido éxitos. El 91, la Constitución ha tenido éxitos. No se nos mueren tantos niños de hambre. 

Acabo de anunciar, doctor Ibáñez, en la Guajira, que usted conoce, hemos bajado a la mitad la tasa de mortalidad infantil de menores de cinco años por desnutrición, que en el caso de la Guajira es por agua. Lamentablemente el Congreso de Colombia hundió la Ley del Instituto Nacional de Aguas que trataba de impedir, era mi idea, que la política local y las mafias locales no manejen el agua de los pozos, diciendo más o menos, le doy aguas si vota por mí. Pero no pudimos, el Congreso no aprobó.

En el último debate faltaba el último, no aprobó la ley, por otras razones que no comentaré aquí. Pero hemos tenido avances en el Estado social de derecho, no digo que no. Sin embargo, sigue la violencia y hay una violencia nueva que está creciendo. 

Mientras en Medellín baja la violencia vieja al punto de 10 homicidios por cada 100.000 habitantes, empieza a subir y en Colombia es el 80 % de los muertos por asesinato hoy la nueva, la nueva no es colombiana.

La Nueva quiere matar a su presidente, el que les está hablando. Algunos dicen que no soy su presidente porque se burlan del voto popular, porque escupen sobre el voto popular. Pero soy su presidente. Lo quieren matar. ¿Saben por qué no llegamos ayer? ¿Lo dijo o no lo dijo? Bueno, el coronel dice que no lo dijo, usted no lo dijo. Le hago caso, coronel.

¿Saben por qué mi hija no está aquí? Esa nueva violencia está matando a los colombianos, y no es colombiana. Está ubicada incluso en algunos lugares del lujo mundial, y es unas confederaciones de mafias que venían existiendo, pero que saben que en la globalización del capital y del mundo financiero que se desata desde el 90 para acá, ellos tienen una oportunidad. Que ya el problema no es cómo coger oro en un sitio, sino cómo coger ese oro a la fuerza y meterlo en el sistema financiero mundial, y se lava automáticamente.

Y lo mismo la cocaína, y lo mismo las armas, y lo mismo el contrabando, y lo mismo la trata de mujeres, lo mismo la trata de niños para sexo y, óiganse bien, y lo mismo la trata de seres humanos para ir llevarlos a determinados sitios tan dantescos y oscuros, que es para que en directo por internet, a costos altísimos para inscribirse en algo que se llama el internet oscuro, puedan ver cómo violan directamente, cómo desmiembran un cuerpo directamente, cómo asesinan directamente, cómo los violados pueden ser niños directamente, cómo les quitan a los niños sus extremidades y después violan antes de morir directamente. ¿Saben cuánto vale eso? Y saben que hay centros de esos en el país. A tal grado ha llegado la degeneración dentro de una sociedad que por sectores, porque no es todo obviamente, se vuelve codiciosa.

La Junta del narcotráfico


No solo se roban los niños, se venden los niños en Colombia. Hay una neo-esclavitud en Colombia y obviamente nosotros tenemos que luchar contra eso, pero es la nueva violencia que tenemos. Los señores que se visten de verde oliva en el Cañón del Micay o en El Tambo o en Argelia o en el occidente del Cauca, no son guerrilleros de las Farc, son la fuerza que Iván Mordisco llevó a articular a la Junta del Narcotráfico.

¿La Fiscalía tiene alguna investigación sobre la Junta del Narcotráfico? Lo he mencionado varias veces, o aquí hay personas que saben ¿qué es la Junta del Narcotráfico? 

El señor Chiquito Malo, jefe, porque son federaciones del Clan del Golfo, está articulado en segundo nivel, no en primer nivel, en el mismo nivel que Iván Mordisco a la Junta del Narcotráfico. Entonces, ¿quiénes son los de la Junta del Narcotráfico? Le pregunté a la Dipol, la inteligencia de la Policía.

¿Cómo, presidente? ¿Eso qué es? Cuando me iban a matar el 20 de Julio, hace un año, ya va a ser otro el 20 de Julio, aquí en la 19 con séptima, y entonces dicen, no, es que Petro está paranoico, es que este tipo ahí para excusarse de la lucha, de la oposición, dice barrabasadas para ocupar las páginas de El Tiempo.

Pues me lo dijo el mismísimo embajador de los Estados Unidos, que no es el mismo que hoy llamaron a consultas. El señor (Francisco) Palmieri me lo dijo ahí en esa oficina y me puso los apartamentos con la geo... ¿Cómo es? La referencia geoespacial, ¿qué se dice? GPS, todos, cuatro, cinco, todos alquilados, francotiradores profesionales alquilados.

Dijo que era Iván Mordisco. Yo ahí dije, pero cómo, si las Farc no tienen ni idea cómo se mete en Bogotá y hace algo realmente dañino o importante en Bogotá, ¿cómo? Pues ahora sí sé, no era Iván Mordisco, era Iván Mordisco subordinado a la Junta del Narcotráfico. ¿Por qué, compañeros y compañeras magistradas, ayúdenme en eso? ¿Por qué me tocó a mí investigarlo, pero yo no soy el que tiene que investigar? 

Porque uno de los miembros de la Junta del Narcotráfico, en votación, es democrática, no es un capo, votan, votan por internet, porque es multinacional, no están todos juntos, hay colombianos, obviamente, ahí sí no nos podemos escapar, hay colombianos.

Uno mató tres esmeralderos en Bogotá con francotiradores. El tío de él era el tercero en el cartel de Medellín, se le olvidó a la prensa mencionar el tercero del cartel de Medellín. ¿Quién es el tercero del cartel de Medellín? Porque sabemos de Pablo Escobar y el otro era Gacha. Y el tercero, el tercero quedó libre y su sobrino hoy es de la Junta del Narcotráfico. 

¿Y qué pasó en esa votación? Que otro de la Junta del Narcotráfico, por eso es que me quieren matar a mí, por decir esto, que se llama (Sebastián) Marset, se me olvidó el nombre de Marset, Marset, uruguayo, que tiene la ruta más poderosa del sur de América, de cocaína, que ni más ni menos es llevarla de Santa Cruz de la Sierra y las selvas de Bolivia, Asia, Río de Janeiro, Sao Paulo, Buenos Aires, Montevideo, todas esas ciudades juntas suman casi la misma población de Estados Unidos. 

Pues ese, el dueño de esa ruta, estaba siendo investigado por el señor fiscal (Marcelo) Pechi de Paraguay, que recién casado, ya embarazada su esposa, decidió pasar la luna de miel en Cartagena, mala decisión porque Marset tenía un socio en Colombia y le ayudó a saber dónde estaba y lo mató.

Los presos materiales, como pasa con el caso del senador Miguel Uribe, están presos, condenados. Una pareja de hermanos que sabe y, compañeros del gobierno, deben ser salvados de inmediato de la cárcel donde están porque los quieren matar. Y los señores hermanos le dijeron a un fiscal, el fiscal del caso, que hablaran quiénes eran los intelectuales y las esposas de ellos eran protegidas.

Las esposas de ellos fueron condenadas a la máxima condena y ellos se quedaron en silencio. Eso, ustedes saben, se llama silenciar un proceso. En la Fiscalía nunca más se volvió a hablar de los autores, se borró el nombre de Lozano y se borró el nombre de Marset, Junta del Narcotráfico.

Mató al fiscal paraguayo Pechi y están en la impunidad. ¿Y por qué la Fiscalía colombiana deja ese caso en la impunidad? Pues averigüemos quién era el fiscal del caso Pechi, incluso, quién era el fiscal del caso de mi hijo, pero yo no hablo de mi hijo porque dije que no iba a meter las manos por mi hijo, pero es el mismo. 

¿Y quiénes eran los investigadores de ambos casos? ¿Y por qué los cogieron presos? ¿Y por qué al cogerlos presos entonces era por un señor, que siempre se me olvida el nombre, pero le digo Pacho Malo, que era el exportador de cocaína más importante del puerto de Buenaventura, jefe del CTI en Buenaventura, jefe del CTI?

¿Y esto qué tiene que ver con la Constitución del 91 y la del 86? Y entonces el jefe del CTI en Buenaventura era el mayor exportador de cocaína hacia Europa. ¿Y quiénes son los que están hoy teniendo el mercado mayor de la cocaína hacia Europa? Porque por eso los de Estados Unidos no se meten. Claro, por eso entonces llaman a su encargado de negocios a Estados Unidos, después hablamos de eso, pero es la Junta del Narcotráfico.

Y entonces los mayores exportadores de cocaína a Europa son la Junta del Narcotráfico y uno de ellos era el del CTI, la Fiscalía, y cuando ellos matan al fiscal Pechi, entonces la Fiscalía genera impunidad. ¿Qué está pasando? 

Y cogen a mi hijo y entonces de estafador lo ponen, yo no me meto ahí. Pero querían arrollar al presidente por su hijo, y ese era el malestar de la tal terna de la Fiscalía, y por eso Barbosa me dijo, hermano, hagamos un acuerdo que Mancera siga siendo el fiscal, la fiscal, que hasta ahora entiendo, ¿cómo seré ingenuo, sabe?, me toca aprender de usted, porque hasta ahora entiendo la propuesta.

Ah, pues tengo que decirla. Y entonces estamos expuestos ante la Junta del Narcotráfico y le pedí al presidente Trump, que si quiere va a hablar conmigo, por qué no habla conmigo, que realmente, hablemos de relaciones diplomáticas, ahora que él se lleva a su encargado de negocios, y yo me traigo a mi embajador, es que el problema no son tres jóvenes ahí, inmigrantes, pandilleros, haciendo sus vainas en Nueva York, el problema son las organizaciones multinacionales del crimen, que son dueñas del tráfico de armas de las mujeres, de los niños, de los órganos, de la cocaína, del fentanilo, etc., del internet oscuro. Y que, si quiere él realmente enfrentarlos, entonces tiene aquí un presidente que le ayude a costa de su vida y de su familia.

No meter bombas ahí para que se llenen las páginas con su nombre, eso no me interesa. Afrontemos el crimen, pero como es y en su realidad. Nosotros estamos perdiendo territorio en Colombia, porque quienes controlan territorio para fines de exportar cocaínas, que tienen unos jóvenes armados ahí, son extranjeros.

Es un problema de soberanía nacional. Si perdemos control de territorio no es en manos de colombianos como antes, es en manos de albaneses, es en manos de italianos, es en manos de mexicanos, es en manos de paraguayos y es en manos de colombianos al servicio de todos ellos. Esas son las nuevas organizaciones criminales.

Por eso cada rato en Medellín, en Medellín creo que ayer o antes de ayer, capturamos un turco. ¿Qué hace un turco en Medellín? Pues fuera de mirar mujeres hermosas que para eso lo llevan y no solamente mirarlas y no solamente mujeres sino niñas. Es porque es uno de los capos de la heroína en el mundo.

Y así capturamos al señor albanés. Y en Venezuela capturaron a otro albanés, pero como era en Venezuela la prensa se burló. Lo capturaron con una pistola.

¿Y saben de dónde era la pistola? De Colombia. ¿Y saben a quién pertenecía? A un oficial de la Armada. ¿Y saben por qué el oficial de la Armada terminó vendiendo su pistola? Porque un capitán del Ejército le dijo que podía vendérsela a alguien conocido.

¿Qué tenía que hacer el capitán del Ejército con el capo albanés que estaba en la zona del Zulia, en Venezuela? 

Ustedes adoraron, digamos sectores de la política colombiana adoraron a Duque. ¿Por qué rompieron las relaciones diplomáticas y dejaron la frontera en manos de la mafia si ya la mafia en este momento no está controlada por el Eln guerrillero de antes, sino que está controlada por la mafia albanesa? 

Entonces los albaneses cogieron el control de la frontera colombo-venezolana. ¿Qué es eso? ¿Dónde está nuestra Constitución? Acaban los venezolanos porque están luchando con nosotros en contra de esas mafias. Ese es mi acuerdo con ellos de capturar al albanés que le cuento 40 toneladas de cocaína y poner presos 10 alcaldes de la frontera de todos los partidos. Con eso no acabamos eso, pero muestra la magnitud. Si me voy hacia el Putumayo encuentro lo mismo: 11 soldados del Ecuador muertos. ¿Por quién? Le pregunto al presidente (Daniel) Novoa. Me dicen por mafias del oro. ¿Y de dónde son? De todos los países. 

Ecuador, hoy tiene 40 homicidios por 100.000 habitantes, el doble de Colombia porque la mafia colombiana es la Junta del Narcotráfico sabiendo que el Gobierno de Petro está bloqueando las salidas y lo dificulta, se fue a sacar la cocaína por el Ecuador, Venezuela, Colombia, Ecuador.

Solo falta Panamá y ya sabemos que tenemos el territorio gran colombiano agredido. No puedo ligar esto con el atentado del senador. No tenemos ni idea. Hasta ahora sabemos que los autores materiales son microtraficantes. No puedo pasar de ahí porque sería una... Pero así estamos. Así estamos.

No voy a contar lo que sabemos ya de las próximas circunstancias, pero lo que yo les quiero decir entonces es que el país está siendo agredido. Que su enemigo son las organizaciones del crimen multinacional que lavan dólares con nosotros. Ahí está Diego Marín, libre, pero es uno apenas de los tantos, también por el puerto de Buenaventura, que tenía una serie de relaciones dentro del Estado, magníficas.

Incluso, hasta llegó a entrar al Gobierno, o trató de intentar entrar al gobierno, no que yo fui echando a todo el que iba sabiendo. A veces hay unos que denuncian gente como diciendo estamos limpiando el Estado de Diego Marín y resulta que le están haciendo un favor pactado para que le echen gente que no está con Diego Marín. Bueno, esos son temas un poco más escabrosos.

Magistrado, yo no hablé mucho de Corte Constitucional, sino de todos estos hechos un poco para informar a la opinión pública. Claro, hay fuerzas de la derecha extrema que ya hemos visto actuar tratando de cortar las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Les interesa.

Las relaciones con Estados Unidos


Si se cortan las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, buena parte del andamiaje que hemos construido, y no solo en este Gobierno, de lucha contra el crimen organizado se desploma. Por eso quieren hacerlo. O sea, no es porque están levantando la bandera nazi, la lucha contra el comunista. 

Están tratando de destruir una relación que saben es un obstáculo aún hoy. Y fuerte, ¿no?, cualquiera, en la lucha contra las organizaciones criminales multinacionales. Lo único que les critico es que los Estados Unidos solo atacan a las que van contra ellos.

Y a veces dialogan con las otras porque no van contra ellos. Y a veces hacen negociaciones de que, si no van contra nosotros, no hay problema. Ojo.

Pero, aunque sea como sea, hemos construido un instrumento mundial con la policía más, a pesar de toda infiltración, que es grande, la policía más experta en la lucha contra mafias del mundo y la armada más experta de todo el mundo en incautación de cocaína, que por centenares hemos quitado. Creo que llevamos más de mil toneladas. Eso no lo hacen ni los... Claro, lo hacemos conjuntamente en muchas cosas.

Cortar las relaciones entre Colombia y Estados Unidos y se emborrachan en Dubái, no sé en qué fiesta, en medio del oro, ni me la imagino, la Junta del narcotráfico. Entonces, a los funcionarios de origen cubano de Estados Unidos les digo, escojan enemigo. Nosotros no somos.

Si ven que en su sociedad estas organizaciones están matando a 100.000 ciudadanos por año, el enemigo no es Colombia. Y Colombia puede ayudarlos a resolver el problema. Yo no me arrodillo ni me dejo presionar. Ni me asusta un congresista diciéndome narcoterrorista. Ni narco ni terrorista jamás he sido. Pero sí sé lo que está pasando.

Y entonces, esos que están llevando a Trump hacia rupturas en América Latina, lo están llevando es para que se debilite todo el frente organizado de batalla que tenemos contra las organizaciones multinacionales del crimen. Si Estados Unidos no quiere, seguimos con los europeos. No nos vamos a quedar solos.

Pero hay que saber quién es el enemigo. Y el enemigo hoy no es ideológico. El enemigo hoy es criminal. Y la violencia de hoy en Colombia no es ideológica. La violencia en Colombia de hoy es criminal. Con fuerzas políticas, sí. Porque siempre las ha tenido. 

Y el Estado Social de Derecho, Héctor, usted solo lo conocí cuando fue mi abogado en el tema de Ordóñez, cuya sentencia no se cumple en Colombia, que es la que ordena que la Procuraduría y la Contraloría no inhabiliten ciudadanos en Colombia. Aquí está el magistrado que nos ayudó frente a nuestro magistrado Palomino, ¿sabe qué es eso? Ahora echamos para atrás otra vez.

Ningún órgano administrativo tiene por qué inhabilitar ningún colombiano o colombiana porque eso se llama dictadura. El respeto que ustedes me merecen. Ustedes vinieron a hablar conmigo aquí.

Yo soy de un órgano administrativo. Entonces, ¿yo inhabilito un ciudadano? ¿Me llamarían dictador o no? Por decreto, el ciudadano tal pierde sus derechos políticos. 

¿Qué es eso, doctora Iris (Marín, defensora del Pueblo)? ¿Dictador? Entonces, ¿por qué un funcionario del mismo nivel mío, no nivel sino orden mío, del Ejecutivo o Administrativo, puede quitarle los derechos políticos a otro en la jurisdicción colombiana cuando una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dicho que no? ¿No la estamos desacatando? Entonces, ¿por qué no restablecemos nuestro Estado Social de Derecho, magistrado? Parte vive. Parte está golpeada. Parte no la hemos ni siquiera construido aún. Decía, ordenase la Constitución.

Estatuto del Trabajo. ¿Cuántos años lleva esa orden? 34 años. Apenas recién, y miren lo que me ha costado. Hasta Consulta Popular tuve que convocar por decreto, igual que César Gaviria convocó por decreto la Asamblea Nacional Constituyente en 1991, 1990.

Y ese decreto, cómo los facultó si la Constitución del 86, ni siquiera hablaba de eso. Y la mía que sí habla, no puedo. Bueno, debate que no puedo meterlo porque es materia de… Está en discusión, digamos, no es materia pasada. Aún está en discusión.

Pero lo que sí podemos discutir es hacia dónde vamos. Y yo lo que diría es, sí hay unos temas globales, mundiales, a los que tenemos que afrontar. Descarbonización.

Tenemos que hacerlo. ¿Cómo vivimos sin carbón, sin petróleo y sin gas? Tenemos que afrontar debates nacionales, la equidad social, el Estado Social de Derecho, las reformas sociales para que no seamos el segundo país más desigual del mundo. Esa es una decisión nuestra.

Que hay unos ricos muy ricos y chévere que estén ricos. Pero ¿cómo hacemos para que no seamos el segundo país más desigual del mundo? Eso significa que tenemos que producir riqueza y distribuir riqueza. ¿Cómo más? Producir riqueza sin carbón, sin petróleo.

Chévere, eso es un asunto interesante de discutir. Lo primero que tenemos que hacer para producir riqueza sin carbón y sin petróleo y sin gas es pensar, es desarrollar el cerebro. Este cerebro vale más que mil pozos de petróleo y el de cada uno de ustedes también. Y de los millones de colombianos, ni se diga. 

Ah, que el cerebro hay que cultivarlo, sí. ¿Dónde están las universidades públicas? ¿Dónde están los presupuestos públicos? ¿Dónde priorizamos el dinero público? En los que no pueden trabajar ya niños y viejos y en la educación de toda nuestra juventud.

Prioricemos. Construyamos eso. ¿Podemos desarrollarnos con equidad? Sí, produzcamos riqueza y distribuyamos riqueza.

Ahora, ¿cómo nos defendemos de nuestros enemigos? La justicia restaurativa que se acaba de aprobar, no he podido leer la ley, les confieso, yo puse a mi ministro de Justicia, Eduardo Montealegre eso, no sé si ya la extendemos. Yo lo copié de la sala penal de la Corte Suprema que en una reunión que hicimos me dijo que estaban de acuerdo en el proyecto en ese entonces. La justicia restaurativa nos da eficiencia, nos permite que, a cambio de verdad, por un beneficio jurídico, la verdad nos permita encontrar los caminos de la paz.

La verdad. Generalizamos la justicia restaurativa a todos los niveles porque pensada en guerrilleros, resulta que ya no hay guerrilleros en Colombia. ¿Pensada en qué? Pues en delincuentes comunes que están integrados a las organizaciones criminales multinacionales del crimen.

¿Cómo una justicia restaurativa podría brindar a Colombia de organizaciones que están en el extranjero? Pregúntalo, tengo la respuesta en este momento. La justicia restaurativa puede ser la articulación de las inteligencias a escala mundial, no para fumigar campesinos en Colombia. 

¿Para qué? Si yo articulo las inteligencias a escala mundial y hablamos con la de Emiratos Árabes y Qatar y con la gringa y con la Mossad y con el MI6, etc, pues no es para fumigar campesinos en Colombia. Es para acoger los bienes de los narcotraficantes en el mundo. No he visto el primero.

Y para acoger los capos. ¿Cómo me pueden decir que, si los indicios indican que el señor Marset asesinó al fiscal Pechi, cómplice fue el señor Julio Lozano Piraquete, ¿por qué no están presos? Y estén por ahí viendo cómo le ponen una bomba a este palacio. Entre otros, pues tenemos sistemas antidrones para que ustedes no se asusten.

¿Cómo hacemos? Articular inteligencias policiales. Ah, la CIA no quiere, el FBI no quiere porque Trump le dio la orden, pues. Sí en Estados Unidos, pero lo hacemos.

Porque las víctimas somos nosotros y tenemos que saber defendernos. Ahora, si quieren, pues bienvenidos a la lucha. En otras cosas no estaremos de acuerdo, pero a mí no me mandan encadenados los colombianos a Colombia.

Eso no es de hombres, ni de mujeres, ni de seres humanos. Eso no es, sino recordar viejos tiempos y aquí no entran encadenados. Aquí no fumigo el campesinado. Si el campesinado quiere fumigar el mismo, el mismo fumiga, pero no le vamos a hacer una guerra al campesinado. 

Que, si Marco Rubio estaba en un golpe de Estado contra Petro, no creo que Marco Rubio esté en un golpe de Estado contra Petro porque los señores de la extrema derecha que estaban en eso no llegaron a la oficina de Marco Rubio, sino la de otros y no me voy a poner a pendejear por eso. Eso es asunto que la fiscal general de la Nación tiene que establecer, no yo.

Y no creo que un gobierno que tiene como enemigo a Irán y unas bombas nucleares apuntando y un problema en Gaza y un problema en Ucrania y un problema en Rusia se ponga a pendejear con un golpe de Estado en la Gran Colombia sabiendo que si se pierde la Gran Colombia pierden toda la América del Sur y la América Central y el Caribe. No son tontos. Entonces, Marco Rubio no está en eso.

Están en eso otros que yo llamaría apátridas porque incluso le propusieron a las organizaciones de la Junta Nacional del Narcotráfico, de la Junta del Narcotráfico, hacer un golpe de Estado para tumbar a Petro, pues aquí los estoy esperando. 

Gracias por haberme escuchado, magistrado, a su familia, sus felicitaciones. Gracias a ustedes por haber venido, a los magistrados y magistradas que vinieron aquí a escuchar a este señor presidente.

Y cuando usted me invita entonces hablaremos de materias un poco menos truculentas, pero aquí me toca decir las cosas como son. 

Gracias, muy amables.​