Múnich, 17 de febrero de 2024
Indudablemente, Colombia ha pasado a un nivel en sus relaciones internacionales muy superior, en el centro de las relaciones que toman decisiones en el mundo. Nos consultan, podemos participar, tenemos mucho que decir.
Nuestra propia experiencia en la violencia desde hace tantas décadas y nuestra experiencia en salir de la violencia, que viene también desde hace varias décadas, nos permite enseñar en un mundo que cada vez está más en guerra; y esa es la importancia de Colombia en este momento. Por eso suena, por eso es invitada, por eso nos escuchan, que es lo importante.
Nuestra voz tiene un sentido y es la propia historia de Colombia en un mundo que se deshace y que hay que tratar de reconstruir, desde el punto de vista del derecho internacional, de los valores democráticos, de la paz; porque es la última oportunidad que tenemos para superar el principal problema de todos: el cambio químico de la atmósfera que nos puede exterminar. Entonces, para allá vamos.
El siguiente paso es que asumimos la copresidencia y presidencia de la Celac [La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños], que es la Unión de toda América Latina; y con Dinamarca vamos a construir un equipo para las próximas reuniones del año 2030 de América Latina y de Europa, que tiene que girar alrededor de una agenda concreta de superación de la crisis climática de las guerras. Ese es el camino que tenemos.
COP16 de la Biodiversidad
Ahora vendrá la COP16 de la Biodiversidad, que se realizará en Colombia. Los gobiernos de todo el mundo van a llegar allí. Delegaciones de expertos, de periodistas, etc.; y precisamente Colombia es la potencia de la biodiversidad, entonces va a ser una oportunidad muy linda.
Países europeos tienen la capacidad económica de comprar productos que surjan de la transformación de la economía ilícita a la lícita
Hoy tuvimos unas reuniones bilaterales con el canciller alemán, que es como el jefe de Estado de aquí, el jefe de gobierno, y con el de la Unión Europea, con Josep Borrell. En esas reuniones hablamos precisamente de ese tema [la pacificación del país]. Hoy la violencia está regionalizada. El territorio ligado a la economía ilícita es la cuna de la violencia de hoy. Por tanto, la cuna de la paz es que en ese territorio podamos reemplazar las economías ilícitas, cocaína y oro, fundamentalmente, por economías lícitas y prósperas. Estos países sí que nos podrían ayudar.
Solo hay que hacer una cosa: comprar la producción del mundo rural, del campesinado, de la gente en esas regiones durante unos años y prácticamente podríamos salir de eso que llamamos la economía ilícita y, por tanto, la violencia. Ese es el eje fundamental del gobierno, en eso está actuando.
El presupuesto nacional está dirigido a ese esfuerzo. Nos costó trabajo que las burocracias que siempre manejan el presupuesto giraran en torno a favorecer las regiones más excluidas del país. Si lo logramos -y si el mundo nos ayuda a comprar la producción- transformamos esas economías de ilícitas en lícitas, y ese es el nombre de la paz. Ese es el camino de Colombia.
Estados Unidos: Socio estratégico para la transformación de los territorios con economías ilícitas
Hemos hablado con Estados Unidos la semana antepasada, con Finer. Lo que expresamos fue esto: los Estados Unidos están preocupados, tienen sus propios problemas en relación con la migración desbordada y en relación con lo de siempre: la economía ilícita. Pero la solución es comprarnos productos.
Que nos compren el café colombiano industrializado, no sacos con grano; el cacao vuelto chocolate; el camarón; el coco transformado. De esa manera, las regiones que hoy exportan cocaína se transforman automáticamente en regiones prósperas, lícitas. El campesinado y la población que está en esas regiones, yo he ido a hablar con ellos de frente -es el gobierno en el territorio- nos han dicho que están dispuestos, están listos y desean que eso pase. Entonces el gobierno de Colombia debe meter el dinero público en eso, en esas regiones, no en donde ha sido lo tradicional de la inversión pública colombiana, sino acoger la inclusión territorial de Colombia. Por otra parte, estos países tienen la capacidad económica de comprarnos lo que ahí se produzca.
Ucrania, con la guerra estamos perdiendo un tiempo vital en la lucha para superar la crisis climática
Nosotros podemos ayudar a Ucrania, pero no con armas; no atizando una guerra entre hermanos ¡Bastante guerra entre hermanos hemos hecho nosotros, como para meternos en otra similar! No, podemos ayudar en lo que hemos aprendido, de la paz. Por ejemplo, en desminar el territorio; por ejemplo, en propiciar los diálogos que permitan salir de la guerra.
Lo que dijimos ayer es, básicamente, que estamos perdiendo el tiempo, matándonos entre nosotros, un tiempo que es vital, porque es el tiempo necesario para superar la crisis climática y poder mantener la vida en el planeta. Es un tiempo que puede pasar, y lo estamos desperdiciando, y eso implica un pacto nuevo en la humanidad.
Primero: salir de las guerras. Nosotros perdemos el tiempo en las guerras, y perdemos la vida en ese empeño. Segundo, hay que transformar las Naciones Unidas. No es posible que hoy la inmensa mayoría de la humanidad voten contra la guerra y haya poder de veto de quienes tienen las armas. Eso no se llama democracia.
Tiene que construirse una democracia global, si de verdad queremos mantener la humanidad en este planeta, que está en un tiempo crítico. Es lo que dijimos.
Eso significa que los votos deben valer más que el veto; y eso significa que superar las guerras nos lleva a un pacto en donde el sur tiene algo que decir, y es que tiene la inmensa capacidad de ofrecer las energías limpias que la economía de hoy necesita para que no se destruya la vida en el planeta.
Demisión de la ministra de Deporte
Allá alguien cometió un error. Desde el año pasado ella me lo contó; sabíamos de antemano que eso le iba a costar el ministerio. No fue un error de ella, pero el funcionario que cometió el error -que fue no hacer el traslado del dinero que estaba listo- pues originó el que no haya Juegos Panamericanos en Colombia. Pero debo decir que la burocracia que dirige eso en América Latina, espera dinero y es una competencia por dinero.
No es propiamente el mundo deportivo lo que se construye allí. Había que trasladar cerca de 50 millones de dólares y había que invertir cerca de 800 millones de dólares para que una burocracia del deporte, que gana mucho dinero, se pueda localizar en nuestras ciudades costeñas; y ellos se burlaron de nosotros. Porque el acuerdo con la ministra saliente que hicieron fue que hasta el 30 de enero había plazo para hacer esos pagos que nos cuestan, que es plata de todo el pueblo colombiano; y ellos, por lo menos quince días antes de cumplirse esa fecha, suspendieron a Barranquilla como sede de los Juegos. Es una burla colombiana, y es una burla por dinero.
Entonces la responsabilidad no es exclusiva de un funcionario del Ministerio de Deporte, como tampoco de los funcionarios del gobierno anterior, que también olvidaron hacer una serie de pasos que había que dar; sino que hay una burla sobre Colombia, y la burla tiene que ver con cuestiones de dinero. Yo levanto mi voto en protesta a eso.
Venezuela
Nos pronunciamos hace años sobre la situación en Venezuela. Yo le pedí al presidente Chávez en vida que reingresara al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Del Sistema Interamericano de Derechos Humanos se burlan muchos.
Entre más poderosa la justicia, más paz tenemos
Entonces, hay muchos enemigos del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Lo hemos visto. No solo están fuera de nuestras fronteras, lo están también adentro. La posición mía, desde hace muchos años -décadas, porque además yo estoy vivo es por ellos- es la defensa de Un Sistema Interamericano de Derechos Humanos y de justicia que, ante las falencias de las justicias nacionales o su politización -que está llevando a la cárcel a mucha gente y que puede llevarnos a unos niveles de violencia muy grandes- que actúe en forma complementaria, que actúe acabando la impunidad en los delitos más graves que un pueblo puede sufrir.
Eso no solo a escala americana, sino a escala mundial. Nosotros somos auspiciadores de lo que se llamó en su momento el Estatuto de Roma, que hoy es la Corte Penal Internacional, y yo creo que deben actuar y deben tener toda la fortaleza que los gobiernos debemos brindarles y que salirnos de ahí, como proponen países y como propone nuestra oposición, es condenar al mundo a la barbarie, al genocidio, a arrojarles bombas a los niños -quizás se acostumbraron demasiado a eso-. Este gobierno ha suspendido completamente ese tipo de actividad. Las armas de la nación están en función del pueblo, de la Nación, y no en contra de él. Y en esa medida no les gusta que nosotros apoyemos sistemas de justicia poderosos. Entre más poderosa la justicia, más paz tenemos.
Clan del Golfo y violencias en Antioquia
En Antioquia hay un crecimiento del Clan del Golfo. Hay otros actores de la violencia, indudablemente. El Clan del Golfo no está en ninguna negociación con el gobierno, y prácticamente su actividad se ha centrado en las economías ilícitas que nosotros estamos golpeando.
En la medida en que destruyamos la economía del oro ilícito, protegiendo al pequeño minero -se les olvidó a los gobiernos proteger al pequeño minero y se creció una economía de la violencia a partir del oro-, y golpeemos la economía de la cocaína como lo estamos haciendo -son decenas de toneladas incautadas en los últimos días- en esa misma medida, estos grupos van a accionar contra el Gobierno y contra la población. Es el efecto de una eficacia en la lucha contra la economía ilícita por parte del Gobierno, y nosotros vamos a responder. Si no son capaces de desmantelar sus grupos como hemos solicitado, simplemente serán destruidos por el Estado.
La mayoría de Colombia hoy vota por la paz y vota por la justicia social
Yo respeto a la población que se reivindica de derechas; es una parte importante del país. No comparto sus opiniones. No se puede estar en contra de la paz. Colombia tiene que salir de la violencia. Y en Colombia tiene que haber más justicia social, más equidad. Si no, no vamos a ser una gran Nación. Pero una cosa es la derecha republicana que acepta su propia derrota -como nosotros hemos aceptado sus triunfos cuando los ha habido- y otra cosa es quienes quieren destruir la Constitución del 91, y quieren es que el voto popular que hubo -y que nos dio la victoria y nos llevó a la Presidencia- se elimine de la historia del país, a través de una ruptura institucional. Ellos tienen sus voceros periodísticos, tienen sus medios, tienen una parte de la población indudablemente que los apoyan, pero no son la mayoría. La mayoría de Colombia hoy vota por la paz y vota por la justicia social.
Supuestas presiones para la elección de fiscal
Nosotros no hemos hecho sino cumplir la constitución. La constitución le otorga el derecho al Presidente de presentar una terna. El principio ético de la Constitución le dice al Presidente -cualquiera que sea- que las personas que ternan no deben estar vinculadas al crimen, porque si no, se acaba el país; es la mejor forma de incendiar con violencia a Colombia, que los órganos que investigan estén en manos del crimen.
Hemos presentado, por tanto, una terna de personas muy decentes, mujeres con experiencia. Ese es nuestro derecho constitucional y hay una obligación de la Corte de escoger dentro de esas personas. Eso nos llama presión; esa es la orden de la constitución. La presión viene de la constitución y en esa medida respetamos la Constitución de Colombia, en los pasos que nos ordena.
(Fin/pvc)